Usted está aquí: lunes 14 de febrero de 2005 Deportes El novillo de Ponce fue reseñado de contrabando

Respuesta a Ramitos

El novillo de Ponce fue reseñado de contrabando

LUMBRERA CHICO

En mi crónica del lunes anterior consigné que la última res de la "histórica" corrida del 5 de febrero, a la que el diestro valenciano Enrique Ponce le cortó dos inmerecidas orejas, no fue reseñada por el juez de la Monumental Plaza Muerta (antes México), Jorge Ramos, rebautizado por la afición como Ramitos. En una carta que publica hoy la sección de El Correo Ilustrado, Ramitos pretende fantasiosamente desmentir mi información, empeño desde todo punta de vista inútil, de acuerdo con los siguientes hechos concretos:

El "toro" número 7, de la ganadería de Teófilo Gómez, que Ponce regaló después de fracasar con los ejemplares de su lote, llegó a los corrales de la plaza el viernes 4 de febrero, es decir, un día antes del festejo, y con base en testimonios recabados por este cronista, Ramitos lo reseñó el sábado 5, horas antes del inicio de la pachanga. El supuesto "juez" quizá desconoce lo que ordena el artículo 39 del Reglamento Taurino del Distrito Federal:

"En plazas de primera categoría, las reses a ser lidiadas deberán estar en los corrales del coso cuando menos cuatro días antes del espectáculo. En el caso de ferias o festejos sucesivos, previa autorización, podrá reducirse la estancia de las reses en los corrales a un mínimo de dos días." Por si esto fuera poco, la fracción II del artículo 76 del mismo reglamento que Ramitos debería defender y no violar como lo hizo, especifica:

"Para el caso de que el matador de toros o novillos pretenda obsequiar un burel, deberá seleccionar a la res de obsequio conjuntamente con el representante de la ganadería responsable del encierro." ¿Con quién seleccionó Ponce al toro número 7 de Teófilo Gómez si Teófilo Gómez no estaba ese día en el callejón de la plaza? ¿Acaso con Germán Mercado Lam, propietario de la vacada de Montecristo, o con Javier Bernaldo, dueño del hierro de Bernaldo de Quirós? Al tenor de estas evidentes faltas a la ley cometidas y toleradas por Ramitos, surgen estas otras dos preguntas:

¿La México ha dejado de ser, oficialmente, una plaza de primera categoría? ¿El hecho de que la corrida del 5 de febrero se hubiese juntado con la del domingo 6 puede interpretarse como que ese día hubo una feria en el pozo de cemento de Mixcoac? En cualquiera de los dos supuestos, nada justifica que el toro número 7 hubiese llegado a los corrales con sólo 24 horas de antelación al principio de la pachanga, y el hecho de que Ramitos lo reseñara a destiempo, de manera ilegal, sólo confirma lo que asenté en otro párrafo de mi crónica donde cuento que había una confabulación entre el empresario Rafael Herrerías, el apoderado Victoriano Valencia y el juez de turno para favorecer a Ponce en perjuicio de El Juli.

Por último, sostengo con base en otros testimonios, que durante toda esa tarde hubo una permanente comunicación teléfonica entre Ramitos y Herrerías, a través de la cual el "empresario" le indicaba al "juez" cuáles eran los premios que debía otorgar para que la fecha, como ahora machaca la publicidad televisiva, adquiriese el falso rango de "histórica".

 
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