Usted está aquí: jueves 24 de febrero de 2005 Cultura Dos propuestas

Olga Harmony

Dos propuestas

Ha sido posible constatar la evolución del teatro para sordos Seña y Verbo desde sus inicios hará unos diez años. Si en un principio los actores sordos mostraban cierta torpeza, en la actualidad su trabajo se ha decantado gracias a su esfuerzo personal y al entrenamiento al que han sido sometidos. Su trabajo tiene la particularidad de ofrecer tres lenguajes, el hablado, el de señas mexicano y el corporal y gestual de los propios actores que se intercalan con otros hablantes y con intérpretes para la comprensión de todo el auditorio. Seña y Verbo se muestra contrario a la enseñanza oral y reivindica el lenguaje de señas mexicano como el más adecuado para quienes no son oyentes. En esta ocasión, con el estreno de ¡Paah!, espectáculo por tres obras cortas de otros tantos dramaturgos mexicanos, se hacen más que evidentes tanto los tres lenguajes como la propuesta general del grupo que va contra la discriminación hacia el que es distinto.

Alberto Lomnitz dirige las tres obras sumamente diferentes, en una escenografía muy acertada de Sergio Villegas -consistente en un panel frontal que se mantiene alto o baja según las necesidades de cada texto- y el excelente vestuario de Martín López. Palabras necias de Flavio González Mello es una regocijada historia, con muchos guiños irónicos hacia las autoridades culturales, que narra una huelga de alumnos de una escuela para sordos en contra de un director, trepador político, que no los atiende e intenta imponer la enseñanza oral, con el apoyo de proyecciones debidas a Taniel Morales. En ésta, como en las otras historias, los actores sordos -Lupe Vergara, Lucila Olalde y Jofrán Méndez- comparten el escenario con Raúl Adalid, Julieta Ortiz, Ricardo Esquerra y el músico Taniel Morales, teniendo como intérprete a Fidel Montemayor. Fábula sombría II de Víctor Weinstock es un tanto surrealista al contar la pérdida de una sonrisa y mantiene los colores que, si mal no recuerdo, Weinstock pedía para su obra inicial basados en las pinturas de Klee. Con El infante, David Olguín da una vuelta de tuerca, con la pesadillesca historia de un hablante en un mundo de sordos, que contiene la presencia de una maestra luchadora y un médico contrahecho, y que muestra de otra manera la incomprensión hacia el diferente. Este espectáculo es para jóvenes y adultos a diferencia de los dedicados a niños que últimamente había producido la compañía.

En cambio, para niños y jóvenes, el talentoso y versátil Mario Iván Martínez -más conocido por el gran público por su presencia en cine y televisión, aunque sus actuaciones en teatro son memorables desde su primera aparición como adulto en el unipersonal A la manera de Shakespeare, así como su desempeño de tenor con Ars Nova y ahora como solista con un cd de música de la era shakespereana- presenta como cuentacuentos Un rato para imaginar, actividad en la que también ha destacado. En la función que le vi el actor aparece con ropa de campesino mexicano en un espacio de magueyes debido a la artista en papel -de ese material será toda la utilería, a excepción de los muñecos de Tania González y Gerardo Sardain. El primer cuento, El coyote y la serpiente, leyenda mestiza tlaxcalteca, narra una historia de gratitudes y tradiciones en que Mario Iván maneja varios muñecos, juega con sus diferentes voces, incluso ladridos de perros, actúa como el campesino y su mujer y va narrando entre danzas y risas la historia.

El segundo cuento me parece de mayor enjundia y con él el actor se presentará en Inglaterra. Flor sin raíz, del notable estudioso de los códices y el mundo prehispánico Patrick Johansson, hace que los niños, así sea de manera inconsciente, se aferren a sus raíces históricas, en una bella metáfora. La flor de cempasúchil que desea ser libre y despojarse de su cuerpo, es llevada por el viento del norte -que el actor caricaturiza como vaquero estadunidense-, el viento del sur caracterizado como un yucateco, un río y su torrente hasta ser despojada de sus pétalos y su aroma, acogida por la muerte, y quedar como la flor emblemática del día de difuntos. Aquí también el cuentacuentos danza y canta, maneja flor, mariposa y río de papel de china colorido. Es una refinada alternativa para el público infantil con música de Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Jorge Reyes y el trío Cuetzalan.

 
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