Usted está aquí: miércoles 23 de marzo de 2005 Opinión JAZZ

JAZZ

Antonio Malacara

Jazztival Michoacán, Noche de Primavera, Canal Once

Ampliar la imagen El Museo de la Ciudad de M�co se visti� jazz en Noche de Primavera FOTO Francisco Olvera

JUAN ALZATE EMPEZO a cosechar buenos frutos en su faceta de promotor, y esto ha quedado demostrado en el Jazztival Michoacán 2005, pues además de la evidente calidad de los grupos invitados durante los tres primeros días del encuentro, cuando teóricamente se esperaba la menor afluencia, el teatro Ocampo lució prácticamente lleno, y un público receptivo disfrutó y festejó cada una de las propuestas.

EL JAZZTIVAL ABRIO el pasado lunes 14 de marzo con la presentación del cuarto disco de Juan Alzate: Hablar en jazz (Luna negra, 2005). Además del sólido cuarteto del saxofonista, aparecen las percusiones de Roberto Vizcaíno y la voz de la escritora Nektli Rojas leyendo y vistiendo las obras de seis poetas morelianos (ella incluida). Las líneas de la poesía se alternan y entreveran con las líneas de los instrumentistas, la música del quinteto envuelve y dialoga con la intrínseca musicalidad de los textos, y aunque en escena no siempre se alcanzó la ansiada empatía entre las diferentes voces, hubo grandes encuentros, como el dúo de voz y batería alrededor de Madre Ciencia, de José Leonel Torres.

Sabrosa dinámica

EL MARTES FUE el turno de Alain Derbez y Emiliano Marentes, quienes también presentaron un nuevo disco: Eze ozo jazzea azí (Pentagrama, 2005). Sax soprano y guitarra eléctrica sumergidos en una dinámica tan sabrosa como mesurada, que con la misma cachondez contenida transitan por los boleros de Miguel Matamoros y Alvaro Carrillo, por el rock revisitado de War y Cyndi Lauper o el multiabordado Round midnight, de Thelonious Monk. Tanto el concierto como el disco nos dejaron un buen sabor de boca. Alain nos volvió a sorprender con su paulatina e ininterrumpida evolución técnica, pero también con su sentimental decir de estos tiempos. Emiliano, aunque tal vez un poco más reservado de lo conveniente, es solvente y preciso en todas sus intervenciones.

Preciosista esquema

MILI BERMEJO Y Dan Greenspan llegaron un día después con un esquema preciosista de voz y contrabajo, tal cual lo habían esbozado desde 1996 en Cambridge. No es un dúo más, es... un contubernio mágico. Son mucho más que dos, apuntaría Benedetti. El contrabajo se extiende hasta los últimos rincones para cubrir y descubrir, para improvisar sobre la luminosa voz de su compañera, encima de ella, en un acto de fe y erotismo que no pretende ser metáfora, sino algo tan real como sus sonidos y sus silencios. El otrora "canto nuevo" se ha fundido en los códigos del jazz, y Dan, siempre atento a la otredad que es él mismo, le sigue el rastro y está siempre pendiente de su andar, pero nunca pierde su propio discurso. Lo hicieron bien. Así pasaron ante nosotros La niña de Guatemala, Señora cantora, Pátzcuaro, A time for love, hasta rematar (revivir) con Cómo hacemos, "para los hermanos de Chiapas".

AUNQUE NUNCA FALTARON los negritos en el arroz. Esa noche de miércoles la consola de audio no dejó de vomitar un solo instante ese característico y nefasto zumbido de mosquito mormado. El martes, el sistema periférico iba y venía opacando el sonido de Derbez y Marentes, mientras el lunes Nektli tuvo que cambiar varias veces de micrófono.

LO QUE CREO que le va a costar un poco más de trabajo al Jazztival es sacudirse el valemadrismo enquistado de la burocracia. Si ya los músicos, los organizadores y la dirección artística de Alzate han hecho la tarea de manera sobresaliente, ¿por qué echar a perder su trabajo con estupideces de escritorio? Fuimos testigos de que al menos dos músicos estuvieron correteando a un contador para que les pagara sus honorarios. Germán Palomares se regresó al Distrito Federal sin cobrar. Las reservaciones de otros tantos no estaban listas al arribar al hotel.

Prolongada jornada

EN NOCHE DE PRIMAVERA, efectuada por la Secretaría de Cultura del GDF en el Centro Histórico, al jazz le tocó sonar en el Museo de la Ciudad de México, y aunque se programó de las siete de la noche a las tres de la madrugada, el último set, a cargo de Nina Galindo, comenzó a las cinco y tantas. No obstante estos cuelgues, la gente pudo disfrutar a Verónica Ituarte, Iraida Noriega, Magos Herrera, Tino Contreras, Yekina Pavón, Mitote, Neo Jazz, Jazzland y Galindo.

LAS GRANDES BANDAS se presentaron en el Atrio de San Francisco y ahí las cosas se pusieron un poco más lúgubres, pues al no contar con una buena planta eléctrica, la corriente se estuvo yendo todo el tiempo y los músicos se quedaban a improvisar y refunfuñando a oscuras. Por ahí desfilaron la New Orleans Dixieland Jazz Band, la Orquesta de Luis Arcaraz y las big bands de Pepe Mata, Carlos Tercero, Carlos Ríos y Ramón Cedillo.

En televisión

HOY, A LAS ocho de la noche, Canal Once del IPN transmitirá un documental titulado El jazz en México-Una historia sincopada. Se trata de un trabajo que aborda la historia de nuestra música por medio de una amplia investigación de Luis García y las declaraciones de varios músicos de todas las generaciones.

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