Usted está aquí: viernes 8 de abril de 2005 Política El subprocurador, ligado con actos de represión y tortura en Guerrero

Campesinos ecologistas lo acusan de fabricar cargos

El subprocurador, ligado con actos de represión y tortura en Guerrero

JOSE GALAN

Con un negro historial a lo largo de su carrera en los sótanos policiacos y administrativos, el subprocurador de Investigación Especializada en Delitos Federales de la Procuraduría General de la República (PGR), Carlos Javier Vega Memije, solapó la represión y tortura de campesinos ecologistas y militantes perredistas durante su paso, primero, por la Secretaría General de Gobierno, y luego por la procuraduría estatal, ambas en el estado de Guerrero, según testimonios de miembros del PRD y de campesinos guerrerenses.

Fiscal que diseñó y consignó las acusaciones con que la PGR inició desde hace casi un año la persecución política de Andrés Manuel López Obrador, Vega Memije fue imputado directamente en 2002 por José Coria Sánchez, miembro de un grupo de siete campesinos ecologistas detenidos por tropas del Ejército en la sierra de Petatlán entre 2000 y 2001, quienes fueron torturados para obligarlos a confesarse culpables de varios delitos, en una historia similar a la de los ecologistas Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera. Coria Sánchez tuvo un encuentro personal y directo con Vega Memije.

La historia se remonta al 13 de noviembre de 1998. En Zihuatanejo fue secuestrada la niña Laura Kim Boccato, de 12 años, hija del dueño del hotel Villas del Sol. La menor fue liberada el 17 de noviembre, después de que se pagó un rescate de 3 millones de pesos, de los cuales sólo se recuperó la mitad. Se instalaron retenes para detener a los plagiarios. El 19 de noviembre fue detenido José Coria en el rancho El Cundán. Fue arrestado y acusado de participar en el secuestro de la menor, pero el verdadero plagiario, José Luis Coria Pimentel, reconoció poco después que el primero no participó en los hechos.

Sin embargo, Coria Sánchez fue trasladado a Ciudad Altamirano "y allí empezó la tortura. De allí a Chilpancingo y después a Zihuatanejo, donde me siguieron torturando". Narró que le vendaron los ojos y lo golpearon mientras le preguntaban sobre el secuestro de la niña y su relación con el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), al que querían atribuir el delito. Después de ser trasladado a esas tres ciudades, lo condujeron a la agencia del Ministerio Público en Petatlán. Siempre con los ojos vendados. "Me llevaron a una playa donde oía el ruido del mar. Allí me torturaron más.

"Después me peinaron y me vistieron, y me llevaron a hablar con el procurador Vega Memije. Allí me quitaron la venda. Me dieron unas hojas donde decía cómo era la camioneta en la que hicieron el secuestro y cómo era la niña. Me querían obligar a que repitiera lo que decía el documento, pero yo no sabía nada. Cuando me vio el procurador se dio cuenta y les dijo a los judiciales: 'este amigo no sabe', y después me volvieron a llevar a los separos y me siguieron torturando. No debo nada y sigo encerrado."

A pesar de que Veja Memije reconoció que Coria Sánchez no sabía nada, lo consignó a la juez Diolegaria Sánchez Nájera, quien lo sentenció a 22 años y medio de prisión. La juez le dijo: "Mira, Coria, yo sé que tú no fuiste, pero desgraciadamente así son las leyes, chingatorias".

 
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