MEXICO SA
La "gran cruzada" para que la economía logre crecer
El Presidente insiste en que todo marcha bien
EL INQUILINO DE LOS Pinos ya cumplió la mitad de la amenaza y se espera que el próximo lunes concluya el 50 por ciento restante de sus "jornadas por la inversión y el trabajo", dedicadas -según dijo- "para apoyar a los trabajadores, a las trabajadoras, a los emprendedores, en fin todo lo que tiene que ver con el ingreso de una familia".
ES DE SUPONER QUE el presidente Fox detallará las razones por la cuales la política económica que defiende a capa y espada -la misma que ejecutaron los tres sexenios priístas que le precedieron, aunque él ahora la llame "nueva época del desarrollo estabilizador"- ha procurado que la diferencia entre el ingreso de las familias más pobres y las más ricas sea de apenas 2 mil 750 por ciento, en el mejor de los casos.
DICHAS "JORNADAS" (DOS semanas de discursos con "ideas-fuerza", un concepto cortesía de monseñor Abascal antes de sentarse en Bucareli, por la gracia de Dios) representan "una gran cruzada para que esto crezca" (se supone que la economía), porque "trabajando juntos vamos a lograr eso, más oportunidades, más empleos, más ocupación productiva, más changarros, más pequeños negocios, más acceso a financiamiento y crédito".
TOMADURAS DE PELO aparte, algunos afirman que el potencial económico mexicano es tal, que fácilmente puede registrar tasas anuales de crecimiento de 7 por ciento; otros consideran que el producto interno bruto puede avanzar 5 por ciento de manera sostenida; algunos más refutan las versiones anteriores y dicen que la proporción correcta es de 4 por ciento, y así por el estilo.
LA REALIDAD, SIN embargo, es que ninguna de las proyecciones económicas, sean éstas gubernamentales, empresariales, bancarias, de organismos multilaterales o de instituciones académicas, se han cumplido. Cálculos van, estimaciones vienen y a lo largo de los pasados cuatro años -salvo en uno- nadie ha dado en el clavo. De hecho, todas las bolas de cristal han resultado sobradamente holgadas con respecto a los resultados reales.
EL INQUILINO DE Los Pinos supone que la política económica por él practicada y defendida -como en su momento lo hicieron las tres últimas administraciones priístas- no sólo es la correcta, sino la única que permitirá a los mexicanos alcanzar niveles de bienestar nunca antes vistos; los especialistas del Banco de México consideran que no es para tanto, porque hay deficiencias y deben corregirse con urgencia; los empresarios de gruesa chequera y derecho de picaporte, los mismos que durante años se han beneficiado a manos llenas de dicha política, aseguran que no existe mejor fórmula para salir del hoyo que ellos mismos y sus poderosas empresas; la banca extranjera que opera en el país asume que sólo el esquema globalizado permitirá hacer de ésta una nación con futuro venturoso; algunos más dicen que la solución es el mercado interno con inversión doméstica; otros que el externo con capital extranjero.
EN LOS HECHOS, a lo largo de las dos décadas pasadas cualquier cantidad de teorías, "axiomas", recetas, pócimas, ungüentos, manuales, recomendaciones, sueños, clarividencias, apuestas, peticiones a la madre Tonatzin y demás maravillas de la ciencia económica moderna han sido puestas en práctica por los distintos gobiernos, y ninguna ha logrado lo originalmente prometido, es decir, crecimiento, desarrollo, bienestar, futuro.
LA MEXICANA OCUPA hoy, de acuerdo con la endeble versión oficial, la novena posición en el ranking económico internacional, aunque la realidad ya la tumbó hasta el escalón número 14. Entre las múltiples joyas que contiene ese "tesoro" mexicano se cuentan, según el discurso presidencial y en un humilde inventario, inflación y tasas de interés a la baja, abultadas reservas internacionales, deuda pública externa descendente, país de libre economía, el mayor número de acuerdos de libre comercio, la movilización del ahorro interno, el ahorro público y el ahorro privado para la inversión productiva, logros nunca antes registrados por aquí, allá y acullá.
EL BALANCE -ASI sea virtual- resulta maravilloso, espléndido, envidiable, pero de poco sirve mientras el crecimiento económico se mantenga ausente, y de nada si no se erradica la política de simulación (éxitos alcanzados, promesas cumplidas, logros inobjetables, datos duros, nunca mejor que ahora, cifras récord y demás muletillas de la retórica oficial) que tanto agrada al presidente Fox y su gabinetazo, aunque el país se mantenga estancado.
EL PROBLEMA CENTRAL del país es encontrar la ruta que conduzca no sólo al crecimiento económico sostenido, sino, especialmente, al desarrollo, y en este sentido nunca toparemos con ella mientras los encargados no trasciendan la retórica utilizada ni el recetario aplicado durante tantos años -"cambio" incluido-, porque la economía se mantendrá en el hoyo.
DICE EL INQUILINO DE Los Pinos que México "sabe bien que una lucha en favor de la estabilidad económica se inicia con una férrea y estricta disciplina fiscal, la única manera de tener un crecimiento sano". El problema es que en los pasados cuatro años el "crecimiento" ha sido de 1.5 por ciento, con todo y "férrea disciplina fiscal". Y después se queja.
Las rebanadas del pastel:
AQUELLOS QUE NO lo sabían, favor de tomar nota: "una de las responsabilidades fundamentales que tenemos en esta administración del presidente Fox es permitir que cada mexicano, además de educarse hasta el nivel de posgrado en las universidades partiendo del prescolar, tenga oportunidad de encontrar un empleo; es la manera de darle el rostro humano a la economía. Nos interesan ciertamente los pesos y centavos, el valor del producto interno bruto, pero mucho más es el objetivo central y fundamental de la política económica, generar oportunidades de trabajo para todos los mexicanos". Si lo anterior fuera poco, sigan la línea: "...de manera que cualquiera de ustedes, señoras y señores empresarios, empresarios en potencia (...) basta con acudir a las delegaciones de la Secretaría de Economía que tenemos en toda la República..." (Fernando Canales Clariond, el siempre obsequioso y certero titular de dicha cartera, según dice).