Usted está aquí: lunes 30 de mayo de 2005 Mundo El hijo del asesinado premier libanés encabezará la coalición de gobierno

Saad Hariri plantea establecer diálogo con la guerrilla de Hezbollah

El hijo del asesinado premier libanés encabezará la coalición de gobierno

Sugiere que el presidente Emile Lahoud renuncie cuando concluya el proceso electoral

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Saad Hariri saluda a simpatizantes, ayer en Beirut FOTO Reuters

Beirut, 29 de mayo. El hombre que bien puede ser el nuevo primer ministro libanés había dormido sólo siete horas en las anteriores 72 y su voz era monótona, pero cuando mencionó a su padre, quien murió asesinado, llegó al borde de las lágrimas.

Afuera, multitud de votantes lanzaban exclamaciones de apoyo al hijo de Rafiq Hariri, el patriarca político sacrificado el 16 de febrero, y Saad Hariri caminó con paso cansino hacia el balcón para saludarlos. "No puedo creer que esto ocurra; todavía no creo que mi padre no esté aquí", expresó. "Y no me engaño: hoy todos votarán por mi padre."

Es probable que tenga razón. Desde los carteles en las calles, Hariri lanza su mirada severa; debajo se ha sobrepuesto la foto de su hijo, pero es el retrato del padre el que domina la ciudad. "Ma'ak", dice uno de ellos, "estamos contigo". La palabra Hagiga (la verdad) está escrita en miles de muros; es una aspiración de la mayoría de los libaneses, así como del partido Movimiento Futuro, al que pertenece Saad Hariri. La verdad de quién asesinó a Rafiq es lo que los panfletos demandan, y ahora que se reúne un equipo de la ONU para descubrir esa verdad, existen rumores de que hasta el presidente pro sirio, Emile Lahoud, podría enfrentar un juicio político.

Saad Hariri habla inglés mejor que su padre -estudió en Georgetown- y encabezará la coalición más grande en el nuevo parlamento libanés; para apoyar a sus candidatos a legisladores acudieron los ciudadanos a las urnas este domingo, en las primeras elecciones libres en el país en 30 años. Pero cuando habla lo hace con un resabio de indignación por el sacrificio infligido a su familia.

"El Estado policiaco de seguridad en Líbano se ha derrumbado, y con esta elección esperamos que le sea más difícil levantarse", señala. Pero ¿está seguro? ¿El largo brazo que segó la vida de su padre no podría ir también por él?

"Mire", dice. "Me siento seguro. No me preocupo por eso. Mi padre tenía una gran fe en Dios, como todos en mi familia, y para nosotros su pérdida ha sido enorme. Pero no estoy preocupado." Y se encoge de hombros con una mezcla de cansancio y creencia en el destino.

El presidente Lahoud, añade, debe "pensar en su estatus", lo cual suena como una sugerencia de que renuncie una vez que concluya el proceso electoral, aunque Saad Hariri fue mucho menos estricto respecto del otro aliado de Siria, el movimiento guerrillero Hezbollah. "Puede que sea una demanda internacional (su desarme)", declara, "pero no es una demanda libanesa. Nuestra política es estar del lado del Hezbollah e ir al diálogo con él en una mesa libanesa, donde se realicen negociaciones sobre asuntos libaneses. El Hezbollah tiene una base de entre 450 mil y 500 mil personas, y es un partido que existe, que tiene popularidad, y está aquí para quedarse. Tenemos problemas de seguridad en la frontera con Israel y aún tenemos territorios ocupados."

Las demandas de Hariri resultan conocidas: democracia, libertad, reformas administrativas, jueces independientes, un sistema en el cual "políticos y funcionarios de seguridad dejen de interferir con el departamento de justicia. Esta elección es para el cambio y el pueblo quiere cambio. En eso el pueblo está enfrente de los políticos".

Cuando le pregunté lo que piensa del general Michel Aoun, el cristiano ex jefe del estado mayor del ejército que regresó del exilio en Francia creyendo que encabezaría a la oposición, y quien sostuvo que tanto Saad Hariri como el otro líder opositor, Walid Jumblatt, son "peores que Rustum Ghazale" -el ex jefe sirio de la inteligencia militar en Líbano-, Hariri adopta un tono sombrío.

"Ah, el general De Gaulle", dice en voz baja. "El general Aoun tiene buenas intenciones para la nación. Su programa político no nos causa problemas... pero él tiene diferencias con nuestros aliados (los drusos). Yo no voy a hacer a un lado a quienes permanecieron conmigo, a quienes fueron suprimidos durante 15 años... ¿Cómo podría decirles a quienes me respaldaron 'gracias, pero ahora tengo un aliado mejor que ustedes'?

¿Y la comparación con Ghazale? "Me parece que el general a veces dice cosas que en realidad no siente... pero si en verdad piensa eso, entonces tiene un problema serio con nosotros. Iba a reunirme con él (cuando volvió del exilio) en la tumba de mi padre. Pero cuando llegó al aeropuerto emitió algunas opiniones desagradables. Dijo que la elección de mi padre 'aceleró' la retirada siria. Aun si eso es lo que cree, no debería decirlo."

La realidad, ni qué decir, es que la reacción pública al asesinato de Hariri fue lo que obligó a la retirada siria, no los exabruptos de Aoun desde el exilio.

¿Y cómo maneja Saad Hariri las concentraciones, las multitudes? "Cada manifestación es impresionante y me afecta emocionalmente. Me cuesta trabajo creer que soy yo quien está allí, y no mi padre... Debo trabajar duro por Beirut y por Líbano en los próximos años porque, si me relajo y me pongo a descansar, el pueblo me castigará. Mi padre siempre trabajó en la política porque era la única forma en que podía ayudar a Líbano."

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.