Funcionaria del Conacyt se contradice y afirma que sólo habrá una "reconversión"
José Antonio de la Peña, contra la desaparición de olimpiadas científicas
El ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias José Antonio de la Peña, ahora responsable de canalizar las primeras becas de apoyo a los ganadores de las olimpiadas científicas, se manifestó en contra de la desaparición del programa, porque es el único que existe para detectar y retener jóvenes talentos en México.
El investigador dijo estar preocupado por el anuncio, pues puede contribuir a la fuga de cerebros del país. No obstante, reconoció no tener certeza de la decisión, porque minutos antes, la directora adjunta del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Silvia Alvarez Bruneliere, señaló en un seminario de ciencia que sólo se trataba de una "reconversión".
A su salida del acto, organizado por el Foro Consultivo de Ciencia y Tencología, se le preguntó a la funcionaria si Conacyt había reconsiderado esta decisión y pareció padecer amnesia, porque dijo no entender los planteamientos de los reporteros.
"No entiendo cuál es tu pregunta", "discúlpame, es que ando en muchas pistas", "¿a qué programa te refieres?", "no hemos cancelado nada", fueron las frases utilizadas para evadir a la prensa durante 20 minutos.
La actitud de Alvarez contrastó con la que tuvo la semana pasada, cuando confirmó la cancelación del programa, argumentando que el nuevo reglamento de becas impide al Conacyt otorgar apoyos para cursar estudios de licenciatura, pues su tarea está centrada en promover el posgrado.
Ayer, el área de Comunicación Social de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) -que organiza dos de las cuatro olimpiadas científicas (Biología y Química)- confirmó que el programa fue cancelado pese a la insistencia del presidente del organismo, Octavio Paredes, de que se reabriera.
El programa se inició en el año 2001, como herencia de la administración anterior y según datos de la AMC consistía en la entrega de mil pesos mensuales a cada joven para que cursara su licenciatura.
Durante el seminario, realizado en un hotel del sur de la ciudad, Alvarez dijo que de los jóvenes becados (no dio el número) sólo tres estudian el doctorado y 15 la maestría.
Para De la Peña este no es un parámetro para medir el impacto de las becas, porque el programa comenzó hace cuatro años y es natural que haya un número reducido de jóvenes estudiando el doctorado.
El programa dijo, puede ser modificado para bien, pero no para eliminar algunos apoyos.
Se declaró sorprendido de que se pretenda otorgar becas a jóvenes que están entrando a su licenciatura para posgrado, porque eso sería una irregularidad, por decir lo menos.
Más allá de esta información poco clara, De la Peña remarcó que el programa es importante, porque el problema de México no es la falta de jóvenes brillantes, sino de que cuenten con posibilidades económicas, sociales y culturales para desarrollar su potencialidad.
Señaló que desgraciadamente no ha habido un seguimiento de jóvenes ganadores de las olimpiadas científicas y sólo se tiene referencia de experiencias individuales, de aquellos que no sólo estudiaron el posgrado, sino que son investigadores en diferentes campos de la ciencia.
Al preguntarle si esto puede provocar la fuga de cerebros, señaló que es un problema real, no tan grave como en los años 80, pero que se está dando por la falta de plazas de investigadores en las universidades.