Usted está aquí: lunes 21 de marzo de 2005 Espectáculos La Noche de primavera permitió recuperar la ciudad a los capitalinos

La libertad y tranquilidad de caminar por las calles, sorpresa para los asistentes

La Noche de primavera permitió recuperar la ciudad a los capitalinos

FABIOLA PALAPA QUIJAS

Ampliar la imagen Estampas de la fiesta en el Centro Hist�o FOTO Francisco Olvera

Desde la calle Francisco I. Madero se ve la gente que se dirige hacia el Zócalo de la ciudad de México. Es sábado. Algunas de las personas saben qué sucederá, mientras otras, simplemente siguen a la muchedumbre y esperan que alguien les obsequie el programa de la Noche de Primavera. El bullicio inunda las calles del llamado corazón de la ciudad. El sol ya no calienta, pues el viento sopla sobre la mancha citadina. El lugar es arropado por la calidez de los que llegan.

La circulación vehicular está cerrada en la avenida Juárez, de Balderas al Eje Central; en Hidalgo, de doctor Mora a Eje Central, y en las calles de Venustiano Carranza, Tacuba y parte de Correo Mayor. Como era de esperarse los propietarios de los bicitaxis aprovechan la fiesta del equinoccio para incrementar sus ganancias: del Eje Central al Zócalo, trasladan a quienes prefirieron no caminar.

A los ciudadanos que se congregan en el Centro Histórico para festejar la llegada de la primavera ya se les había olvidado el sabor de su ciudad sin delincuencia, sin los coyotes que ofrecen facturas falsas. Los sorprende la libertad, la tranquilidad de caminar a los dos de la mañana sin el temor de ser agredidos o testigos de una riña callejera.

Si bien la mayoría de los asistentes está dispuesta a olvidar por una noche la situación económica y política del país para disfrutar de las actividades artísticas programadas por el gobierno del Distrito Federal, también hay quienes manifiestan su apoyo al jefe capitalino Andrés Manuel López Obrador. "¡No al desafuero!", "¡No al desafuero!", gritan dentro y fuera del Teatro de la Ciudad, donde se inaugura oficialmente la Noche de Primavera. Algunos jóvenes reparten un aviso con la imagen del titular del Gobierno del Distrito Federal y la leyenda "El 30 es el día. ¡Prepárate!"

En el aire se percibe una sensación placentera, parece que la gente recupera su ciudad, no sólo por los más de mil policías que la vigilan, sino por la tranquilidad contagiosa de los miles que caminan por las calles y plazas. Todo es fiesta y armonía. No hay lugar para la preocupación.

Llegan de varios rumbos de la metrópoli

A los 20 foros llegan grupos de distintas colonias: la Doctores, Peralvillo, Agrícola, y unos pocos de la Nápoles, Del Valle y Coyoacán. El festival variopinto ofrece a los visitantes espectáculos sin costo alguno. Su dinero les es útil para comprarse un café o un hot-dog o una chela.

Ya son las 20 horas. Miles de jóvenes cantan y bailan en las calles. En el Centro Histórico hay estudiantinas, grupos de capoeira y bandas de viento, entro otros, pero, sin duda, son los zanqueros y acróbatas los que llaman más la atención del público.

Plazas y calles están inundadas de la alegría de los capitalinos; mientras discotecas y bares parecen desiertos. Varios establecimientos prefirieron cerrar temprano, como el famoso bar La Opera. Los que hacen su agosto son los vendedores de los artesanales catalejos, para ver mejor a los artistas; también hay playeras y llaveros con la imagen de la cantante juvenil Belinda, una de las preferidas de la noche. Grupos de familias con sillas y bancos se encuentran en corazón de la ciudad para escuchar el concierto de la joven cantante. También hay padres con sus bebés en brazos; niños trepados en las rejas colocadas en la plancha de concreto; niñas que imitan las coreografías de su estrella.

Pasa ya de la media noche. Las personas comienzan a sentarse en la orilla de las aceras para descansar un rato y beber un café o chocolate. A esta hora, varios enamorados disfrutan de los boleros a cargo de Armando Manzanero, en el escenario situado en la calle de Gante.

Cantantes de ópera hacen gala de su voz en los balcones de algunos edificios para deleite de los transeúntes de las calles de Tacuba, 5 de Mayo e Isabel la Católica. Los capitalinos demuestran que cuando se trata de pasar un rato agradable también ellos pueden cantar, así que corean "México lindo y querido..."

En el Museo de la Ciudad, sede del jazz y el blues, hay gran afluencia. Algunos solistas, como Yequina Pavón, Iraida Noriega, Nina Galindo y Magos Herrera, se presentan para los gustosos del género. Mientras que el ritmo y la candela del son se escucha en el quiosco de la Alameda, convertido en un gran salón de baile con la danzonera de Yucatán y los soneros de Manyarubé.

A las dos de la mañana toca el turno a Celso Piña y su banda Bogotá, que ponen a bailar a la gente que se encuentra en el Zócalo. Los capitalinos despiertan con el vallenato del regiomontano.

La fiesta de la primavera termina a las 6 de la mañana; los reventados que han aguantado toda la noche, lentamente se retiran, quizá pensando que el próximo año la celebración no será igual.

Todo se realizó en paz

El jefe de Gobierno del Distrito Federal reportó saldo blanco durante el festival Noche de Primavera. Informó que asistieron unas 250 mil personas, de las cuales unas cien mil se congregaron en la plancha del Zócalo.

"Todo se llevó a cabo en paz; la gente se divirtió y fue un éxito la noche."

Luego de referirse al tema del festival, recordó a la ciudadanía que hoy a las 11 horas dará su informe trimestral en el Auditorio Nacional "y están todos invitados, vamos a informarle a los habitantes del Distrito Federal sobre el estado que guarda la administración pública".

(Con información de Bertha T. Ramírez)

 
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