ASTILLERO
Aritmética judicial
Dineros mexiquenses
Soñar presidencial
Promesas en Hermosillo
EL NUEVO MAQUIAVELO diría: divide y juzgarás. Suprema Corte de Justicia Aritmética que toma decisiones trascendentes a partir de la mayoría simple; recurso válido y (obviamente) legal, pero insatisfactorio e insuficiente, claro reconocimiento de que hoy las instituciones sólo pueden atender y resolver los problemas de una sociedad polarizada en esos mismos términos divididos, confrontados. Seis a cinco podría ser el marcador permanente del diario pugilato nacional, pues así han quedado definidas las dos alas en que se agrupan los ministros árbitros. Ya el presunto fiel de la balanza, Mariano Azuela, decidió en votación pasada ese mismo conteo de seis a cinco para dar al jefe Vicente un enredado y todavía inaplicable triunfo sobre San Lázaro respecto a presupuestos federales. Ahora, de nuevo, el resultado numérico ayuda a la causa foxista, pues declara improcedente la pretensión de la cámara local capitalina de decidir sobre el futuro del gobernante de esa demarcación, el jefe de Gobierno. Seis a cinco significa, diría Perogrullo, una mayoría de votos, pero no necesariamente de razón. Y en una sociedad urgida de fundamentos, de entendimiento, de convicción, en poco ayuda la simple imposición bajo sospecha de mayorías aritméticas en asuntos de justicia.
CINCO A DOS habría quedado ayer el marcador en el Instituto Electoral del Estado de México. La mayoría, encabezada por su presidente supuestamente bromista, estaría dispuesta a dejar el cargo aunque dos ovejas descarriadas no tendrían la misma disposición de emigrar. El enredo, suscitado por pláticas entre consejeros electorales supuestamente dispuestos a negociar sobornos para asignar ciertos contratos, está colocando en peligro el armado de Arturo Montiel para imponer a su sobrino Enrique Peña Nieto como sustituto. Necesitado de dejar a un propio para que le cuide las espaldas, y acicateado porque según eso un triunfo en la entidad le daría relevancia nacional como para ser candidato a Los Pinos, Montiel está tirando el erario por la ventana para favorecer a su pececito que a fuerza de recursos públicos pretende aparecer como delfín.
ES MUY CONOCIDA la capacidad de Montiel para dilapidar el dinero oficial, para corromper (o aplastar) opositores y para deformar el sentido de la voluntad electoral cuando no favorece a sus candidatos (el conocido estilo montielista podría convertir seis votos a favor de un adversario, y cinco a favor de un priísta, en, cuando menos, 10 para el PRI y dos para la oposición). La mejor de sus combinaciones nefastas ha sido puesta ahora al servicio de su heredero Peña Nieto, avanzando éste, según eso, en encuestas de opinión pública, por encima de sus adversarios. El caso del panista Rubén Mendoza Ayala es extraño, pues a pesar de haber arrancado con muchas expectativas de triunfo, espectacularmente apadrinado por Marta Sahagún, parece ahora moverse sin ánimo de victoria ni proyecto político claro, dando la impresión de que las pugnas panistas de elite lo han dejado sin apoyo. Yeidckol Polevnsky, por su parte, luego de remontar el episodio de sus múltiples denominaciones e historias, ha ido avanzando pero llevada de la mano de Andrés Manuel López Obrador, sin fuerza propia ni proyecto mejor que el de la reproducción conurbada de los planes probadamente exitosos en la capital del país.
SIN EMBARGO, las tendencias a favor de los candidatos panista y perredista podrían mejorar si prosperan las acciones pluripartidistas contra los consejeros electorales mexiquenses y contra los gastos excesivos de campaña del sobrino Peña Nieto. Por ello está protestando otro tabasqueño que cree ver un nuevo complot. Roberto Madrazo sospecha que los demás líderes partidistas conspiran contra el PRI, y en especial contra Enrique Peña Nieto, a quien los dirigentes conjurados piden le sea retirado su registro como candidato por haber sobrepasado escandalosamente los topes legales de gastos.
SEIS MAS CINCO darían como resultado millones de felicidades cier-ta-men-te desbordadas, según el ábaco foxista que sigue repartiendo sueños a los mexicanos mediante un tal maratón carretero. Exultante, siguió con su optimismo insultante: "No hagan mucho caso por ahí de lo que se lee y se escucha", dijo ayer el predicador de sí mismo, pues "¡el país está bien!, ¡sus indicadores están bien!, ¡y su gente está mejor que nunca!" (este tecleador considera, a juzgar por los resultados, que el Prozac también está saliendo mejor que nunca). Los mexicanos, pues, según Foxilandia, ya no tendrán dolores de cabeza por asuntos de déficit fiscal, dejarán de andar "con el Jesús en la boca" gracias al gran engaño llamado Seguro Popular, y podrán dormir "tranquilos" (otro que se la ha pasado en plácida condición es Santiago Creel, quien podrá informar en San Lázaro de la manera adormilada en que ha atendido el caso de los homicidios de mujeres en Ciudad Juárez: zzzzzzz).
EN HERMOSILLO NO HUBO respeto para la modorra complacida que invade a una de las partes de la pareja presidencial (la otra componente sigue desatada, con la ambición puesta en las alturas aunque, obligada por las circunstancias, se conformaría con un fuero senatorial que la proteja de tormentas judiciales previsibles). Periodistas sonorenses explicablemente indignados porque uno de sus compañeros fue desaparecido desde 47 días atrás exigieron al Presidente de la República resultados de las indagaciones oficiales, pero el hombre del buen dormir sólo le dio vueltas al asunto y entregó a los periodistas una almohada llena de buenas intenciones y mejores promesas.
Y POR AHORA es todo, mientras sigue el sospechoso suspenso en el caso de Enrique Salinas de Gortari y se prepara el camino de la liberación de su hermano Raúl. ¡Feliz fin de semana!
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