Usted está aquí: domingo 15 de mayo de 2005 Política LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

¿Y la reforma del Distrito Federal?

Entidad sin Constitución

El Edomex, obstáculo

HACE UNOS DIAS una periodista me preguntó si yo creía que se reactivaría la reforma política de la capital, congelada desde 2002. Le contesté que lo veía difícil. Alejandro Encinas, secretario de Gobierno del Distrito Federal, coincidió con diputados y dirigentes locales del PAN en que ya era hora de promover la reforma. Tienen razón, pero no va a ser fácil.

LA REFORMA DE 1996 significó un avance importante, los capitalinos pudimos elegir a nuestro gobernador, Congreso de diputados y jefes delegacionales. Pero quedaron algunos temas pendientes. El Distrito Federal no es un estado soberano como los demás ni una oficina de la Presidencia ni una secretaría de Estado, no tiene Constitución. Y no están bien definidas las relaciones entre poder federal y el local.

LAS ZONAS GRISES son muy amplias y la legislación actual es fuente de problemas, no de soluciones. Las contrahechuras le sirvieron al gobierno federal para atacar a la capital y a su gobierno 14 meses.

LA REFORMA ES URGENTE y está lista. Fue aprobada por todos los partidos y votada por unanimidad en la Asamblea Legislativa del DF, y por una mayoría de 96 por ciento en la Cámara de Diputados. Sin embargo está congelada en el Senado por dos "razones": los intereses de un grupo de políticos del estado de México no admiten la reforma mientras no haya ventajas financieras para la entidad vecina. Además el senador David Jiménez ha llegado a decir que ¡la reforma reforzaría la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador!

¿Y QUE ES LO que falta? Muy poco: 1. Garantizar a los poderes de la Unión que puedan establecerse y funcionar sin dificultad en la capital. 2. Que el Congreso local legisle con plenitud de funciones como todos los de su especie en todo el país. 3. Que se definan los casos y procedimientos para la remoción del jefe de Gobierno, hoy peligrosamente imprecisos. 4. Que se abra la posibilidad de que el Distrito Federal tenga una Constitución. 5. Que los poderes locales tengan plenitud para fijar su deuda y manejar su seguridad pública. 6. Que se perfeccione la estructura política administrativa de las delegaciones.

HAY QUE RECORDAR que el viejo sistema político funcionó con una presidencia monárquica, un partido y el control de la ciudad de México. De este tercer puntal se ha hablado poco; ya es tiempo de que la capital supere la situación de capitis diminutio que impuso el PRI, y que hasta hoy no se ha removido.

Me temo que no vamos a llegar lejos. Mientras Chuayffet y los políticos del estado de México vean la reforma como oportunidad para resolver las angustiosas necesidades financieras de los gobiernos priístas en el estado de México, no habrá consenso. La capital requiere otros interlocutores para completar su emancipación.

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