La crítica hecha por escritores derivó en lirismo subjetivo y compadrazgo, indica
Desgastada, la relación entre arte visual y literatura: Gabriel Orozco
El creador presenta en Arco recopilación de ensayos, inéditos en español, sobre su obra
Ampliar la imagen Aspecto de una instalaci�n la feria Arco, en Madrid, en la que participan 290 galer� del mundo FOTO Reuters
Madrid, 12 de febrero. En algún momento, sobre todo en los años 50, 60 y 70, el escritor intentó suplir al historiador o al crítico de arte.
El artista visual Gabriel Orozco, sin embargo, no cree que el escritor haya cumplido con ''una función que hubiera sido relevante: la de escribir la historia, la teoría y la crítica del arte que uno necesitaría para entender los momentos artísticos, las situaciones concretas, la vida del artista, en cierto modo''. De allí que Orozco está de acuerdo en que no existe una estrecha relación entre los escritores y los artistas.
Señala: ''En México, y en muchos lados, se desgastó la relación entre literatura y arte, y se convirtió en algo demasiado lírico, subjetivo y, además, de compadrazgo''. Luego está el poder que tiene un literato en su país. Para Orozco, la manera en que se puede transmitir ese poder a un artista es a veces conflictivo, porque el literato ''no siempre tiene la razón''.
Acota: ''El que sea un gran poeta no quiere decir que ha sido un buen crítico''. A pesar de esa situación ''poco saludable'', reconoce que hay "buenos ejemplos de colaboraciones creativas", aunque no se le vino ninguno a la mente.
El libro Textos sobre la obra de Gabriel Orozco, coedición del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Editorial Turner, fue presentado en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo Arco, donde México es el país invitado. El volumen se dará a conocer en la ciudad de México el 16 de marzo en el Museo Nacional de Arte.
El libro recopila más de una década de textos, escritos por Benjamín H.D.Buchloh, Ann Temkin, Guy Brett, Jean Fisher, James Lingwood, Mark Haworth-Booth, Hans Ulrich Obrist, Francesco Bonami, Molly Nesbit y Daniel Birnbaum. Se trata de ensayos sobre la producción del artista publicados en libros, ya agotados, en inglés, francés y alemán, que nunca habían sido traducidos al español. No hay nada proveniente de revistas o de periódicos, porque "muchos no se sostienen con el tiempo".
Si no hay ningún autor mexicano, Orozco lo atribuye a que el lapso en cuestión -de 1992 a 2000- son años en que trabajó fuera de México, principalmente en Nueva York. Además, ''es parte de mi historia, que realmente la crítica de arte mexicano en la década de los 90 no tenía, no sé si el interés, el conocimiento o qué, para enfocar y escribir sobre mi obra''.
En la mesa moderada por Raúl Zorrilla, director de Educal, Hans Ulrich Obrist "entrevistó" a Orozco sobre diferentes temas abordados en los textos como, por ejemplo, el tiempo. Para Orozco "muchas personas hablan de abrir espacios para el arte", cuando más bien habría que "abrir tiempo para el arte". Es decir, tanto el artista como las instituciones y, en general, la sociedad, tendrían que crear vías para que el tiempo de lo artístico suceda y para que el individuo tenga acceso al tiempo del arte en el momento que está en el proceso de sucederse.
Hace unos días Orozco inauguró una exposición de su obra en el Palacio de Cristal, espacio que depende del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Si una de las pretensiones del arte contemporáneo es rechazar la vitrina, para evitar que los objetos exhibidos no sean sacralizados, el artista explica por qué empleó vitrinas en este caso:
"El Palacio de Cristal tiene contadas y mapeadas 270 goteras que a la menor lluvia empiezan a caer por todos lados de manera impredecible, porque escurren por el cristal, bajan por la herrería y caen en sitios que no se pueden controlar. Además, es un lugar, en un parque, donde la entrada es gratuita y va mucha gente.''
La muestra del Palacio de Cristal tiene como pieza central Sombra entre aros de aire, creada para la Bienal de Venecia de 2003. En el entorno de Arco se han hecho comentarios en el sentido de que la obra no se entiende fuera de su contexto original, un pabellón hecho por Carlos Karpa en 1952, concebido en su momento para recibir escultura. En respuesta a una pregunta de Ulrich, Orozco afirma que ahora la arquitectura ha suplido políticamente la función de la escultura como monumento público.
Es decir, ''el monumento de la corporatividad suple lo que antes hacían las esculturas públicas que representaban o conmemoraban un hecho histórico, cultural o religioso. Eso ahora es algo que casi no se hace en escultura que, por un lado, se hizo abstracta y no conmemora nada más que el fierro de que está hecha o el color de que está pintada o algo así. Aquí hablo de la escultura más tradicional y común en cuanto a obra pública.
''La arquitectura como escultura pública es un fenómeno muy complejo, y al tomar una reliquia del modernismo, como ésta de Karpa, hacerla en madera, como si fuera el modelo de la pieza original, transportarla y ubicarla en otro espacio, como el Palacio de Cristal, se vuelve una arquitectura dentro de una arquitectura. Entra a formar parte del mundo de la escultura y con esa idea va a viajar por todo el mundo".
Algún día a Orozco le gustaría también publicar en forma de libro sus cuadernos de trabajo, que ya suman 15, los cuales con el tiempo se convirtieron en su "estudio", ya que debido a sus viajes no tenía un lugar permanente para trabajar. Integrados por notas, collages, recopilaciones de su material fotográfico y apuntes, no viene a ser un diario, porque no hay nada de anécdotas personales. Aunque admite, "desde que uso más Internet he dejado un poco el cuaderno, lo cual no me hace mucha gracia".