Usted está aquí: lunes 14 de febrero de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

El capital privado mete la garra a fondo en el Proyecto Fénix

La privatización silenciosa hace mucho ruido

PARA SER LA "OBRA MAS importante" del sexenio foxista en el sector petroquímico secundario, la actitud de los funcionarios directamente involucrados en la consolidación del Proyecto Fénix deja mucho que desear, aunque algunos atribuyen los permanentes desatinos a la ramplona habilidad del "cambio" para disfrazar el avance del capital privado en el renglón energético nacional.

BASTE PARA DOCUMENTAR lo anterior las declaraciones -con 24 horas de diferencia- (a) del director general de Petróleos Mexicanos, Luis Ramírez Corzo, y (b) del secretario de Energía, Fernando Elizondo Barragán:

A) EL PROYECTO FÉNIX "está en peligro" por falta de presupuesto y acuerdo con los socios privados en los precios de los insumos para su operación; Pemex no tiene con qué responder a las inversiones comprometidas y por ello su participación está en duda; es más, la paraestatal "ni siquiera cuenta con recursos suficientes para hacer frente al mantenimiento de sus instalaciones".

B) EL PROYECTO FÉNIX NO ES cadáver, aunque tampoco está seguro; existen diferencias entre los socios privados y Pemex, pero "no podemos decir ni que ya está totalmente asegurado y acordado, ni tampoco que está muerto; la realidad es que está en marcha, que se está definiendo en sus variables, que tiene riesgos de que pudiera no llegarse a algunos acuerdos y que también tiene muchas perspectivas de que sí se llegue y que vaya adelante".

COMO TEXTO DE HISTORIETA podría pasar la prueba, pero no cuando se trata de la "obra más importante" de la administración foxista en el renglón de petroquímica secundaria, en el cual la inversión privada es legalmente permitida gracias a las "reclasificaciones" y "adecuaciones" promovidas y autorizadas en el salinato.

EN OCTUBRE PASADO EL Proyecto Fénix fue presentado en sociedad por el presidente Fox, quien durante la ceremonia respectiva aseguró que con este nuevo esquema, "sin duda un parteaguas", la inversión en el sector crecería de forma sustancial, con el fin de contrarrestar dos décadas de rezago. Sin embargo, el punto geográfico donde se localizará la nueva planta productiva quedó en el aire (Veracruz o Tamaulipas) y sólo se conocerá la decisión hasta el décimo mes de 2005, siempre de acuerdo con la versión oficial.

DE ENTRADA, LA participación de Pemex sería minoritaria -no más de 49 por ciento-, mientras la rebanada gruesa del pastel correspondería a tres empresas, con 51 por ciento. En 2003 el monto de la inversión se estimó en mil 800 millones de dólares; para 2004 se incrementó a 2 mil 700 millones.

CON LO ANTERIOR, ES DE suponer que Petróleos Mexicanos estaba más que preparado para hacer frente a su cuota, la cual fluctuaría entre 882 y mil 323 millones de dólares, siempre considerando que, en efecto, su participación sería de hasta 49 por ciento.

CASI CUATRO MESES DESPUÉS de aquella pomposa presentación en Los Pinos, resulta que la paraestatal no cuenta con recursos para hacer frente a dicho compromiso, el Proyecto Fénix -el del "parteaguas"- se debate entre la vida y la muerte (dependiendo a cuál de los dos funcionarios citados se le haga caso), y las potenciales localizaciones geográficas de la planta petroquímica (Veracruz o Tamaulipas) se encuentran en medio de una guerra de explosiones en los ductos de Pemex (la primera) y de narco violencia, la segunda.

LOS QUE NO SE ARREDRAN son los socios privados, a los que la negativa de Petróleos Mexicanos para sacar adelante el Proyecto Fénix les redondea el negocio, porque mientras son peras o manzanas ellos trabajan para quedarse con el 100 por ciento.

NO HAY DINERO PUBLICO para este proyecto, la zonas donde podría ubicarse la petroquímica son territorios nada gratos, pero el dinero privado está listo para sacar del brete al gobierno del "cambio".

LOS GRUPOS ALFA (QUE preside Dionisio Garza Medina, el mismo que a cada rato explota en contra de la ineficiencia foxista) y su subsidiaria Indelpro -en la que participa la trasnacional Basell Polyolegins-, Idesa (que encabeza José Luis Uriegas, a la par presidente de la Asociación Nacional de la Industria Química) y la canadiense Nova Chemical fueron los ganadores del "proceso de selección" -como en su momento lo llamó Pemex- para la participación del capital privado en el Proyecto Fénix.

LOS TRES SERAN LOS DUEÑOS mayoritarios y la paraestatal el minoritario (socios estratégicos le llaman) en la construcción del complejo petroquímico que podría ubicarse en Altamira o Coatzacoalcos. Además, estarían a la cabeza del segundo tramo del proyecto, que conlleva la construcción de un "tren de aromáticos" con capacidad para elaborar un millón de toneladas de productos.

MIENTRAS EL NUEVO DIRECTOR de Petróleos Mexicanos y el tercer secretario de Energía del gobierno foxista se ponen de acuerdo sobre la salud del Proyecto Fénix en lo que a la parte pública le corresponde, el capital privado mete la garra más a fondo, fortaleciendo los que algunos insisten en llamar la privatización "silenciosa" del sector energético nacional, un proceso que ya alcanza insospechados decibeles.

DADA LA EXPERIENCIA, nadie dudaría que, en efecto, Ramírez Corzo y Barragán Elizondo no tuvieran la más mínima idea de lo que hablan al referirse al Proyecto Fénix, pero tampoco se puede poner en tela de juicio que su verdadera chamba consiste en llevar a buen puerto la privatización -"silenciosa" o no- del sector energético mexicano.

ADUCIR LA CARENCIA DE recursos para participar en la "obra más importante" del sexenio en petroquímica o minimizar su participación en ella, es igual a endeudarse por medio del mercado de valores o "colocar" en el mismo una suerte de certificados de aportación patrimonial (tipo banca estatizada a mediados de los 80) para poner a disposición de los inversionistas el 20 por ciento del capital de Pemex, es decir, todo tiene un mismo fin: abrir las puertas de par en par para que el sector privado se quede con el sector.

Las rebanadas del pastel:

ES OFICIAL EL RESULTADO: ni se recuperaron todos los empleos perdidos en tres años, ni la generación de nuevos puestos de trabajo es la más alta de la historia (Fox dixit, en ambos casos); en realidad la cancelación de plazas se mantiene y sólo en enero de 2005 más de 50 mil mexicanos -que tenían chamba permanente- engrosaron el ejército de reserva.

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