Salud, educación y agroecología se complementan en proyecto de JBG
En territorio zapatista se educa de acuerdo con la realidad campesina
Roberto Barrios, Chis. 23 de mayo. La junta de buen gobierno (JBG) Nueva semilla que va a producir, que agrupa los municipios rebeldes de la zona norte, expone los trabajos de construcción de la autonomía en las difíciles condiciones que caracterizan a las tierras del pueblo chol y sus alrededores.
"En educación, los pueblos están trabajando. Damos mucha importancia a eso. Cada municipio se organiza para llevarla a cabo. Estamos apenas en el primer paso. Necesitamos mejorar para tener una escuela secundaria. Lo que sí tenemos ya son promotores en toda la zona. Pero muchos enseñan en casas prestadas o en la propia casa del promotor. En algunas comunidades sí hay escuelas construidas", que en todos los casos son llamadas "centros culturales".
Los zapatistas de la zona norte cuentan con casi 300 promotores, formados en cursos aquí en el caracol Que habla para todos. La mayor parte son choles, pero también hay tzeltales y zoques. "En la zona norte se encarga de esto el proyecto Semillita del Sol", dice la JBG, y notifica que actualmente se construye, dentro del caracol, el Centro de Educación Tecnológica Autónoma, cuya misión será "preparar a los jóvenes estudiantes de acuerdo con su realidad campesina en la teoría y la práctica". El proyecto cuenta con el apoyo de las organizaciones Operación Jornada y Foro Internacional Infantil, de Dinamarca.
La junta zapatista, presidida ahora por una elocuente mujer que expone la situación durante una entrevista en común con otros de sus compañeros, señala la paradoja de que en estos días "las escuelas zapatistas son las únicas que trabajan en la zona norte", mientras las del gobierno llevan dos semanas sin funcionar debido al paro magisterial.
Un hombre de la JBG destaca que los maestros zapatistas no cobran sueldo. Algunos son apoyados por sus comunidades, tanto para sus labores en el campo como para su alimentación. En otros casos la conciencia de los pueblos respecto al trabajo de los promotores aún se debate con las necesidades inmediatas de mano de obra familiar en el campo.
La JBG repite el concepto de los tres ejes, escuchado ya en las demás juntas rebeldes: salud, educación y agroecología (en relación con la producción comunitaria). "Para avanzar, cada uno debe estar integrado con los demás. Sin alimentación no hay salud ni educación. Es la batalla que tenemos que dar para integrar esos ejes. No es fácil.
"Otros pueblos de la región están acostumbrados a la educación teórica de la Secretaría de Educación Pública (SEP), mientras que en la autonomía pensamos que para aprender los niños deben trabajar en algo productivo. Hay un cambio de frente a la SEP: aquí, el niño campesino aprende como campesino, se le da teoría pero la aplica en el cuidado del medio ambiente y el trabajo comunitario en el campo."
La parte de la comercialización de productos "está por verse", agrega otro miembro de la junta. "Cuando apenas tenemos para comer, qué vamos a vender. Si algún día producimos excedentes, entonces sí. Ahora, hablar de comercialización es puro buen deseo aquí en la zona norte. Primero está nuestro propio estómago. Hay que trabajar más para pensar en comercio."
Esta JBG agrupa los municipios autónomos Vicente Guerrero (II), El Trabajo, La Montaña, San José en Rebeldía, La Paz, Benito Juárez y Francisco Villa (II). "También los trabajos de salud caminan con dificultad. Hay que empezar evitando la desnutrición, la falta de higiene. Se dan pasos de aprendizaje en la escuela, la casa y la milpa. En toda la zona hay promotores de salud. Toman cursos. En cada municipio se organizan los compas. Tenemos seis clínicas, pero no todas funcionan por completo. Faltan equipo, medicamentos y personal.
"Los promotores trabajan en prevención y primeros auxilios. Pero médicos sólo tenemos en Jolnixtié, San Marcos y Roberto Barrios." Se trata de pasantes de la Universidad Autónoma Metropolitana, dentro del programa Salud y Desarrollo Comunitario (Sadec).
"Falta mucho, pero ya estamos trabajando en esos rubros del trabajo autónomo", agrega la instancia de gobierno rebelde.
"Dentro de los trabajos del campo se trata de recuperar la fertilidad de las parcelas y reforestar los bosques, algunos muy dañados. Muchos campesinos hemos dejado de crecer algunas parcelas para permitir su reforestación. Promovemos métodos de no quema para la milpa y la mejora de suelos sin químicos ni quemas.
"Cuesta trabajo. Está enraizado en las cabezas quemar bosque para criar vacas o sembrar. Hay que cambiar. Algún día lo vamos a lograr. Eso es seguro", confían los gobernantes civiles zapatistas. "La JBG promueve la reforestación y el trabajo técnico para producir con las semillas de la región. Tenemos, pues, los programas de agroecología."
Además "tenemos planes de organizar encuentros de los promotores de salud, educación y agroecología. Si conseguimos ese intercambio, el avance va a ser muy grande. Queremos que los niños se formen en otro modo de ver las cosas. Hay padres y abuelos que ya entendieron, otros no. Debemos ir haciendo la conciencia de todos los compañeros campesinos".
Por último, la JBG denuncia los efectos negativos del Procede en la comunidad de Joljá (en Tila), donde a instancias del gobierno federal ya se están parcelando los terrenos ejidales. Esto provoca nuevas diferencias entre priístas y zapatistas y ahonda la tensión entre la población chol del lugar. Pero también, como en el caso de los proyectos ecoturísticos, el Procede "a la fuerza" lleva a que los ejidatarios superen sus diferencias políticas y se unan para defender el ejido.
De diversas maneras, la autonomía zapatista empieza a ser percibida por muchos indígenas oficialistas (de los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática) como un muro de contención contra el despojo, la corrupción de las estructuras comunitarias, los cobros abusivos por impuesto predial y suministro eléctrico. En la zona norte la dañina política oficial contrainsurgente empieza a morderse la cola.