Usted está aquí: viernes 22 de abril de 2005 Economía ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Doctorarse a los 61 años

Cuento cómo ocurrió esto y la rica experiencia que he vivido

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

"A LA VEJEZ, VIRUELAS", dice el dicho, y hoy, haciéndolo efectivo, a los 61 años de edad presentaré examen para obtener el grado de doctor en ciencias sociales. Detrás de este hecho están algunas de las extrañas reglas de nuestra vida académica. Cuando regresé de Bogotá en 1992, donde residí cuatro años colaborando en el Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza en América Latina y el Caribe, del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), que tenía ahí su sede, me reincorporé a la vida académica.

MI REINCORPORACION A El Colegio de México refleja dos cuestiones: 1) por una parte el hecho que contaba con un currículo académico, paradójicamente formado trabajando en el gobierno federal y en organismos internacionales, lo que demuestra que no sólo en la academia se lleva a cabo investigación en ciencias sociales; y 2) la inteligencia y generosidad de quienes me acogieron en aquel entonces (Fernando Cortés y Orlandina de Oliveira en el Centro de Estudios Sociológicos y Mario Ojeda en la presidencia de la institución). Esto me permitió, a los 48 años de edad, iniciar propiamente una carrera académica formal, aunque con un currículo previo amplio.

PARTE DE ESTA PARADOJA aparente se explica por los tres años (1980-1982) en los que colaboré en Coplamar (Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados, de Presidencia de la República), en la que un amplio equipo de investigación (bajo mi dirección en el área referida a Necesidades Esenciales) llevó a cabo la que probablemente siga siendo la más importante investigación empírica sobre las condiciones de vida de la población nacional. Esta investigación desembocó en la publicación de siete libros1. En esta misma dirección abona lo realizado en el Proyecto Regional del PNUD, donde publicamos 11 libros (uno personal, uno en el que soy coautor con Amartya Sen y Meghnad Desai, y nueve colectivos), todos, al igual que los de Coplamar, con alto rigor técnico. También contaba con numerosos artículos y capítulos de libros, publicados en revistas y editoriales de prestigio.

AL AÑO SIGUIENTE de haberme reincorporado a El Colegio de México, donde fui clasificado en un nivel alto, presenté mi solicitud de admisión al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que me aceptó, pero me clasificó en el nivel I, el más bajo, recomendándome que obtuviera el doctorado (yo contaba con dos maestrías, una en economía y otra en desarrollo económico con especialidad en economía agrícola). Como pensaba hacer carrera académica, acepté estas reglas del juego, aunque no las comparto, ya que se basan en el credencialismo y no en las capacidades probadas.

PARA HACER EL DOCTORADO, me inscribí en un programa de doctorado flexible que no me obligaba a "regresar a la escuelita". Esto ocurrió en 1995. Hice varios esbozos de tesis doctoral, hasta que en 2003 la institución me puso un ultimátum: o terminaba la tesis en un año o me daban de baja. Estas presiones obedecen al criterio mecanicista del Conacyt, que juzga a las instituciones que ofrecen posgrados por su "eficiencia terminal", como si fuesen fábricas de doctores. Volví a obedecer las reglas y, a pesar de ser ya entonces diputado federal por el PRD, y a riesgo de mi salud por las jornadas excesivas de trabajo a que me sometí, terminé el borrador de la tesis el 30 de septiembre de 2004 y la versión final en febrero de este año.

HOY PRESENTARE MI EXAMEN con un formato, para este tipo de eventos, muy original: los sinodales emiten su dictamen y sus preguntas por escrito y anticipado. El tesista (sic) contesta también por escrito. El examen, por tanto, es un complemento de lo previamente realizado por escrito. La semana próxima les podré contar de lo acontecido, tanto en la fase escrita como en la oral. Hoy quiero dedicar el espacio restante a transmitir la experiencia que viví al escribir mi tesis.

A PESAR DE QUE estuve sometido a "trabajos forzados", la experiencia vivida fue muy intensa, en algunos momentos alcancé lo que Maslow llamaba experiencias cumbres; en ellos quise gritar ¡eureka!, como Arquímedes. Logré concluir los desarrollos que había comenzado en 2002, en los cuales he podido dar un salto cognitivo (salto en el conocimiento) en el tema de la pobreza y el florecimiento humano.

ELEGI EL TERMINO FLORECIMIENTO y no desarrollo o bienestar, por las siguientes razones: 1) bienestar transmite una idea pasiva que se alcanza consumiendo bienes y servicios; 2) desarrollo humano se ha usado mucho y su sentido ha sido distorsionado en esos usos; 3) florecimiento humano es el término que suelen usar los filósofos y está libre de los defectos apuntados para los otros dos términos.

HE AMPLIADO MI MIRADA. Al hacerlo he podido ver lo que con la mirada estrecha resulta imposible. Al abrirse el espectro, al ver más lejos, pude llegar a algunas conclusiones metodológicas fundamentales. La primera, y quizás la más importante, es que siendo el ser humano un ser integral, no se le puede comprender a menos que lo veamos como un todo. Para sistematizar esta visión integral he acuñado el término eje conceptual de florecimiento humano (EFH), en el cual vemos al ser humano completo desde múltiples perspectivas (filosófica, antropológica, sociológica, psicológica, económica, etcétera).

LA SEGUNDA CONCLUSION metodológica de la tesis es que para poder llenar de contenido el EFH, es decir, para definir sus elementos constitutivos (que he definido como las fuerzas esenciales humanas, la unidad de necesidades y capacidades) es menester apoyarse en una reflexión de antropología filosófica (pensar sistemáticamente lo que el ser humano es, lo que lo distingue de los demás animales, su esencia). La tercera conclusión metodológica es que para definir adecuadamente el eje de nivel de vida (ENV) tenemos que concebirlo como la perspectiva económica del EFH. Es decir, al hacer a un lado las demás perspectivas (al recortarlas), nos quedamos sólo con la perspectiva económica del ser humano completo, y no con el homo economicus. Es en este ENV, así concebido y derivado, donde podemos estudiar adecuadamente la pobreza económica. La inmensa mayoría de los investigadores de la pobreza cometen el error de abordar el ENV directamente, sin derivarlo del EFH, incluso sin concebirlo o haber reflexionado sobre él. La identificación de este error es una de las aportaciones críticas de la tesis.

EL ENFOQUE QUE he desarrollado lo concibo como la simiente de un nuevo paradigma sobre el tema. Justamente porque creo haber demolido el paradigma reinante es que me ha sido posible construir la simiente de uno nuevo. Como todo nuevo paradigma, éste requiere construir sus propios conceptos y sus reglas iniciales, los que, entre otros, están representados por los siguientes: la conformación de los dos ejes planteados; el procedimiento de recorte para pasar del EFH al ENV; la definición de los nuevos conceptos de pobreza (humana y económica, cada una distinguible en la condición del ser o del estar), la definición del desarrollo y satisfacción de necesidades humanas y desarrollo y aplicación de capacidades humanas, como el elemento constitutivo de los dos ejes y, por tanto, como las variables para evaluar situaciones sociales específicas; y la distinción del nivel individual y del societal en cada uno de los ejes.

UNO DE LOS RASGOS que más me entusiasman del nuevo enfoque desarrollado es la amplia vinculación que establece con las teorías críticas de la sociedad, justamente porque está diseñado para identificar la posible contradicción (o coincidencia) entre el progreso social (que he concebido como la constitución de los presupuestos de un desarrollo rápido de las fuerzas esenciales humanas) y la unilateralidad, alienación y pobreza humana del individuo. Esto permite que el estudio de la pobreza quede vinculado a estas corrientes de pensamiento crítico, y no como ocurre ahora en la que estas corrientes ven con desconfianza el concepto de pobreza, más por intuición que por razones claramente expresadas. Confío en que la tesis dará racionalidad a esa desconfianza y que los practicantes de esas corrientes críticas se sentirán identificados con sus planteamientos.

PARA AMPLIAR LA MIRADA es necesario, como gustaba decir Fromm, subirse en los hombros de gigantes. Eso es lo que he hecho. Me he subido en los hombros de muchos gigantes.

EN PRIMER LUGAR, en los de Marx (el más grande de estos gigantes) de quien he tomado (a través de la lectura magistral de Giörgy Markus) ideas centrales sobre la esencia humana que él concibió centrada en el trabajo humano como actividad mediada; sobre la naturaleza de las necesidades humanas y su estrecha liga con las capacidades humanas; sobre las relaciones entre producción y necesidades, sobre la contradicción central en las sociedades capitalistas entre el amplio desarrollo de las fuerzas esenciales humanas a escala social y la alienación del individuo.

EN SEGUNDO LUGAR, me he subido en los hombros de tres maestros de la sicología y del sicoanálisis: Maslow, Fromm y Maccoby. Del primero he tomado la concepción sistémica de las necesidades, lo que permite ir más allá de la consideración de las necesidades en forma aislada. De Fromm y Maccoby he tomado, entre otras muchas cosas, el concepto de carácter social, que nos permite entender como deforman las sociedades las potencialidades humanas para hacerlas funcionales a sus requerimientos.

EN TERCER LUGAR, me he subido en los hombros de tres filósofos extraordinarios. De David Wiggins he tomado las agudas definiciones de necesidades, que me han permitido fortalecer mi convicción de la indispensabilidad del concepto y su insustituibilidad por nociones como deseos, apetencias, preferencias. De Hilary Putnam he aprendido que no es sostenible la supuesta dicotomía entre hechos y valores, y que, por tanto, no es válido descalificar a algún autor por incluir juicios de valor en sus planteamientos. He aprendido que los juicios de valor son indispensables para la ciencia. De Gerald A. Cohen he tomado algunas de sus críticas a Amartya Sen.

EN CUARTO LUGAR, de Doyal y Gough he aprendido, sobre todo, la importancia de defender la noción de necesidades humanas universales (y lo difícil que resulta en nuestro tiempo).

EN FIN, ESCRIBIR LA TESIS Ampliar la mirada. Un nuevo enfoque de la pobreza y el florecimiento humano, que hoy defiendo, me ha permitido vivir intensamente. Espero que logre transmitir esto al menos a algunos de sus lectores.

1 Seis de los libros formaron parte de la colección Serie Necesidades Esenciales en México con los títulos: Alimentación, Educación, Vivienda, Salud, Geografía de la marginación y Macroeconomía de las necesidades esenciales. Esta serie fue publicada por Siglo XXI Editores en 1982 y 1983 y (en sucesivas ediciones) se mantiene en circulación. El séptimo libro, Necesidades esenciales y estructura productiva en México, fue publicado por Coplamar mismo.

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