Usted está aquí: lunes 20 de junio de 2005 Deportes Apareció la Chiquitibum en Alemania para infundir ánimo a los mexicanos

Antes del partido las esperanzas estaban por los suelos ante el temor de una goliza

Apareció la Chiquitibum en Alemania para infundir ánimo a los mexicanos

Fue la noche más larga en el país europeo, con un clima cálido, y estuvo del lado de los mexicanos

ALIA LIRA HARTMANN CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Antes del partido seguidores mexicanos y brasile�se unieron para aclamar a sus equipos FOTO Ap Foto: Ap

Hannover. 19 de junio. Los 60 mil espectadores que abarrotaron el estadio Niedersachsen, de Hannover para presenciar el partido México contra Brasil estaban divididos, ni mayoría tricolor, ni verdeamarelha.

Los mexicanos llegaron con matracas y trompetas, los brasileños con tambores bailando al ritmo de samba.

Al inicio del partido los aficionados del Tri comentaban conformarse con no sufrir una goliza por parte del mejor equipo de futbol del mundo. Las esperanzas estaban por los suelos, más no el entusiasmo.

La ola ondeaba sin cesar y un coro de miles de gargantas mexicanas coreaban una y otra vez "sí se puede, sí se puede" "México, México, México..." y por supuesto la típica porra con todo y la Chiquitibum versión mexicano-alemana.

Una atractiva señorita dejaba lucir sus frontales encantos ataviados por dos simpáticos sombreritos de charro. El clima se prestaba.

La noche más larga del año en Alemania, con un cálido clima de alrededor de 24 grados, un lujo que no va más allá de una docena de noches al año, estuvo esta vez del lado de los mexicanos.

El primer gol por la vía penal de Borgetti abrió las esperanzas, aunque sólo fuera por algunos segundos, porque sería anulado. El segundo intento también fue invalidado y el colmo de todos los colmos; el tercer intento se falló. Nada, la frente en alto.

Al término del primer tiempo ya los aficionados mexicanos se alzaban, como se levantaba su equipo. Indescriptible el ondear de banderas y el mar de sombreros mexicanos y zacatecanos en el estadio de Hannover al caer el gol de México.

Después de la anotación se hizo el silencio. La ola no volvió a aparecer, el público mexicano concentrado; "podemos ganar", se escuchaba por uno y otro lado.

La defensa tricolor resistía los duros embates brasileños y los mexicanos ya no tenían uñas que comerse. Los últimos cuatro minutos del tiempo de compensación que fijó el árbitro italiano se hicieron eternos.

El silbatazo que marcaba el final del partido con la victoria para México 1-0 sobre la verdeamarelha provocó una especie de colapso colectivo expresado con gritos de "ganamos, ganamos, le ganamos a Brasil, cabrones, y en Alemania".

La salida del estadio no podía haber sido más caótica. Cientos de autos ondeaban también banderas mexicanas y a los ordenados alemanes y visitantes para observar el partido no les quedó de otra más que aguantar o unirse a la euforia tricolor.

 
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