Usted está aquí: viernes 24 de junio de 2005 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Pobreza y propaganda política

Vara de medir inadecuada para hogares cada vez más pequeños y viejos

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

EL MIÉRCOLES 22 de junio tuve la ocasión, en el seno de la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, de la cual soy secretario, de percatarme de una abierta contradicción en el seno de la propia Sedeso. La Sedeso ha estado armando una campaña propagandística, que se apoya en tres puntos:

1) LOS ACADEMICOS, dice la Sedeso, refiriéndose a los miembros de su Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, han calculado que la pobreza ha bajado en México, tanto entre 2000 y 2002, como entre 2002 y 2004. Aunque dijeron que ello no ha ocurrido en el medio urbano sino sólo en el rural, el discurso no pone mucha atención en este hecho. La Sedeso ''acepta'' regocijada.

2) LAS CIFRAS de remesas familiares que proporciona el Banco de México (BdeM) están sobrestimadas, ya que incluyen transferencias monetarias de EU que se hacen como pago de bienes y servicios. Las cifras verdaderas son la mitad de los 16 mil millones de dólares calculados por el BdeM. Además, de las remesas que sí son familiares, sólo alrededor de una tercera parte llega a los ''pobres''.

3) POR TANTO, las dos verdaderas causas de la baja de la pobreza son la estabilidad macroeconómica y los programas de la Sedeso, en particular Oportunidades. No es de extrañar, por tanto, que en la ''ceremonia'' en la que se anunció tan importante ''milagro'' estuviesen presentes dos y sólo dos secretarios de Fox: Gil Díaz y Vázquez Mota, los héroes detrás de las causas de la baja en la pobreza.

SIN EMBARGO, ESTE discurso entra en contradicción abierta con lo que ayer se puso en evidencia en el seno de la Comisión de Desarrollo Social, en la que su coordinador nacional, Gómez Hermosillo, confirmó que el siguiente texto de la revisión de la cuenta pública de 2003, elaborado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), es correcto:

"CONFORME A LOS resultados que arrojaron 2,293.2 miles de encuestas aplicadas a igual número de familias, la coordinación nacional determinó que cuatro por ciento, equivalente a 92.5 miles de familias, [que superó la pobreza de capacidades después de 6 años en el programa en el medio rural o semiurbano, y de cuatro años en el urbano] transitaría al esquema Diferenciado de Apoyos, esto es dejaría de percibir apoyos monetarios para alimentación y becas para sus hijos en primaria, pero continuaría recibiendo becas educativas de nivel secundaria y educación media superior [y otros apoyos]. El 95.3 por ciento, esto es, 2,186.0 miles de familias, quedó clasificado en condiciones de pobreza de capacidades y, por tanto, continuaría recibiendo todos los apoyos del programa" (Informe de resultado de la revisión y fiscalización superior de la cuenta pública de 2003, tomo VIII, pp. 457-458).

SI DIVIDIMOS ESTA cifra de 92.5 mil hogares beneficiarios de Oportunidades que superaron la pobreza (de capacidades) entre el total nacional de hogares en 2004, obtenemos 0.35 por ciento, la tercera parte del uno por ciento, lo que de acuerdo con el propio texto de la ASF (que Gómez Hermosillo aceptó como correcto), es el nimio logro que se habría obtenido en toda la operación del programa desde 1997 hasta 2003, es decir, en seis años. En cambio, la baja en la pobreza estimada por el comité (que según Sedeso se explica sobre todo por el propio programa Oportunidades) arroja un descenso de la proporción de hogares en pobreza de capacidades de 5.5 puntos porcentuales entre 2000 y 2004, casi 16 veces más que lo establecido como logro por el propio Oportunidades en un periodo de similar longitud, pero con mucho menor crecimiento económico.

EN POCAS PALABRAS, estamos ante: 1) un desmentido rotundo que la administración del programa Oportunidades da a las afirmaciones del área de planeación de la Sedeso -mientras ésta se basa en una encuesta a 22 mil hogares, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), Oportunidades encuestó 2.29 millones de hogares-; o bien 2) Oportunidades sigue atendiendo hoy a millones de hogares que ya no son pobres y, por tanto, se demuestra que la supuesta eficiencia de focalización del programa es un mito. La Sedeso está obligada a aclarar cuál de las dos afirmaciones anteriores es la correcta (las dos no pueden ser falsas, dada la divergencia de datos). En la reunión de la Comisión de Desarrollo Social mencionada, Gómez Hermosillo no dio ninguna explicación satisfactoria, más allá de señalar las diferencias de métodos de medición de la pobreza y de fuentes de información entre Oportunidades y el comité.

EN LA ENTREGA anterior de Economía Moral (17/06/05) hice notar que, siendo el ingreso por persona en cada hogar la variable única con la que el comité mide la pobreza, el resultado depende (aparte del nivel al que se fije la línea de pobreza que divide los pobres de los no pobres) del ingreso del hogar (numerador) y del número de sus integrantes (denominador).

LA ELECCION DE un indicador para medir la pobreza (sobre todo si es único) supone que se ha verificado que cumpla, al menos, con el requisito de ordenar adecuadamente de mejor a peor situados en una escala de satisfacción de necesidades a cualquier par de hogares. Comparemos un hogar de cuatro adultos con uno de un adulto. La elección del ingreso por persona supone que el costo de satisfacción de necesidades del segundo es igual a la cuarta parte del primero (o que el del primero es cuatro veces mayor que el del segundo). Pero, como se muestra en un artículo que escribí con Alejandro Marín1, el costo de la canasta normativa completa (no sólo alimentos) para cuatro adultos es 2.3 veces el costo de vivir solo y no 4.0 veces. Es decir, el costo por persona va creciendo a medida que los hogares son más pequeños. En el ejemplo, el costo por persona es casi el doble para la persona que vive sola. Esto se debe a que hay un costo fijo (es decir, que no depende del número de miembros del hogar) en la manutención de un hogar.

LA CLASIFICACION BASICA de los costos de manutención de una familia, presentada en mi artículo con Marín, es la de bienes (y servicios) individuales (BI), y bienes familiares (BF), que se subclasifican en bienes familiares fijos -BFF (una mesa de comedor, una estufa, una plancha)-, que no se modifican al cambiar el número de personas en el hogar, y bienes familiares variables (BFV), que sí cambian al cambiar el tamaño del hogar, pero menos que proporcionalmente, como el gas, la electricidad y el tamaño de la vivienda. Hay, pues, costos fijos en algunos rubros, hay economías de escala en otros y, en los BI, hay proporcionalidad entre el mismo grupo de edad y sexo.

CUANDO EN UN país los hogares se están haciendo más pequeños, el costo de la vida por persona está aumentando. En 1996, según la ENIGH, 5.9 por ciento de los hogares eran unipersonales. Para 2004, sólo ocho años después, esta proporción había aumentado a 8.1 por ciento. Los formados por dos personas pasaron de 11.9 por ciento a 13.7. También aumentó la proporción de hogares formados por tres y cuatro personas, mientras disminuyeron todos los tamaños de cinco y más personas, siempre conforme a datos de las ENIGH. En resumen, los hogares de una a cuatro personas aumentaron de 54.6 por ciento, en 1996, a 62.8 por ciento, en 2004, mientras los hogares de cinco y más personas disminuyeron de 45.4 por ciento a 37.3 por ciento. El costo de satisfacción de las necesidades familiares, por tanto, aumentó en dicho periodo, mientras la línea de pobreza por persona usada por el comité se mantenía sin cambio.

ESTA DISMINUCION EN el tamaño de los hogares se observa también en el crecimiento más rápido de los hogares que de sus miembros. Entre 2000 y 2004 el número de hogares aumentó en 10.1 por ciento, mientras el total de miembros que vive en ellos creció sólo en 6.7 por ciento. El costo adicional del mayor crecimiento de los hogares (más viviendas, más equipamiento, etc., por arriba del crecimiento poblacional) no lo refleja la línea de pobreza por persona.

VEAMOS COMO SE manifiesta la disminución del tamaño de los hogares por deciles de ingreso en el medio rural (décimas partes de los hogares, ordenados por su ingreso por persona), único medio donde, como anotamos, bajó la pobreza. Entre 2000 y 2002 hay un desplome en el tamaño medio de los hogares del medio rural, que caen en 4.3 por ciento, pero que en algunos deciles críticos para la determinación de la incidencia de la pobreza caen muchísimo más: incluso alcanzando el 14.6 por ciento en el decil 2. Mostrando las inconsistencias de las ENIGH, entre 2002 y 2004 (en los que se cambió el marco muestral, como lo hizo notar el comité) algunos deciles (1, 2, 5 y 8) recuperan parte de la caída, pero otros, como 3, 4, 6 y 7, vuelven a caer. En el decil 4 estaba el límite de la pobreza de capacidades rural en 2002, y en el 6 la de patrimonio.2

ABORDEMOS AHORA OTRO fenómeno que también descalifica los cálculos del ingreso por persona. Todo mundo sabe, sobre todo quienes somos padres de familia, que el costo de satisfacción de las necesidades de un bebé es menor que el de las de un adulto. En el artículo con Marín presentamos una escala de equivalencia de los bienes individuales, BI, entre adultos varones, adultos mujeres, niños, niñas y bebés de ambos sexos, que reflejan sus diferentes requerimientos, sobre todo los nutricionales, dada la masa corporal promedio de cada grupo. Los coeficientes adultos equivalentes respecto al de un adulto varón que calculamos Marín y yo son: mujer adulta, 0.81; niño, 0.58; niña, 0.54, y bebé (de cualquier sexo), 0.43.

ESTO TAMBIEN ES ignorado por la variable ingreso por persona elegida por el comité, a pesar de que en la bibliografía internacional, que citamos Marín y yo, se reconocen ampliamente tanto las diferencias entre individuos como las economías de escala según el tamaño del hogar, y se han propuesto múltiples métodos para manejarlas. Debo confesar que en mis propias mediciones de pobreza no había incorporado las economías de escala, sino solamente las diferencias en los requerimientos individuales. Después del trabajo de Marín, ya no puedo seguirlo haciendo.

LAS EQUIVALENCIAS POR tipo de individuo pueden usarse para calcular, dejando a un lado de momento las tendencias en el tamaño de los hogares, la evolución de lo que en algún trabajo he llamado la unidad de necesidades. Si bien la población del país crece cada día más despacio, Conapo sostiene que el llamado crecimiento social (que toma en cuenta el saldo neto de la migración internacional) es de 1.1 por ciento anual, similar al de los países desarrollados. Sin embargo, la población del país está envejeciendo. Los menores (bebés y niños y niñas) son cada día una proporción menor de la población del país. El número absoluto de bebés y niños está disminuyendo. Al tomar en cuenta las equivalencias adulto, podemos calcular el número de "adultos equivalentes" del país (cada varón adulto se multiplica por la unidad, mientras los demás grupos se multiplican por los números menores que la unidad que presenté antes). La población equivalente creció, entre 2000 y 2004, en 6.2 por ciento, mientras la población lo hacía sólo en 4.9 por ciento. Por tanto, como es el cambio en la población equivalente el que refleja correctamente la evolución de las necesidades de la población, es ésta, en todo caso, la que debería usarse para el cálculo de la pobreza. Es decir, hablar de ingreso por adulto equivalente y de línea de pobreza por adulto equivalente, como he venido haciendo desde 1993 en mis mediciones sobre la pobreza en México, y no de ingreso por persona.

LA PROPAGANDA, COMO se ve, hace agua. La desmienten internamente y no resiste el análisis.

1Julio Boltvinik y Alejandro Marín, "La canasta normativa de satisfactores esenciales de la Coplamar. Génesis y desarrollos recientes", Comercio Exterior, vol. 52, núm. 5, mayo de 2003, pp. 473-484.

2 Algunos de estos cálculos son preliminares, dado que en la base de datos de la ENIGH 2004 parece haber un problema. El 2.5 por ciento de los hogares tienen cero miembros y cero ingresos, lo que debe ser un error.

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