Usted está aquí: lunes 14 de febrero de 2005 Espectáculos Celebran los chinos en su barrio el año nuevo del Gallo

Miles se dieron cita en la calle de Dolores

Celebran los chinos en su barrio el año nuevo del Gallo

JAIME WHALEY

Los restaurantes de comida china han proliferado por prácticamente todos los rumbos de la ciudad, pero la augusta calle de Dolores, en el Centro Histórico, continúa como eje para la conmemoración del año nuevo.

Desde el viernes la colonia china y sus adeptos, se apretujaron en los comederos -que suman siete- que hay en el tramo de la callejuela entre Independencia y Artículo 123, para festejar opíparamente la llegada del ciclo que numérico es el 4702 con su equivalente en el horóscopo zoológico, el del gallo.

Estrictamente el nuevo año empezó el miércoles, día en que Toño Chi, quien por años estuvo al frente de uno de esos siete sitios, organizó un festejo a escala en un nuevo negocio, del mismo ramo, pero ahora en la modalidad del fast food. El festín no prendió, y es que, como se citó, el corazón de las celebraciones está en Dolores y el lugar de referencia está en la esquina de Brasil y Donceles.

Claro que las figuras de los gallos fueron los objetos de mayor demanda y venta. Hubo reproducciones en barro, metal, plástico. Los puestecillos que se instalaron en la calle no se dieron abasto para surtir las peticiones de emplumados, solamente igualadas por las de galletas de la buena suerte, enviadas desde Houston por la Wonton Food, como se podía leer en las docenas de cajas tiradas en la banqueta.

Entrar a un restaurante fue verdadera proeza, a pesar de que en esta ocasión hubo cierto atisbo de civilidad, pues a los paseantes se les indicó que en una banqueta se transitaba para entrar y en la opuesta para salir. En el arroyo se colocó un entarimado de madera en el que lo mismo hubo exhibiciones de kung fu, que se bailaron el dragón, uno muy cortito, apenas llevado por cinco jóvenes, y los benévolos leones.

Un negocio se avivó y colocó puestos rodantes de comida, chow fan y chow mein, por módicos 20 pesos. Ni qué decir del éxito que tuvo la oferta con los comensales acomodados lo mismo en cualquier escalón que en la salpicadera de los autos. No faltó la infiltración de fritangas nacionales, tostadas de pata y grasosos tacos de bistec, que ante el tumulto para las especialidades cantonesas bien sirvieron para aplacar el antojo.

El nuevo año demanda la consecución de un amuleto consagrado, un simple listón, en el que el rojo llama al amor, el rosa a la amistad, el amarillo al dinero y el naranja aleja la envidia. Hay también velas igualmente coloridas que, aseguran, surten el mismo efecto.

Personalmente Chen Jianmin reparte volantes, y a señas y de golpe da a saber que es masajista.

En el Centro de Consejo Espiritual, su titular, Li ping li, advierte que dirá a quien lo consulte, absolutamente todo. Su sabiduría es tal que ya hasta le leyó las nalgas a Vanessa, la vecina, como de ello da cuenta un reportaje de una de esas publicaciones que enaltecen las frivolidades del espectáculo.

 
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