Usted está aquí: jueves 17 de marzo de 2005 Capital Desarrollo social, la mejor arma contra la inseguridad

Entrevista a LEOLUCA ORLANDO, EX ALCALDE DE PALERMO, ITALIA

Desarrollo social, la mejor arma contra la inseguridad

EN MEXICO, MAS QUE AUMENTAR POLICIAS SE REQUIERE IMPULSAR EDUCACION Y LEGALIDAD

De visita en el país, el político italiano critica el concepto cero tolerancia de Rudolph Giuliani

MIRNA SERVIN VEGA

Mientras la vieja criminalidad pervierte los valores tradicionales, como tener éxito y el honor, la nueva criminalidad pervierte valores como la libertad, que se ejerce sin reglas; la seguridad, sin el respeto a los derechos humanos; la riqueza, sin desarrollo, y el capitalismo sin reglas.

"Estos conceptos son la nueva mafia", aseguró Leoluca Orlando, ex alcalde de Palermo, Italia, donde logró combatir a la mafia siciliana por medio de la "cultura de la legalidad".

Bajo estos argumentos, Orlando cuestiona el concepto Cero tolerancia, promovido por Rudolph Giuliani, por cuya asesoría el ex jefe de la policía capitalina, Marcelo Ebrard, pagó más de cuatro millones de dólares, en la aplicación de un programa contra la delincuencia en la ciudad de México.

"El modelo de contrataque a la criminalidad que pervierte esos valores no puede ser la tolerancia cero, porque la delincuencia que se combatió en Estados Unidos no es la misma que existía en Palermo o en ciudades como la de México.

"Aquí no se roba dinero sólo por obtener dinero. En ese caso, la policía es suficiente. Aquí también se cometen delitos en nombre de un valor, como el avanzar y tener algo, o por justicia. Así que lo que se requiere es una educación y una cultura de la legalidad".

En entrevista con La Jornada, el ex alcalde de Palermo, quien visitó el Distrito Federal y se reunió con nueve delegados y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública local, Joel Ortega Cuevas, agregó que es necesario fomentar un cambio cultural con desarrollo social, donde la policía deje de ser un aparato de represión.

Sostuvo que en México es necesario que se promueva una cultura donde el modelo a alcanzar no sea el de la riqueza, sino la utilización de los recursos que se tienen para convertirse en un país desarrollado. Hasta ahora, dijo, "el México de los corruptos es rico, pero subdesarrollado".

Con ironía, y a pesar de su español mezclado con italiano, Orlando cita con perfecta dicción lo que a su parecer es el valor más pervertido de la cultura en México: "el que no transa no avanza". Sin embargo, aclara que no tiene nada en contra de que se busque tener éxito o avanzar, sino de obtenerlo de ese modo, justo a lo que se opone la cultura de la legalidad.

El ex alcalde indica que en el extranjero, todo el mundo piensa que después de Estados Unidos y la Unión Europea, México podría ser una gran fuerza en el mundo, "pero también piensan que México no puede ser un gran país; no porque no tenga riqueza, sino porque tiene corrupción. El subdesarrollo de México está ligado a la corrupción".

Todas estas ideas, aclara, se enlazan con la criminalidad, la cual no se reduce sólo a estadísticas que crecen día con día, sino a la inmovilidad de la ciudadanía para participar en su abatimiento.

"Robar en nombre de la familia, del derecho de tener éxito, no es una criminalidad común, sino de identidad, la cual necesita la segunda rueda del carro: la cultura, para ser combatida".

Explica que para que la experiencia "ruede" se necesitan dos ejes: el cumplimiento de la ley y la cultura.

Advierte que la mafia en su país se logró contener no sólo con el incremento del número de policías, sino con un programa orgánico, que involucró a la ciudadanía, a las escuelas, a empresarios, la Iglesia y la familia. Es decir, insiste, es un compromiso de todos.

"Toda la sociedad civil es responsable. No es posible que la Iglesia hable contra los empresarios y éstos contra las autoridades. No es posible que las autoridades hablen contra la escuela y ésta contra las autoridades, porque en México todos hablan en contra de todos y lo que falta es que todos los que hablan en contra de la corrupción y el crimen estén juntos".

Añade que la paz es demasiado importante como para que pueda ser confiada sólo a los ejércitos; la legalidad es demasiado importante como para que pueda ser confiada sólo a la estructura judicial.

"Falta el coraje civil. Falta decir basta. Falta que se diga que un empresario que se alía con los criminales no es un verdadero empresario.

"Falta que la prensa hable un poco más de las cosas positivas. Necesita hablar de todas las cosas negativas siempre, pero un poco más del trabajo positivo. Unir las voces con los ciudadanos en contra de la criminalidad".

Sin embargo, Leoluca Orlando, positivo por convicción, dice, se niega a que se asocie la ilegalidad que todavía se vive en México con su identidad.

"Cada vez que llego a esta ciudad pienso que Dios existe" declara, pero no olvida remarcar que no es suficiente que el Distrito Federal sea un milagro viviente, lleno de problemas y esperanzas, pues a los políticos también, enfatiza, "les hace falta ponerse a trabajar".

 
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