A LA MITAD DEL FORO
El Proconsulado
México: la transición al pasado
FRENTE AL KREMLIN pasó el imponente desfile militar con el que los vencedores de La Gran Guerra Patriótica conmemoraron la victoria sobre el nazismo hitleriano. Los aliados de la Segunda Guerra Mundial, presentes. Ahí, donde José Stalin y la gerontocracia que lo sucedió saludaron tantas veces el paso de banderas rojas y proyectiles nucleares de largo alcance, George W. Bush, Tony Blair, Jacques Chirac y Hu Jintao acompañaron a Vladimir Putin en el festejo de la victoria. Ellos y muchos más.
TOTALITARISMO, DESHIELO, archipiélago Gulag, el desfile de ancianos que siguieron a Brezhnev; Gorbachov, el glasnost y la perestroika. Las vías del ferrocarril se abrieron al caer el Muro de Berlín y vino la masiva migración al disolverse la Unión Soviética en la etílica reunión que presidió Yeltsin en Kiev. Un oscuro juzgado de Moscú declaraba ilegal al PCUS. Anticlimático final de la guerra fría. Terminó la política de contención diseñada brillantemente por George F. Kennan. Y desapareció el último imperio del mercantilismo imperialista, el del zar de todas las Rusias.
LLEGARON LOS ASESORES y se instaló el capitalismo salvaje. La desaparición de la Unión Soviética fue "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX (...) y para el pueblo ruso se tradujo en un verdadero drama. Decenas de millones de nuestros compatriotas se quedaron fuera del territorio ruso y, por si fuera poco, la epidemia de la desintegración se expandió al interior de Rusia". Putin advertía del peligro de esa epidemia. De las fuerzas centrífugas y disolventes, mientras se expande y fortalece la Unión Europea. Y lamentos por el poder real de los oligarcas, que se apoderaron de los medios de comunicación, de los enormes depósitos de gas natural y los vastos fundos petroleros.
POR FIN HABLABA PUTIN de los feudos del capitalismo salvaje, de "la miseria generalizada (que) empezó a considerarse algo habitual e inevitable". Nada diría de Boris Yeltsin y las complicidades del poder con las mafias del capital, con los empresarios que brotaron donde no había dueños de ca-pitales privados a quienes vender las riquezas nacionales en la gran subasta de la modernización y de la democracia electoral. Hay pactos que no se rompen si ha de consolidarse la transición. Sean los del "nudo atado y bien atado" del franquismo que se estiró para que el ajuste de cuentas con el pasado no obstruyera el paso al futuro, sean de complicidad aceptada para proteger al que se va y a su familia, como en Rusia. Otra cosa es México y su transición con la vista fija en el pasado y el desánimo de burdas acciones punitivas en fuga hacia adelante y entre brumas de optimismo oligofrénico.
EN RUSIA, PUTIN COMBATE a los insurgentes chechenos y se incorpora a la guerra de Bush contra el terrorismo. La catástrofe geopolítica permitió instalar la democracia electoral y las bases militares de Estados Unidos. George W. Bush es un fundamentalista religioso, cristiano renacido, cruzado como los albigenenses: el reino de Dios en la tierra y el dólar como divisa. Pero Putin todavía puede reprochar el intervencionismo imperial y combatir a sus oligarcas, al tiempo en que dice al antiguo aliado, con el que compartió el festejo por la derrota del nazifascismo, que cada país tiene maneras y raíces propias, que la democracia de Estados Unidos está lejos de ser perfecta.
MAS TIENE EL TOTALITARIO cuando padece la mayor tragedia geopolítica del siglo XX, que el autoritario vecino subdesarrollado del sur cuando llega el sufragio efectivo y se desvanece la "dictadura perfecta". Los dueños del dinero instalaron a sus gerentes con el aval incontrovertible del voto libre, secreto y útil. Carlos Slim y Lorenzo Zambrano hablan del porvenir, de lo real y lo posible una vez fracasado lo deseable. El Macabeo abajeño no tiene quien le escriba. Su amigo George W. Bush ya no responde a sus llamadas. El Proconsulado, tituló elegantemente su obra opositora el maestro de América. Aquejado de vanidad adocenante, Vasconcelos pregonó las miasmas de la proclividad racista y fascistoide. Es-cribía y leía. Era responsable de sus actos, de sus palabras, de sus escritos; el autor no oscilaba entre las prédicas mesiánicas y las proféticas jeremiadas.
VICENTE FOX PADECE el tránsito por la más patética tragicomedia de lo finisecular al milenarismo. Le enseñan los dientes y da marcha atrás. Los del machete, herramienta de trabajo, pararon su proyecto de un nuevo aeropuerto alterno al de la capital. Ante un micrófono, siempre ante un micrófono, diría que le fue muy difícil tomar la decisión de enjuiciar a Andrés Manuel López Obrador. Llegó el desafuero y el silencio se hizo en la sala del juicio. El activismo de López Obrador en campaña organizó una marcha de decenas de miles y Fox dio marcha atrás en cadena nacional. ¿Y ahora? Transmutado en estadista, el hombre que escuchó a un joven estudiante oaxaqueño decirle: "no nos hagamos, señor Presidente...", recuperó los ánimos al ver que The New York Times le devolvía su crédito y elogiaba su discurso, el más importante de su sexenio, dijeron.
RECIBIO EN LOS PINOS a López Obrador y despachó el espinoso conflicto en 10 minutos. En 15 ofreció resolver el conflicto indígena durante su meteórica campaña. Andrés Manuel olvidó la desmesura tropical y se dio por bien servido con la rendición pública incondicional. Nada se diría del desprecio en la casa presidencial, de lo que se dijeron, de cómo callaron su mutua desconfianza, de cómo aceptaron la indeseable -aunque momentánea- cercanía para dejar como chivo expiatorio al adversario común: al PRI, al que ambos ven como enemigo a vencer: partido del poder, casi partido en el poder. El taciturno Fox dio paso al retorno del ranchero combativo que sacó al PRI de Los Pinos. Ahora incendia el fervor de los panistas. El verbomotor recurre a la retórica partidaria y combativa: ¡cualesquiera que fueran los candidatos opositores, serán derrotados por el abanderado del PAN!
DICHO DESDE EL PODER al partido en el poder. Nunca fue el aura de infantilismo democrático tan bien aprovechada, tan mal justificada. El señor Presidente ha-bló en un acto de su partido, ante militantes del PAN; no violó norma, ni abusó del poder para apoyar y predecir a uno de los suyos como vencedor, dijo el vocero. Lampedusa era un modesto so-ñador. Humpty Dumpty no era lenguaraz: las palabras quieren decir lo que yo digo que quieran decir.
SERA POR ESO QUE LA SUPREMA Corte resolvió que el poder de la bolsa es del titular del Ejecutivo y que el Congreso tendrá que aceptar sus observaciones y cambios al gasto público aprobado por la Cámara de Diputados. La soberanía popular está donde lo decidan los de toga y birrete. Se acabó el presidencialismo autoritario de los poderes metaconstitucionales: hoy dispone de una Corte que no sólo interpreta la Constitución, sino que la corrige para que el mandatario de la alternancia goce de facultades expresas y todo lo pueda sin acudir a los metapoderes. El veto es suyo, señor Presidente. Espero que un alma generosa ilustre al Presidente sobre los alcances del veto generosamente concedido por el voto del ministro Azuela, que rompió el empate de cinco a favor y cinco en contra.
CON EL VOTO DE MAYORIA calificada, los representantes de la soberanía popular pueden devolverle lo vetado sin tomarse la molestia de leer y discutir las observaciones. Y no hay segunda vuelta. Pero mal anda el Proconsulado cuando "cada poder se está refugiando en sus facultades constitucionales", lo que "en mucho obedece", dice el diputado Manlio Fabio Beltrones, "a un ejercicio político deficiente entre los responsables de operar la parte política en muchas áreas de la vida nacional". Mal anda Felipa, que pura agua bebe, dicen los campiranos.
EL DEL VETO ASEGURA que su amigo George va a firmar el acuerdo migratorio de la ensoñación tempranera. Pero Washington aprueba la Real ID y el procónsul Garza sentencia en Monterrey que "la reforma migratoria se va a hacer mucho más fácil cuando el público de Estados Unidos sienta que la frontera está segura". Hablo como vecino y amigo, dice el embajador, "no porque me interese criticar a México". Como amigo, diría: "seamos francos los unos con los otros: depender de las remesas de quienes trabajan en Estados Unidos, así como de ingresos extraordinarios por los altos precios del petróleo, no es una política económica." Desde luego que no, señor embajador, pero como sabe el procónsul, los altos precios del crudo van para largo.
AVERGÜENZA QUE NOS enmiende la plana míster Garza. No miente. Pone en su lugar a quienes se ofrecen como mozos de estribo, a quienes le vendieron al empresario Fox la idea de hacerse de toda la enchilada y que el amigo George recibiría a todos los jardineros que enviáramos. Dañino legado del vano Jorge G. Castañeda; penosa la sumisión del dócil canciller Derbez y su incoherente petulancia de curro aldeano. Tras la sonrisa del amigo Bush, las amenazas de los minutemen y del tartajeante terminator Schwarzenegger, brota la frase de Vicente Fox, presidente de México: los migrantes mexicanos "están haciendo trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer allá". Eso nos faltaba.
EL AMARGO EQUIVOCO que exhibe inesperado racismo. Lacra adicional en el vergonzoso y vergonzante cambio que nos convierte en orgullosos exportadores de brazos, de jardineros, de mexicanos dispuestos a hacer trabajos "que ni siquiera los negros quieren". Quede el acuerdo migratorio para las calendas griegas. El mandato tiene plazo fatal. Seis años. Ni un minuto más.
LOS DE A PIE SE DISTRAEN en lo vano. Felipe Calderón ofrece comprar el reloj de Andrés Manuel López Obrador. El rayito de esperanza compara sus lujos con las galas del salinismo. Y un contralor despistado resucita el Pemexgate: multas de 2 mil y pico de millones y 20 años de inhabilitación. Asunto sub judice, hay amparos y no hay sentencia de juez alguno. Pero en el lenguaraz estado de derecha (derecha, sí) impera el efecto mediático.
EN LA ERA DEL ESPECTACULO, los votantes no tienen memoria.