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EL TIGRE QUE NO MUERDE
21 de marzo de 2005
Parece un viaje al pasado. Como no ocurría en una década, el crédito bancario está por todas partes. Otra vez se ofrecen tarjetas en los pasillos de los centros comerciales y la oferta de préstamos para hipotecas y autos va en aumento. Autoridades y banqueros de hoy aseguran que no se repetirá el desastre del sobrendeudamiento bancario.

Roberto González Amador

Los directores de los bancos comerciales que operan en México se ven hoy más relajados que en cualquier otro momento de la última década. Con tasas de crecimiento del crédito de 28 por ciento anual, que en el segmento de consumo ­el que reditúa los mayores ingresos por intermediación al sistema--alcanzó 45 por ciento en 2004, las perspectivas de la actividad son favorables.

ortiz-guillermo"Estamos en el mejor momento desde 1993", expresa Manuel Medina Mora, director general de Banamex y ex presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM). Con un poco de más cautela, Guillermo Ortiz Martínez, gobernador del Banco de México, señala que las elevadas tasas de aumento de préstamos, que han significado que la cartera de créditos al consumo se haya triplicado desde su nivel de 2001, son resultado de varios años de ausencia de actividad bancaria en el país.

Como no había ocurrido desde 1993, el nombre del juego es el crédito. Lo hay casi para todo: oferta de tarjetas de crédito, para adquirir automóvil o casa, para conseguir dinero con el pago de la nómina como garantía e incluso, aunque con fondos todavía muy escasos, para financiar actividades empresariales.

Si la forma de medir la fortaleza de un sistema bancario es por el número de créditos que otorga, la innovación de productos que ofrece y la competencia entre los bancos, el de México pasa hoy el examen. Aunque se trate de una prueba amarga: el sistema actual es resultado de la crisis de 1995, que acabó con la elite de empresarios que adquirió las instituciones entre 1991 y 1992, abrió la puerta al dominio del capital extranjero y permitió la capitalización de los bancos con cargo a las finanzas públicas. Por lo menos un billón de pesos, 18 por ciento del producto interno bruto, fue comprometido con ese fin.

La historia, sin embargo, suena lejana para los actuales directores de bancos, hecho que les conviene sostener. En la práctica han ganado la discusión sobre el tema del rescate financiero. Hoy, hablar de ello está pasado de moda, ya no es asunto de ellos. "Nosotros compramos los bancos cuando había pasado el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa)", comenta Marcos Martínez, director general de Santander Serfin y actual presidente de la ABM, en referencia al rescate bancario de 1995. Aunque esto es inexacto, pues el Fobaproa no está aún liquidado.

martinez-marcos-santander-1jpg.De lo que hoy se habla en el medio es de los límites que tendrá la actual expansión del crédito en México. Marcos Martínez reconoce que, si bien el ritmo de crecimiento es alto, en algunos segmentos, como el de consumo con 45 por ciento, "hay que considerar que las bases de comparación son muy bajas".

En cambio ­dice­ en el crédito otorgado a empresas, empezó a repuntar apenas durante el tercer trimestre del año pasado. "Si se considera que este segmento representa 60 por ciento del financiamiento directo de la banca comercial al sector privado, estamos de acuerdo en que el potencial de crecimiento sigue siendo elevado por la relevancia de este sector. Este 2005 la asignación de crédito no sólo se mantendrá en los niveles de los últimos años, sino que será superior."

Precio del dinero

A principios de marzo, cuando los banqueros se reunieron en Acapulco para su convención anual, Guillermo Ortiz trajo a cuento, otra vez, el tema de las comisiones que cobran los intermediarios por sus servicios. Como ocurrió en 2004, los banqueros prestaron mucha atención a sus palabras... para luego declarar que no podían hacer nada al respecto, más que estimular "la competencia entre bancos".

En México 29.1 por ciento de los ingresos de la banca en 2004 tuvo su origen en el cobro de comisiones, de acuerdo con indicadores del banco central. La cifra mostró una ligera reducción respecto de 31.2 por ciento de 2003 y se mantuvo arriba del rango de 23.7 por ciento de 2001.

Las cifras, según Medina Mora, responsable también de las operaciones de Citigroup en América Latina, deben interpretarse como un mayor compromiso de los bancos para reducir las comisiones. Incluso, asegura, ahora es más barato que hace un par de años el costo de emitir un cheque, hacer un retiro en cajero automático, pagar la anualidad de la chequera o la tarjeta, el cobro por un sobregiro y hacer una remesa desde Estados Unidos.

La clave, para los banqueros, está en la competencia. No importa quién sea el entrevistado, la respuesta siempre es igual: la competencia bajará los costos al usuario de los servicios financieros.

medina-mora-manuel-banamex-jpg.Es una afirmación que debe ser mirada con recelo, como quien es informado en el zoológico de que el tigre no muerde. Desde la privatización de la banca en el gobierno de Carlos Salinas, el argumento de que el mercado terminaría por ordenar los precios hacia su nivel más adecuado no ha pasado la prueba del ácido. En México se ha mostrado, en éste como en varios otros sectores de la actividad económica, que el mercado es movido por una mano visible que tiene un brazo visible y un cuerpo también visible que la sesga precisamente limitando la competencia.

En esa falta de competencia reside que en el Congreso se promuevan iniciativas para reducir y ordenar el cobro de comisiones. Este tipo de acciones legislativas fueron mencionadas por Guillermo Ortiz en su discurso en la convención bancaria, como parte también del esfuerzo por fijar precios adecuados a los servicios bancarios en beneficio de los usuarios.

En términos generales, las autoridades y los banqueros que operan las instituciones financieras en el país comparten la idea que el sistema logró en los últimos años un grado de fortaleza, tanto en su capital como en las normas de regulación y supervisión, que alejan el estallido de una nueva crisis. Incluso el riesgo de que el vertiginoso aumento del crédito rebase la capacidad de pago de familias y empresas fue puesto sobre la mesa; la conclusión fue que no hay razones para preocuparse, por ahora. Hacienda, por su parte, trabaja en diseñar mecanismos ­"de alerta temprana"­ para que se disponga de información a tiempo para prevenir cualquier problema de insolvencia en las instituciones.

Para el futuro, comenta Marcos Martínez, lo que se verá son instituciones bancarias con actividad regional o enfocadas a atender nichos específicos de actividad económica. Quizá, añade, puede haber alguna fusión o adquisición de parte de una firma extranjera  §


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