Usted está aquí: miércoles 18 de mayo de 2005 Sociedad y Justicia La presión externa ayudaría a aclarar los feminicidios

Cineasta mexicana

La presión externa ayudaría a aclarar los feminicidios

DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL

Monterrey, NL, 17 de mayo. Detrás de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, está el narcotráfico y el crimen organizado. Esto lo saben las autoridades de los tres niveles de gobierno, "pero el miedo, en unos casos, o las complicidades, en otros", les impide actuar contra los responsables y frenar esas barbaridades, aseguró la cineasta Lourdes Portillo, autora del documental Señorita extraviada, investigación sobre los feminicidios que requirió 18 meses de trabajo.

Portillo consideró que la presión internacional es lo único que puede obligar a las autoridades a tomar acciones enérgicas para terminar con los homicidios de mujeres en la localidad fronteriza, porque entre nosotros los mexicanos "lo que funciona es la vergüenza", y ayudará, en ese sentido, si en el exterior se exhibe al gobierno como incapaz o coludido.

En los hechos, su documental cumple con ese cometido, pues se ha presentado en varias ciudades de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, lo cual, señaló, le costó amenazas de parte del secretario del ex procurador de Chihuahua, José Jesús Chito Solís, quien le advirtió que sabían donde tenía a su familia, ya que ella es originaria de esa entidad, de donde salió a los 13 años para radicar en Estados Unidos.

Agregó que debido a la impunidad que ha prevalecido, este tipo de hechos empiezan a registrarse en otros estados, como Oaxaca, Sinaloa y Veracruz. "O se descompone toda la sociedad mexicana o detienen esta matanza, porque esto no puede seguir así", afirmó la cineasta.

Por ese motivo, Lourdes Portillo dijo sentirse un poco decepcionada de los mexicanos, porque esperaba más de la ciudadanía para exigir que se esclarezcan y castiguen los crímenes.

Expuso que para la investigadora argentina Rita Segato los crímenes en Juárez son una especie de ritual de iniciación entre hombres, que conforman una "hermandad" dentro del crimen organizado, y para poder ingresar a las bandas criminales deben matar a una mujer, después de someterla a múltiples vejaciones.

En Señorita extraviada resulta impactante el testimonio de María, trabajadora de una maquiladora que denunció haber sido ultrajada por policías municipales en las instalaciones de la demarcación, donde se percató de violaciones múltiples y de cómo, a mordidas, mutilaban los senos a sus víctimas.

Los acusados fueron detenidos, pero quedaron en libertad poco después, y María vio a uno de ellos "doblando" como guardia privado en la maquila donde laboraba, lo que para Portillo significa que hay complicidad, porque en esos centros de trabajo, donde las drogas circulan libremente, hay "buscadores" de futuras víctimas.

La cineasta sostuvo un diálogo con representantes de la sociedad civil de Monterrey, al final de la presentación de su filme Señorita extraviada (2001), que la hizo merecedora de los premios Coral, en el Festival de Cine de la Habana; el Especial del Jurado de Sundance, así como un Ariel.

 
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