Usted está aquí: lunes 2 de mayo de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Día del Trabajo: nada que celebrar

Uno de cada dos asalariados, en el umbral de la pobreza

Productividad baja y estancada

DIA DEL TRABAJO EL DE AYER, que los gobiernos latinoamericanos invitan a "celebrar" por los "logros" reportados, convite y lectura que los trabajadores obviamente no comparten.

EL BANCO INTERAMERICANO de Desarrollo (BID) examinó los mercados laborales de la región, y su conclusión no reconforta, porque dichos mercados tienen cada vez mayor dificultad para asignar trabajadores a los puestos laborales, aunque con diferencias entre los países; los salarios han aumentado lentamente y uno de cada dos trabajadores recibe una remuneración que lo coloca en el umbral de pobreza. Esto no se debe tanto al excesivo poder de negociación de los empleadores respecto de los trabajadores, sino a la baja y estancada productividad del trabajo.

ADEMAS, LA REGION PADECE un alto nivel de desigualdad salarial, aunque el mercado laboral -más que crearla- la refleja. Sin embargo, la proporción de desigualdad atribuible a este mercado aumentó durante los años noventa. Las relaciones laborales se caracterizan por conflictos y desconfianzas que pueden entorpecer el crecimiento de la productividad laboral en la región.

MAS DE LA MITAD DE LOS trabajadores no reciben la protección que confiere la legislación laboral y, por lo tanto, muchos de ellos corren el riesgo de perder sus ingresos como consecuencia del desempleo, la enfermedad o la vejez. Más aún, la cobertura disminuyó en los años noventa. Si bien la política laboral debería esforzarse por mejorar la asignación de los recursos y ampliar la cobertura contra riesgos, parece haber un conflicto entre esas dimensiones. Mantener en funcionamiento el mecanismo de asignación y al mismo tiempo ofrecer un seguro adecuado a los trabajadores constituye uno de los principales retos para la política laboral de la región.

EL DESEMPLEO SE HA transformado en un problema significativo en América Latina. A finales de los años noventa la región registraba tasas de desempleo mucho más altas que al principio de la década. Gran parte del aumento de la desocupación se produjo después de 1994 y nuevamente luego de 1998, coincidiendo con periodos de bajo crecimiento económico. Durante los años ochenta y noventa, los periodos de bajo crecimiento económico generalmente trajeron consigo un aumento del desempleo.

EN 2000 LA TASA MEDIA DE desempleo fue superior a 10 por ciento, nivel equivalente a los reportados en la región durante los peores momentos de la crisis de la deuda (1983-1985), a pesar de que la contracción de la actividad económica a fines de los años noventa fue mucho menos pronunciada que en los años ochenta. Esto parece indicar que la tasa de desempleo reacciona mucho más enérgicamente a las fluctuaciones de la actividad económica que en periodos anteriores. Es evidente que el desempleo no es sólo un problema de los países ricos; a principios de esta década, las tasas promedio de desempleo en América Latina eran considerablemente más altas que las de Europa continental y del Este, dos regiones que suelen distinguirse por sus altas tasas de desempleo.

AUNQUE LA TASA REGIONAL de desempleo de América Latina ha aumentado, cada país registró su propia trayectoria y algunos lograron reducir sus tasas de desocupación. Si se comparan las tasas promedio de los años ochenta y noventa se observa que algunos países -sobre todo México y las naciones centroamericanas- registraron indicadores más bajos en los años noventa que en los ochenta. En otras naciones la tasa de desempleo promedio aumentó, aunque en la mayoría de los casos la diferencia fue pequeña. Si se examina la variación anual de la tasa de desempleo en los años noventa, se comprueba que en México, Bolivia y Panamá se redujeron las tasas de desempleo. Por el contrario, los países del Cono Sur -Argentina, Brasil, Chile y Uruguay- registraron en promedio considerables aumentos anuales del desempleo. Lo mismo sucedió en Colombia y Venezuela.

MAS ALLA DE LAS DIFERENCIAS en cuanto a trayectorias, hay grandes y persistentes disparidades en la tasa promedio de desempleo entre un país y otro. Algunos se caracterizan por sus altos niveles de desempleo, mientras otros registran tasas persistentemente bajas. En los años ochenta, de 19 países analizados ocho registraron, en promedio, tasas de desempleo urbano superiores a 10 por ciento y otros seis menores a 6. Con excepción de las tasas de desempleo de los países del Caribe y Panamá -que no pueden compararse directamente con las tasas de los otros países porque se calculan a partir de diferentes metodologías- las discrepancias en las definiciones de desempleo no explican por qué se registraron diferencias tan persistentes en esas tasas. Así, con pocas excepciones, los países que padecieron altas tasas de desempleo en los años ochenta también registraron altas tasas de desempleo en los noventa, lo que indicaría que las diferencias en los niveles de desempleo entre un país y otro se deben a factores estructurales.

EL AUMENTO DEL EMPLEO Y DE las tasas de participación laboral en América Latina es consecuencia del trabajo de la mujer. Si bien en promedio las tasas de participación masculina en la fuerza laboral se mantuvieron constantes, en los años noventa la participación de las mujeres se incrementó a una tasa anual de 0.7 puntos porcentuales. Más aún, al menos en cuatro países las tasas de participación femenina aumentaron como mínimo nueve puntos porcentuales durante la década.

DICHAS TASAS SUPERAN por un amplio margen el aumento de los niveles de participación femenina en la fuerza laboral en otras regiones del mundo durante los años noventa, lo que indicaría que aunque la tasa de participación femenina de la región es todavía baja -sobre todo en Chile, Costa Rica y México- en comparación con los países desarrollados o los de Asia del Este se observa una convergencia hacia los niveles internacionales, lo que sugiere que la participación femenina podría seguir subiendo considerablemente a futuro. Las tasas de participación masculina, en cambio, se sitúan dentro del rango observado en otras regiones del mundo.

Las rebanadas del pastel:

¿CELEBRACION?

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