En casos particulares hoy se paga a 5 maestros lo que un docente ganaba hace 20 años
Docentes de la UNAM han perdido 54.8% de su poder adquisitivo en dos décadas
Profesores admiten que en ese gremio existen instructores de primera, segunda y tercera
Víctimas de una política de desplome del gasto educativo impuesta por los gobiernos neoliberales, los salarios tabulares del personal académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han tenido una caída en su poder adquisitivo de 54.8 por ciento en los pasados 20 años, por lo que apenas alcanzan la mitad de su capacidad de compra que tenían en 1980.
De acuerdo con el estudio Los salarios del personal académico de la UNAM, coordinado por Luis Lozano, del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía (FE), los profesores universitarios en general han sido drásticamente afectados en su nivel de ingresos, aunque hay casos que son "especialmente graves".
Uno de ellos es el de los profesores de asignatura en sus dos categorías, A y B. La investigación revela que con el monto que la universidad pagaba a un maestro de asignatura en 1982 "hoy paga cinco", de tal forma que se necesitaría incrementar su sueldo cinco veces para alcanzar el poder adquisitivo que tenían hace dos décadas.
Aunado a este desplome salarial, las más bajas remuneraciones, en la mayoría de los casos ligadas a profesores de asignatura interinos, cuyo ingreso depende del número de horas frente a grupo, han generado una serie de efectos negativos, como el fenómeno del "multichambismo" que afecta nocivamente el trabajo académico.
Para el director general de Personal Académico de la UNAM, Rafael Pérez Pascual, este problema comenzaría a encontrar solución si se contrataran profesores de asignatura "reales". Según su óptica, un profesor de asignatura debe ser aquel profesionista en ejercicio, cuyas materias tienen que estar ligadas a la práctica de su trabajo y "tenga pocas horas de clase". Sin embargo, señala, es un conflicto que obedece, entre otros factores, a las "presiones del desempleo y a que los presupuestos de la universidad no nos alcanzan".
La profesora de asignatura B de la FE Ana Alicia Peña tiene un salario de 2 mil pesos al mes, más un bono de productividad de 800 pesos. Explica que aunque quisiera, en su calidad de interina, "no puedo dar más de 10 horas de clase", por lo que tampoco puede aumentar su ingreso.
De tal forma que en sus 12 años como maestra de asignatura se ha tenido que especializar también en la carrera de buscar otros empleos, pero siempre con la convicción de trabajar en una institución educativa de carácter público.
"Un tiempo me tuve que ir a Morelos. Trabajaba de lunes a jueves en la FE y viernes y sábado cubría 20 horas en la Universidad Pedagógica de ese estado. Allá me pagaban 3 mil 500 al mes y así duré cuatro años. Luego busqué en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. Ahí fue un golpe de suerte, porque entré a una plaza de tiempo completo por dos años, la cual acaba de terminar."
Indica que esta situación es la historia de cientos de profesores que "andan en dos o tres universidades dando clase, lo cual implica un desgaste tanto intelectual como físico". De hecho, en no pocos ámbitos educativos se habla ya de un "modelo de trabajo precario para la actividad docente".
La académica María de la Luz Arriaga, quien también es integrante de la Coalición Trinacional en Defensa de la Educación Pública, expresa que las características de ese modelo son, entre otras, la inestabilidad en el empleo, el pago por hora-clase, el abaratamiento de la fuerza de trabajo, el deterioro del salario y el incremento de las cargas académicas.
Por otro lado, y en el contexto de una política de apertura del abanico salarial, en medio de un grave deterioro del ingreso, el académico Luis Lozano advierte sobre una profundización en la diferencia de los salarios entre profesores e investigadores, a partir de la jerarquía de sus plazas y los apoyos adicionales, como los programas de estímulo a la productividad y formación académicas.
En este sentido, expresa que hay profesores "que ganan 80 mil pesos al mes, por distintos programas, proyectos, cátedras exclusivas y el nivel del Sistema Nacional de Investigadores, hasta los que reciben 400 pesos mensuales, que son los ayudantes y muchos de los de asignatura con un grupo".
El punto cuestionable de lo anterior, aclara, es que no necesariamente los que tienen mayores estímulos e ingresos son los de más alto nivel académico, pues también hay profesores de asignatura muy buenos "que no tienen acceso a esos programas" de apoyo a la investigación y a la superación académica. Por otro lado, explica, los programas de estímulo han contribuido a incrementar "la cantidad, pero no la calidad del trabajo" en busca de "acumular puntos que permitan tener el máximo nivel de ingresos".
Dicha "polarización salarial", opina la profesora Ana Alicia Peña, ha generado "un rompimiento de los lazos entre los académicos" y, por tanto, ha intensificado "la división. Podría decirse que hay profesores de primera, segunda y tercera clase".
De acuerdo con información del Sindicato de Trabajadores de la institución (STUNAM), el ayudante de profesor e investigador de asignatura del nivel A obtiene 145.40 pesos por hora-semana-mes, y el nivel B, 162.60 pesos. No muy lejos se encuentra el ingreso del profesor ordinario de asignatura. El nivel A gana 193.20 pesos por hora-semana-mes, y el B, 220.10 pesos.
En tanto, los profesores investigadores ordinarios de carrera de tiempo completo asociado A tienen un salario de 7 mil 606 pesos; el asociado B, de 8 mil 528 pesos; el asociado C, de 9 mil 554. Y el ingreso de los titulares del nivel A es de 11 mil 46 pesos, del nivel B asciende a 13 mil 74 pesos y del nivel C alcanza 15 mil 326 pesos.
El estudio del CAM establece que el caso de los profesores asociados categoría A es similar a los de asignatura. Para enero de 2004 la pérdida del poder adquisitivo de su salario fue de 54.83 por ciento en dos décadas. Con lo que la universidad pagaba a un académico de este nivel hace más de dos décadas, hoy costea cuatro salarios.
Es decir, "para que a los profesores asociados se les resarciera su poder de compra perdido en los pasados 20 años, se requeriría un salario mensual de 11 mil 774 pesos en lugar de los 7 mil 606 que perciben", puntualiza.
De acuerdo con la investigación, "los profesores titulares son los de más alto nivel en la universidad, los de menor número y los que relativamente menos deterioro salarial han padecido en los pasados 20 años".
Sin embargo, apunta, también han sido afectados, pues su salario perdió 54.51 por ciento en su poder adquisitivo de febrero de 1980 al primero de enero de 2004, y con lo que la UNAM erogaba en febrero de 1980 para pagar un salario de esta categoría, hoy solventa el ingreso de dos profesores.
Graciela Casas, profesora de tiempo completo de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), recuerda que todavía hace 20 años, "con una categoría menor a la que ahora tengo, con menos antigüedad, menos horas de trabajo y un menor salario, pude comprar mediante un crédito de la UNAM, por conducto del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), un coche y una casa sin tener que ir al banco. Los pagos de la casa eran de 3 mil pesos de antes, mismos que todavía aparecen en mi cheque, pero ahora, en lugar de 3 mil pesos son tres pesos".
Los tiempos son muy distintos. Actualmente, lamenta, el salario ha perdido tanto que "tuve que pedir un préstamo rojo del ISSSTE, pero no para comprar nada sino para nivelar mis gastos familiares".
Con 28 años de antigüedad en la UNAM, indica que hoy no queda otra más que ajustarse, vivir al día y complementar el ingreso con otras actividades.