EN
QUE Y CUANTO GASTAMOS |
14
de febrero de 2005 |
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A
juzgar por los datos, puede decirse que los mexicanos cuidan poco de su
salud, o quizá que son muy sanos. A este rubro se destina en el
país
menos porcentaje del ingreso que a cuidado personal o a vestido y
calzado. Este es un viaje al mundo del consumo. Hay algunas sorpresas.
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José
González
Méndez
Los mexicanos gastan en promedio dos tercios de sus ingresos anuales en alimentación, transporte y educación; destinan más a su imagen personal que al cuidado de su salud; usan más recursos en transporte que en educación, y más en limpieza y cuidado de su hogar que en vestido y calzado. Los patrones de consumo de una sociedad proporcionan distintos indicadores acerca de las condiciones de vida de las familias, no sólo en términos generales, sino también de acuerdo con los distintos niveles de ingreso. A medida que se eleva el nivel del ingreso familiar tienden a modificarse los patrones de consumo. Por ejemplo, cuando una familia dispone de más recursos tiende a utilizar una menor proporción en alimentación y puede adquirir otro conjunto de bienes y servicios. El gasto de consumo privado representa la mayor parte de la demanda total en la economía; actualmente, en México, esa proporción es del orden de 69 por ciento (el resto es el consumo del gobierno, la inversión y el excedente de las exportaciones menos las importaciones). Antes de la crisis de 1995 el consumo significó 72 por ciento del producto generado en el país, pero a raíz de la misma se redujo a 68 por ciento. Esto indica el perjuicio generado para las familias, sobre todo si se tiene en cuenta que la crisis propició mayor concentración del ingreso. Diez por ciento de los hogares de más altos ingresos concentra casi 32 por ciento del total, mientras que 10 por ciento de los hogares más pobres sólo 1.5 por ciento; además se tienen que sumar hasta 70 por ciento de los hogares de menor a mayor ingreso para alcanzar la cifra que retienen los hogares más ricos. El registro de las condiciones y las tendencias del patrón de consumo de la población en México se recoge en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). Este es un instrumento estadístico que elabora el INEGI para conocer en qué y cuánto gasta la población. La ENIGH levantada en 2002 la más reciente disponible indica que las familias mexicanas gastan 30 por ciento de sus ingresos en alimentos, bebidas y tabaco; 19 por ciento en transporte y comunicaciones; 15 por ciento en educación y esparcimiento, y el resto en imagen personal, vivienda, limpieza del hogar, vestido y calzado, y apenas 3.1 por ciento en salud. Para la población más pobre los alimentos dan cuenta de 55 por ciento de su gasto corriente, mientras que 50 por ciento del gasto en educación, turismo y esparcimiento lo ejerce 10 por ciento de la población con mayores ingresos. La primera encuesta de este tipo fue levantada en 1956, a partir de 1984 el INEGI está encargado de hacerla y, desde 1992, cada dos años. El Banco de México la utiliza para calcular la inflación, pues de ella saca los pesos específicos de cada producto en el Indice Nacional de Precios al Consumidor; el sector salud la toma como indicador de los niveles de nutrición a partir del tipo de los alimentos adquiridos, y la Secretaría de Desarrollo Social la usa para las consideraciones acerca de las condiciones de la pobreza. Tiene también relevancia para efectos de la política fiscal, pues es una referencia para estimar impuestos, para fijar precios públicos y prever el gasto social. En el plano internacional se toma como referente para comparar el los niveles de bienestar frente a otros países. Las tendencias más recientes sobre el consumo se conocerán en junio próximo, una vez que el INEGI dé a conocer los resultados finales de la ENIGH 2004. Por su magnitud y composición, el gasto en consumo pone de relieve el significado que tienen los consumidores en el funcionamiento de la economía. De ahí se desprende el conjunto de los derechos que les asisten frente a quienes proveen productos y servicios § |