Usted está aquí: viernes 18 de febrero de 2005 Cultura Sin explorar aún, 55 por ciento de los vestigios del área vital de la civilización tolteca

Dan a conocer avances en la recuperación de la zona arqueológica de Tula

Sin explorar aún, 55 por ciento de los vestigios del área vital de la civilización tolteca

Refutación de Enrique Florescano

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Una vista de los atlantes de Tula, ayer FOTO Guillermo Sologuren

Luego de una década sin recibir mantenimiento, el año pasado se inició el proyecto integral de recuperación de la zona arqueológica de Tula, en el estado de Hidalgo, cuyos resultados fueron dados a conocer ayer por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El proyecto se enfocó en las pirámides B y C, en el Palacio Quemado y en el Juego de Pelota. Con carácter de urgente fue intervenida, sobre todo, la pirámide B, cuyo piso de estuco había sido afectado, en 40 por ciento, por la erosión, el paso de los visitantes y la contaminación ambiental. Los trabajos estuvieron a cargo del arqueólogo Robert H. Cobean y del restaurador Santiago Soto.

Con su esposa Alba Guadalupe Mastache, fallecida en abril del año pasado, Cobean realizó una investigación plasmada en el libro La antigua Tollán: Tula y la zona vital de los toltecas, patrocinada por la Fundación para el Avance de los Estudios Mesoamericanos, que sostiene que la ciudad de los atlantes es la mítica Tollán, madre de todas las culturas mesoamericanas.

Esta tesis ha sido objetada por el historiador Enrique Florescano, quien afirma que la auténtica Tollán es Teotihuacán, en un debate académico del cual aún no se ha dicho la última palabra.

Interrogado al respecto, Cobean refrendó su tesis y señaló que, de cualquier manera, la importancia monumental e histórica de la ciudad de los atlantes está fuera de toda duda. Junto con Teotihuacán y Tenochtitlán, Tula fue uno de los centros urbanos prehispánicos fundamentales de Mesoamérica y tuvo su máximo esplendor entre los años 900 y el 1200 dC.

Los trabajos que se presentaron ayer, efectuados a instancias del Centro INAH-Hidalgo, son continuación del estudio realizado por Alba Guadalupe Mastache y Robert H. Cobean, ''el mejor que se ha hecho sobre la zona" -a decir de los especialistas-, y en el cual se ofrece una visión fresca y una nueva comprensión de ese centro cultural, de su estructura urbana y su entorno rural.

Según Cobean, hasta ahora apenas se ha explorado alrededor de 45 por ciento de los vestigios, por lo cual aún es mucho lo que queda por revelar sobre ese centro ceremonial.

Durante la evaluación de daños en los principales edificios de Tula, se observó que en general se encuentran en buen estado y que el deterioro observado está relacionado con filtraciones de agua, desgaste de pisos y afectación por procesos químicos derivados de la expansión de sales y la contaminación ambiental.

 
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