Usted está aquí: miércoles 29 de junio de 2005 Estados El panista: de puntero en encuestas al declive

Bravatas, el robo de pelotas y las mentadas de madre al priísmo obraron en su contra

El panista: de puntero en encuestas al declive

ALONSO URRUTIA E ISRAEL DAVILA ENVIADO Y CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Rub�Mendoza Ayala, en cierre de campa�n Ecatepec. Lo acompa�Alberto C�enas Jim�z, Dante Delgado, l�r nacional de Convergencia, y Francisco G�te Chapa, l�r estatal del PAN FOTO Mario A. Nu�L� Foto: Mario A. Nu�L�

Toluca, Mex., 28 de junio. Demasiados flancos abiertos para aspirar a ganar. Rubén Mendoza Ayala, candidato de la alianza PAN-Convergencia, ha tenido en contra, a veces, hasta a sí mismo, con sus dislates y bravatas que lo han sumergido en un tobogán en las preferencias electorales cuando sólo faltan cinco días para la elección de gobernador. No hay encuesta que lo ubique como el triunfador que se presenta para revertir el impacto de esos sondeos en el electorado.

La ausencia de la mayor parte de los presidenciables; el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, que reventó al panismo mexiquense en plena etapa de posicionamiento; la disputa por los manejos financieros entre el comité de campaña, copado por ex priístas, y la dirigencia estatal panista; el vacío de quienes contendieron con él por la candidatura, señaladamente José Luis Durán, quien promovió la anulación de los comicios internos que marcaron de arranque las prácticas de Mendoza Ayala; la desbandada de cuadros en su aliado, Convergencia, las diferencias con el vocero presidencial, Rubén Aguilar...

"Así es Rubén", dice su lema de campaña antes de adjudicarle cualquier cantidad de calificativos que lo hacen el hombre ideal para gobernar; pero con tanto sobresalto, se diría más bien que así también es Rubén.

La visión panista es distinta. Su dirigente estatal, Francisco Gárate, advierte sobre la "elección de Estado" que enfrenta el partido y el desequilibrio mediático en la cobertura. "No somos ingenuos, sabemos que ha habido mayor difusión en los medios de la campaña de Peña Nieto y no precisamente porque sea el más extraordinario de los candidatos."

No omite aludir a las encuestas, que le son adversas y dan cuenta de la pendiente en que se ha metido el candidato desde que comenzó a hacer campaña: "por un lado sólo reflejan el instante del proceso en que fueron levantadas y muestran las contradicciones sistémicas derivadas de las propias preguntas, pues la gente reconoce a Mendoza Ayala su experiencia en la creación de empleos".

Otras visiones del panismo advierten sobre el desplazamiento del partido por el equipo de campaña de Mendoza Ayala copado por priístas: Enrique Gómez Orozco, responsable del comité de financiamiento del candidato y subsecretario de Finanzas de Arturo Montiel (1999-2001); Trinidad Franco, ex lideresa magisterial y operadora de la campaña; Tito Castillo, operador y ex alcalde priísta de Ocoyoacac. Tal desplazamiento, aunado a la inconformidad de quienes contendieron en la elección interna, reveló un panismo dividido. División que viene de lejos, de 2000, cuando casi la mitad de los legisladores dimitieron de la fracción y fueron cobijados por Isidro Pastor, entonces coordinador priísta.

Cosas de la política, junto con el efímero paso de Pastor por la campaña panista, regresaron al partido algunos de los principales legisladores que habían renunciado. Pero Pastor se fue pronto.

A pesar de arrancar como puntero en las preferencias, muy pronto Mendoza Ayala comenzó a declinar. El proceso de desafuero contra López Obrador fue el factor inicial de la caída del panismo. Luego vendrían los dislates del candidato: el bochornoso asunto del robo de las pelotas o las mentadas de madre al priísmo, los plantones a la gente en los mítines, por citar los más recientes.

 
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