Rumores de que Vaca Diez se apresta a tomar el poder apoyado por conservadores
Evo Morales llama a impedir la sesión legislativa fuera de La Paz
Indígenas afines al MAS toman siete campos de las petroleras Repsol y BP en Santa Cruz
Encabeza la COB una asamblea popular para enfrentar "el vacío de poder" imperante en Bolivia
Ampliar la imagen Ind�nas recogen hojas de coca luego de un ritual en La Paz para orar por la tranquilidad en Bolivia, afectada por una crisis pol�ca que ha llevado a la renuncia del presidente Carlos Mesa FOTO Reuters
La Paz, 8 de junio. Alrededor de 100 de los 157 senadores y diputados bolivianos se encontraban hoy en Sucre, donde este jueves sesionará el Congreso para pronunciarse sobre la renuncia del presidente Carlos Mesa, quien llamó a convocar elecciones anticipadas pues, insistió, el país está al "borde de la guerra civil".
Cuando corren rumores de que el presidente del Senado y primero en la línea constitucional, el hacendado derechista Hormando Vaca Diez, buscaría quedarse en el poder, el líder opositor Evo Morales pidió a los campesinos que impidan la sesión del Legislativo fuera de La Paz, sede del gobierno.
A su vez, sectores civiles y sindicales de esa ciudad y de El Alto se organizaron en una asamblea popular para contrarrestar "el poder paralelo de las trasnacionales, de la embajada estadunidense y de la oligarquía", mientras grupos de campesinos ocuparon siete campos petroleros del país, que tiene la mayor reserva de gas en Sudamérica luego de Venezuela.
La tensión se ahondó luego que un grupo de indígenas afines a Morales tomó siete campos de las petroleras Repsol (España) y British Petroleum (BP, Gran Bretaña) en el departamento de Santa Cruz. Esta toma se sumó al cierre de válvulas en la estación de Sisa Sica, en el límite de Bolivia y Chile, que cortó las exportaciones de crudo por el puerto de Arica.
La nueva jornada de protestas de la llamada "segunda guerra del gas" se caracterizó este miércoles por amenazas de enfrentamientos en algunas carreteras que permanecen bloqueadas, y por una tensa calma en La Paz, cuyo alcalde, Juan del Granado, anunció el inicio de una huelga de hambre para reclamar por la "situación de colapso".
Un millón de paceños enfrenta severo desabasto de combustibles, alimentos y gas licuado, a raíz de los bloqueos, y la salud pública también ha entrado en situación de emergencia, advirtió la Cruz Roja.
El alcalde pidió además que si el Congreso acepta la dimisión de Mesa, los líderes del Senado y Diputados renuncien a asumir el poder y lo dejen en manos del tercero en la línea de sucesión presidencial, el presidente de la Suprema Corte, Eduardo Rodríguez, único que puede convocar a elecciones anticipadas.
En tanto, el pequeño aeropuerto de Surapata era el sitio de mayor tensión en Sucre, con 400 mil habitantes, la víspera de la sesión legislativa. El aeródromo, que recibió un avión comercial y avionetas privadas con legisladores y operadores políticos, ha sido militarizado.
Existe incertidumbre sobre si el presidente del Senado, Vaca Diez, apoyado por los poderosos empresarios del departamento de Santa Cruz y rechazado por los movimientos sociales, decidirá asumir el mando hasta 2007.
Ante esta situación, el líder cocalero Evo Morales dijo que los cortes de carretera alrededor de Sucre se endurecerán para evitar "la presidencia de Hormando Vaca Diez, que es parte de la mafia política no sólo de Bolivia, sino de Latinoamérica".
A su vez, el líder de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Román Loayza, aseguró que 2 mil campesinos quechuas se trasladan a la capital constitucional del país, ubicada a 320 kilómetros de La Paz.
Hasta el renunciante Mesa advirtió anoche, ante la posibilidad de que Vaca Diez se convierta en presidente, que esto podría conducir a una "guerra civil".
También la Conferencia Episcopal de Bolivia dijo esta noche en un comunicado que la mayoría de los sectores quiere elecciones generales anticipadas para encontrar "un nuevo equilibrio que exprese la voluntad soberana de los ciudadanos y facilite la gobernabilidad del país".
Aunque el segundo en la línea constitucional, el presidente de los Diputados, Mario Cossío, acepta dar un paso al costado, Vaca Diez parece contar con el apoyo no sólo de los empresarios, sino de la mayoría de conservadores, liberales, socialdemócratas y populistas del Congreso, para asumir la presidencia.
Se trata de las mismas formaciones que en el pasado reciente apoyaron, en heterogéneas coaliciones, al presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado en octubre de 2003 en la llamada "primera guerra del gas".
Los opositores de Vaca Diez, entre ellos el Movimiento al Socialismo (MAS), de Morales y eventualmente una bancada de disidentes de otras fuerzas que respaldaron a Mesa, apenas consiguen reunir un tercio de los 157 miembros del Congreso.
Acusado por organizaciones sociales indígenas de haber desestabilizado al gobierno de Mesa, Vaca Diez "significa el retorno de un estilo de hacer política con base en prácticas autoritarias, prebendas y corrupción", dijo el sociólogo Alvaro García, quien vislumbra que encabezaría un régimen que apelaría al ejército para restablecer el orden.
Al tiempo que llamó a los miles de manifestantes que hace tres semanas sitian La Paz en demanda de la estatización de hidrocarburos y la instalación de una Asamblea Constituyente, a deponer su protesta, Vaca Diez advirtió que "los radicalismos de la izquierda conducen a gobiernos de derecha y totalitarios".
Frente al vacío de poder, una asamblea popular fue organizada por sectores cívico sindicales de La Paz y El Alto, encabezados por la Central Obrera Boliviana (COB), informó su principal dirigente Jaime Solares.
Tras señalar que "la Constitución ha sido violada", Solares fundamentó la necesidad de aplicar su artículo dos, que dice que "la soberanía reside en el pueblo".
También informó que se podrían formar "comités de abastecimiento", ante la carencia de productos de consumo básicos, y "comités de autodefensa", pues "tengo información de que en cualquier momento se puede dar un golpe de la derecha".
Quispe, por una guerra civil
Frente al riesgo de estallido, el líder de la etnia aymara, Felipe Quispe, de mermada influencia en La Paz, comentó a una radio peruana que una guerra civil sería "mucho mejor" para definir quién manda en el país.
En tanto, el aeropuerto internacional de La Paz estaba prácticamente aislado por los bloqueos, mientras Lan Chile suspendió sus vuelos a Bolivia.
Perú anunció la evacuación de 60 de sus ciudadanos y pidió a la Organización de Estados Americanos estudiar la aplicación de la Carta Democrática, mientras Venezuela negó tener responsabilidad en la crisis boliviana, como acusó ayer Estados Unidos.