Editorial
¿Un eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires?
Es conocida la estrecha amistad entre los presidentes Fidel Castro, de Cuba, y Hugo Chávez, de Venezuela, al igual que la fuerte participación cubana en el desarrollo venezolano, mediante médicos, técnicos y educadores, y el importante apoyo petrolero de Venezuela a la economía de la isla caribeña. La solidez de ese minieje en el Caribe se puede medir por las denuncias de Fidel Castro acerca de eventuales intentos del gobierno estadunidense de asesinar a Hugo Chávez (o sea, por la protección que le otorgan los servicios de información cubanos al aliado estratégico de Cuba). Pero la estrategia de Chávez va más allá de esa región y forma parte de un plan de integración suramericana con una línea independiente de Washington. Así ha reforzado, por una parte, su economía y su defensa mediante importantes acuerdos con China y con Rusia (que le vendió armas, incurriendo en el enojo del gobierno de Bush). Y, por otra parte, ha realizado igualmente pasos trascendentales para reforzar el Mercosur y establecer alianzas estratégicas con los gobiernos de Néstor Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva. En su visita a Buenos Aires, el presidente venezolano, por ejemplo, firmó acuerdos petroleros con la naciente empresa nacional de hidrocarburos argentina, impulsó la construcción de naves petroleras en astilleros estatales de ese país, anunció la compra de las 6 mil 500 estaciones gasolineras de la anglo-holandesa Shell-Dutch Oil y llegó a acuerdos de intercambio de alimentos por petróleo venezolano. Ahora firmará el lunes en Caracas una alianza estratégica con el socio gigante del Mercosur, que incluirá temas de energía, petróleo, gas, agroindustria, ciencia y tecnología, y también la compra de aviones de guerra a Brasil, la cual completará la adquisición de armas de infantería a Rusia.
Este apoyo de los dos países claves del Mercosur al gobierno de Caracas lo respalda ante Washington y, a la vez, desafía a éste. Asimismo, los acuerdos militares con Brasil tienen un sentido particular, si se recuerda que ambos países tienen intereses comunes en la defensa de los recursos hídricos y en biodiversidad de la zona amazónica. Además, el inmenso Brasil no sólo limita en el sur con Uruguay, Paraguay y Argentina, sus socios en el Mercosur, sino también en occidente con los países andinos, a los que pertenecen tanto Venezuela como Colombia, y en el norte integra la región conflictiva donde desde Bogotá Estados Unidos amenaza la estabilidad política de Venezuela y, con su Plan Colombia, aparece como un peligro para la independencia de todos los países suramericanos.
El esfuerzo de Caracas por reforzar el Mercosur, integrándose a la construcción del mismo, se inspira en la idea de Simón Bolívar de unión de los latinoamericanos para defenderse de Estados Unidos. Esta actualmente comienza a hacerse posible, debido, por un lado, al debilitamiento de la hegemonía estadunidense y, por otro, a los cambios económicos, políticos y sociales que se están produciendo en el Cono Sur (Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil) como consecuencia de la respuesta popular a los efectos terribles de las políticas neoliberales. El gobierno nacionalista de Caracas aparece entonces como un enlace, una bisagra, entre esa región dirigida por gobiernos moderados que buscan un mayor margen de independencia frente a Washington y el gobierno socialista de Cuba. La diplomacia de Washington está perdiendo en esta región eficacia e iniciativa.