Usted está aquí: domingo 15 de mayo de 2005 Opinión FUSILERIAS

FUSILERIAS

Alfredo C. Villeda

El Rushdie de un canciller

Ampliar la imagen El autor de Hijos de la medianoche FOTO Ulla Montan

EL CANCILLER Luis Ernesto Derbez se precipita en picada como personaje de Los versos satánicos. El no se da cuenta, por supuesto, porque sólo sabe de Salman Rushdie que escribe libros y que se arrogó el derecho de oponerse en una carta a lo que denominó "asalto político" sufrido por los mexicanos con motivo del desafuero.

"A VER, ¿CUANTOS libros ha escrito Rushdie? ¿Por qué es famoso?", preguntó a los reporteros el canciller que puede no conocer al novelista nacido en Bombay (1947), pero sí aspiraba a dirigir un organismo como la Organización de Estados Americanos (OEA).

DE POCO HABRIA SERVIDO que le aclararan sus dudas. De nada le valdría saber, por ejemplo, que el autor ha escrito, entre relato y ensayo, unos 15 libros. Que pese a la distancia geográfica y cultural, uno de esos títulos es una crónica de su viaje a la Nicaragua sandinista (La sonrisa del Jaguar, 1987). Que toda su obra está traducida al español. Que, dicho esto por la elite de la literatura mundial, está entre los 10 narradores vivos más importantes junto a Milan Kundera, Ismaïl Kadaré y Tahar Ben Jelloun.

DE NADA VALDRIA, PRIMERO, porque si desconoce quién es Rushdie -después de la proyección que tuvo el autor por la fatwa para darle muerte por Los versos satánicos (1989)-, qué va a saber de los escritores antes citados, checo, albanés y marroquí, respectivamente, ninguno involucrado en un caso tan mediáticamente rentable como el de su colega, aunque los dos primeros padecieron persecución.

DE NADA VALDRIA, EN SEGUNDO lugar, porque si su jefe ignora quién es Jorge Luis Borges, él pór qué debería saber quién es el entromedido que, junto a varios invitados al festival del Pen American Center, decidió protestar contra el asedio a que fue sometido el gobernante de la ciudad de México.

EL HECHO ES QUE mientras se termina el sexenio, ya despojado de su ambición por la OEA a manos del halcón hembra Rice, el canciller podría hojear algunos textos de Rushdie. Puede empezar con uno de cuentos, Este Oeste. Quizá no sea pertinente otra recomendación, porque el sueño podría ya haber causado estragos desde el primer relato al canciller, pero alguien puede buscarle las citas que sobre el escritor hace Carlos Fuentes en su ensayo Geografía de la novela.

¿SI SABE QUIÉN es Carlos Fuentes, verdad?

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