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LA BANCA DE FOMENTO SUPLE LA FALTA DE CREDITO
14 de marzo de 2005

UN POCO DE LUZ

El Programa de Apoyo Financiero a Inversiones en Fuentes Alternativas de Energía Eléctrica (Proinfa) es uno de los de mayor aceptación del BNDES. Apoya las inversiones en proyectos de generación de energía por medio de fuentes alternativas. Sus clientes son empresas generadoras de electricidad que han firmado un contrato de compraventa de energía con Electrobrás y pequeñas centrales hidroeléctricas.

El gobierno de brasil por medio del BNDES ofrece créditos para los proyectos por un monto global de 2 mil millones de dólares, los cuales podrán financiar hasta 70 por ciento de las inversiones en 10 años a tasas bajas. El sector agrícola es uno de los más beneficiados con el Proinfa, pues una de las alternativas para la generación de electricidad proviene del bagazo de la caña de azúcar.

La Unión de la Agroindustria Cañera (UNICA) de Sao Pulo calcula en 4 mil 500 megavatios hora la potencia que el uso de esta tecnología podría agregar al sistema nacional de generación eléctrica. El objetivo es instalar unos 3 mil 300 megavatios de energías renovables para fines de 2006.

Actualmente la población brasileña está obligada a reducir 20 por ciento su consumo de electricidad entre junio y noviembre, de no ser así se exponen a la suspensión del servicio. A las empresas de gran consumo se les exige un ahorro del 25 por ciento; además, el alumbrado público disminuirá en 35 por ciento y los espectáculos nocturnos, como partidos de fútbol, fueron suspendidos.

La situación energética ha puesto en evidencia lo que los especialistas cariocas llaman el absurdo de no aprovechar la energía obtenida de la caña de azúcar cuando Brasil es el mayor productor a nivel mundial. La zafra para este año se estima que llegue a las 270 millones de toneladas. Un tercio de este volumen se convertirá en azúcar o alcohol y el resto en la biomasa que al ser quemada genera electricidad.

Cerca del 60 por ciento de la caña brasileña se concentra en Sao Pulo, el estado más poblado e industrializado del país, lo que coloca a esta alternativa cerca de los grandes consumidores.

El BNDES apoya el estudio del aprovechamiento de los desechos del arroz en el sur del país y de los residuos de otros granos y productos forestales como el papel y la celulosa  §

Eduardo Martínez Cantero
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil es ejemplo de una institución estatal de promoción empresarial. Es prácticamente la única fuente de financiamiento de largo plazo y en la operación diaria se convierte en socio de proyectos industriales y agroindustriales.

Jonathan Weathley, Sao Paulo

El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), ocupa un lugar singular en la economía de ese país. Es prácticamente la única fuente de crédito a largo plazo y a costos accesibles. Esto lo convierte en un socio en inversiones que van desde los más grandes proyectos industriales y agroindustriales hasta en el apoyo a medianas, pequeñas y micro empresas. Los préstamos a pequeñas compañías han ocupado más presupuesto del banco en los años recientes y esa tendencia continuará.

No obstante, el BNDES ha afrontado obstáculos para su actividad de fomento de la inversión y de crecimiento productivo, debido a los cambios radicales en su dirección y estrategia. Durante el gobierno de Fernando Enrique Cardoso (1995-2002) el banco adoptó una creciente orientación hacia el mercado, concentrándose en inversiones que generaran utilidades tanto al prestamista como al prestatario. El gobierno declaró que el BNDES no era "hospital para empresas enfermas", su presupuesto no sería consumido en mantener a flote negocios inviables, pese a que era imperativo hacerlo. Para enfatizar el punto, la traducción oficial al inglés del nombre del banco fue simplemente: Banco de Desarrollo de Brasil.

Al inicio del actual gobierno, del presidente Lula, del Partido de los Trabajadores, se produjo un cambio abrupto. Bajo Carlos Lessa, un nacionalista e intervencionista confirmado, el BNDES abandonó su orientación hacia el mercado y volvió a su misión de promover el desarrollo económico y social, con énfasis en este último aspecto. Pero el enfoque de Lessa chocaba con la rigidez de las políticas fiscal y monetaria seguidas por el Ministerio de Finanzas y el banco central. Más: el BNDES se halló de modo creciente en contraste con las políticas del Ministerio de Comercio y Desarrollo, encabezado por el empresario Luis Fernando Burlan, a quien supuestamente le reportaba (aunque Lessa insistía en que sólo rendía cuentas al presidente). Tras varios altercados públicos, Lessa fue despedido a finales del año pasado y remplazado por Guido Mantega, hombre cercano a Lula y antiguo profesor de economía que hasta entonces era el ministro de Planeación.

"Los últimos dos años fueron un desastre para el BNDES", señaló un ejecutivo de un banco de inversión que pidió no ser nombrado. No sólo la política del banco estuvo menos orientada a las condiciones del mercado ­agregó­, sino que su administración se hizo más burocrática y los funcionarios nombrados por Lessa ocuparon varios meses para saber cómo operaba el banco. "La institución perdió tanto dirección como ímpetu. El año pasado, aunque los préstamos del banco llegaron a su nivel máximo en términos nominales, el BNDES dejó de colocar 7 mil millones de reales de los 47 mil millones disponibles."

"Esperamos que la llegada de Mantega produzca mayor agilidad", dijo Claudio Vaz, presidente del Centro de las Industrias del estado de Sao Paulo.

Mantega ha dicho que el banco debe repensar su modo de operación. "Es necesario un BNDES capaz de responder a un nuevo momento de la vida brasileña", declaró poco después de tomar posesión en diciembre pasado.

Pese a su importancia para varios sectores de la economía, el BNDES se queda corto en la provisión del capital necesario para las inversiones públicas, en infraestructura, y privadas, en agricultura, industria y servicios. Aun así es sumamente relevante debido a la gran escasez de otras fuentes de financiamiento.

Mientras las grandes compañías brasileñas tienen suficientes recursos para sus inversiones sin recurrir a créditos bancarios, o bien tienen el tamaño y la reputación para acceder a los mercados internacionales de capital, la gran mayoría de las empresas carecen del capital y de la habilidad para tener créditos. Con las tasas de interés básicas del banco central por encima de 18 por ciento anual y con una tendencia a la alza, hay poca expectativa de que sean accesibles en un plazo corto. Si Brasil puede sostener un crecimiento del producto a tasas de 5 por ciento anual, como en 2004, el BNDES verá sus recursos extendidos hasta el límite  §


BNDES


 

 

 
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