Usted está aquí: viernes 11 de marzo de 2005 Estados El trabajo, gran pedagogo de la juventud: Ortiz Gámez

REPORTAJE / NORMAL RURAL EXPERIMENTAL DE NIEVES

El trabajo, gran pedagogo de la juventud: Ortiz Gámez

La escuela, autosuficiente; se mantiene con labor comunitaria

Fue fundada hace 25 años en el semidesierto zacatecano como proyecto educativo revolucionario, contra la voluntad de caciques, priístas y el sacerdote local, quien mandó matar a los "maestros comunistas", sin éxito, señala el director del plantel

ALFREDO VALADEZ RODRIGUEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen El establo de la normal tiene 46 vacas, de las cuales 36 producen 425 litros de leche diariamente, que se env� al taller de lacteos para la producci�e queso y pronto se elaborar�rema. Tambi�hay un taller de curtidur�FOTO Alfredo Valadez Rodr�ez

Nieves, Zac., 10 de marzo. La Escuela Normal Rural Experimental Rafael Ramírez Castañeda, institución concebida por sus forjadores como un proyecto educativo "revolucionario", fue fundada hace 25 años en el semidesierto zacatecano, contra la voluntad de los caciques priístas de la región y la del sacerdote católico local, de quien se dice que llegó "a mandar matar" -sin éxito- a los maestros "comunistas" que establecieron la casa de estudios.

Un cuarto de siglo después, el plantel formador de maestros rurales persiste, y es autosuficiente. La cultura migratoria de la entidad da un perfil mayoritariamente femenino al alumnado: siete de cada 10 estudiantes son mujeres.

Uno de sus lemas, "yo mismo, con mis propias manos" asocia al trabajo físico con el intelectual. También propone la disciplina y el respeto entre catedráticos y alumnos.

El plantel se mantiene financieramente con las tres horas semanales de trabajo comunitario que estudiantes y maestros realizan en la granja de la escuela, así como en los talleres de carpintería, herrería y albañilería. Cada año se obtiene más de medio millón de pesos en utilidades por la venta de queso, miel, carne de res y de conejo.

Casi 40 por ciento de esos recursos se destinan a las necesidades primordiales de la institución, como salarios de maestros, compra de equipo y material didáctico, mantenimiento, electricidad, agua y teléfono. Otro 40 por ciento se reparte entre alumnos y mentores, como pago por sus labores en granjas y talleres. El 20 por ciento restante va a un fondo de ahorro, para las obligaciones extraordinarias de la escuela y proyectos futuros.

Académicos de Alemania, Cuba, España, Inglaterra, Estados Unidos y Suiza han reconocido el trabajo de la Escuela Normal Rural Experimental Rafael Ramírez. El Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, filial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, editó un video para promover el modelo educativo local. El Instituto de Investigaciones Pedagógicas de Cuba realizó aquí recientemente estudios de maestría.

Es un "modelo revolucionario" de educación, con un perfil ideológico y político "socialista", "comunitario", que ha demostrado ser factible y autogestivo, una repuesta a quienes han criticado la vigencia de las escuelas normales rurales mexicanas.

Una historia de trabajo entre amenazas

El director de la escuela desde su fundación, Ruperto Ortiz Gámez, expresó que el plantel se inauguró el 5 de septiembre de 1979, luego de que el gobierno federal accedió a que la normal operara, "siempre y cuando los maestros no cobráramos".

Al principio la escuela se mantuvo con el trabajo de mentores, estudiantes y el apoyo de la población. No hubo salarios para catedráticos en 10 años.

Los caciques de la región se opusieron al trabajo de la normal, igual que el sacerdote local, quien habría "mandado matar" a los "maestros comunistas". Por mucho tiempo, Ruperto Ortiz fue acompañado por docentes armados, que hacían las veces de guardaespaldas. El plantel "nació y sigue siendo una normal rural experimental, una de las últimas que se crearon en el país".

Agregó que uno de los principios vitales de los fundadores fue que en la escuela "aparte de estudiar las asignaturas de carácter académico, (los alumnos) deberían tener una formación de educación agrícola. Es decir, que además de la instrucción académica, recibieran conocimiento y capacitación en las actividades del campo y la pequeña industria".

Según Ortiz Gámez, "también el aspecto económico fue importante, porque se pretendía que las escuelas fueran autosuficientes, que produjeran lo necesario para sostenerse, que alumnos y maestros se involucraran en actividades productivas".

Al cabo de 25 años, el director presume la fórmula de su éxito: "Tenemos el propósito educativo, partiendo del principio de que el trabajo es el gran educador del hombre, o como dijo (el presidente de Cuba) Fidel Castro, el trabajo es el gran pedagogo de la juventud".

Ruperto Ortiz -a quien la Secretaría de Educación Pública consideró entre los 100 mejores maestros del país- sostuvo que "el trabajo manual, el trabajo productivo, tiene un enorme poder formativo. Mediante el trabajo físico se cultivan valores, sentimientos, se forman hábitos, porque la concepción que tenemos es que no hay educación posible del hombre donde no hay cultivo de valores".

Los logros

Un factor medular en este proyecto educativo fue su autosuficiencia, que de acuerdo con Ortiz Gámez "es para resolver las propias necesidades de la escuela, pero además cumple un propósito social: que la escuela estimule y sirva de guía al trabajo de las comunidades rurales con las que está en contacto. Porque si las comunidades ven que la escuela produce, eso puede servir de ejemplo".

En la normal rural experimental de Nieves -que cuenta con 17 profesores- estudian en siete grupos 145 estudiantes, de los cuales 102 son mujeres. El presupuesto anual ordinario de la SEP para la escuela durante los ocho años pasados ha sido en promedio de 110 mil pesos. "Al principio no nos daban nada. Pero como le entregaban a otras escuelas, empezaron a darnos 50 mil pesos, 60, 70 mil, hasta el presupuesto que ahora recibimos", indicó Ruperto Ortiz.

Si dependieran del presupuesto oficial, los normalistas de Nieves habrían desaparecido hace mucho. Las necesidades de la institución se solventan con sus actividades productivas.

"Contamos con un establo con 46 vacas, de las cuales 36 están en producción; obtenemos en promedio 425 litros diarios de leche. En el campo producimos maíz forrajero y avena, para alimentar al ganado. La leche va al taller de lácteos, donde producimos queso; estamos a punto de iniciar la producción de crema. Tenemos una pequeña granja de conejos, un sector apícola con 38 colmenas donde obtenemos miel", comentó el director. El plantel tiene un taller de curtiduría, y un corral de gallinas.

Con recursos materiales propios, estudiantes y maestros construyeron un teatro con capacidad para 500 personas. También erigieron una cancha deportiva techada, con duela de madera, un gimnasio con equipo moderno, así como baños con regaderas.

Para aprovechar el agua que extraen de un pozo que riega sus cosechas de maíz y cebada, también edificaron dos albercas y un chapoteadero que darán servicio a la población de Nieves.

Las actividades productivas de la escuela dejaron en 2004 una utilidad mayor a 550 mil pesos. "El presupuesto de la SEP es de sólo 110 mil pesos, nosotros, con nuestras manos, hacemos cinco veces más", señaló el director.

"Como profesor y mexicano, estoy seguro de que las cosas en el país cambiarán cuando nos decidamos a que desde el jardín de niños hasta la universidad, los estudiantes trabajen con las manos, como lo hacemos en Nieves", aseveró Ruperto Ortiz.

 
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