La explosión, en el contexto de la visita de Fox
Reivindica ETA atentado en Madrid; 43 lesionados
Abundantes daños en las inmediaciones de la Feria Arco
Madrid, 9 de febrero. Un coche bomba cargado con 20 kilos de dinamita explotó hoy en las inmediaciones del Parque Ferial Juan Carlos I, donde horas más tarde el presidente de México, Vicente Fox, y los reyes de España inauguraron la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Arco). La deflagración provocó 43 heridos leves y abundantes daños materiales.
Un personaje anónimo, que dijo llamar en nombre de la organización armada vasca ETA, alertó a las 8:50 horas a la redacción del diario Gara de la inminente explosión, lo que permitió acordonar y desalojar la zona.
Pese a que el recinto donde cada año se celebra Arco había sido sometido las semanas recientes a intensa vigilancia, que se incrementó ante la llegada del mandatario mexicano a Madrid, los servicios de seguridad españoles no pudieron evitar que un supuesto comando etarra perpetrara este atentado, que alteró los preparativos oficiales para la feria.
Tras la llamada de alerta la delegación del gobierno en Madrid movilizó a sus equipos especiales de lucha antiterrorista y a los servicios sanitarios para activar un operativo de urgencia, que evitó consecuencias más graves por el atentado. El vehículo, un Renault 19 blanco -robado en la ciudad de Guadalajara la madrugada de ayer-, fue localizado a 500 metros de la entrada principal del recinto ferial, donde finalmente explotó alrededor de las 9:40 horas, 10 minutos después de la hora señalada por el presunto etarra.
El temor a la colocación de otro artefacto explosivo provocó que la zona permaneciera acordonada durante el transcurso de la mañana, hasta que se comprobó que no existían más riesgos que pusieran en peligro la inauguración oficial de feria Arco, a la que, como estaba previsto, acudió el presidente Fox acompañado de los reyes Juan Carlos I y Sofía.
La explosión provocó heridas leves en 43 personas, cinco de ellas policías que participaban en el dispositivo de desalojo y el resto trabajadores de las empresas de los dos edificios más afectados. La mayoría sufrieron cortes en la piel por la rotura de cristales, crisis de nervios y daños en el tímpano, por lo que al menos 24 fueron ingresados en los hospitales Ramón y Cajal, Gregorio Marañón y La Paz de la capital española.
La deflagración también causó daños materiales en un edificio que alberga sobre todo empresas financieras y de asesoría, como Bull, Génesis y Steria, cuyos voceros denunciaron que pese al riesgo latente en ningún momento les informó la policía ni les solicitó que desalojaran el inmueble. Más de una docena de vehículos resultaron afectados por la explosión.
Ana Sánchez, trabajadora del recinto ferial, narró su experiencia: "Fue un estallido muy fuerte. Te quedas sobrecogido y te paralizas, pero tras reaccionar decidimos salir a la calle o, como hicieron algunos compañeros, ir a sus casas".
El ministro del Interior español, José Antonio Alonso, confirmó que según las primeras pesquisas el artefacto contenía entre 20 y 30 kilos de explosivos, además de que atribuyó a ETA la acción violenta, cuarta que perpetra ese grupo en lo que va de año, todas sin víctimas mortales.
El atentado provocó la condena unánime de las instituciones públicas y de dirigentes españoles, al rechazar conductas que obstaculizan un proceso de paz para el histórico conflicto vasco.
El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, condenó el atentado desde Polonia, al señalar que "los terroristas de ETA y quienes les apoyan no caben en la sociedad política ni en la civil. Las bombas sólo conducen a la cárcel, y el futuro País Vasco en el conjunto de España se va a construir a pesar de ellos".
El secretario general del derechista Partido Popular, Angel Acebes, aprovechó el atentado para referirse al escenario de pacificación, al indicar que "éste no es momento ni de diálogo ni de acuerdos ni de treguas con los que han atentado en Madrid; es el momento de su derrota definitiva, de la reparación a las víctimas y del cumplimiento de sus condenas".
Joan Tardá, parlamentario de los independentistas catalanes, expuso a su vez que "ETA está haciendo un mal servicio a la soberanía de Euskadi, ya que puede sufrir distorsiones graves el complejísimo proceso por el Plan Ibarretxe en la medida en que la banda continúe su actividad". Iñaki Anasagasti, senador del Partido Nacionalista Vasco (en el gobierno autonómico), exigió a la coalición abertzale Batasuna que "de una vez tenga la valentía de decir a ETA que desaparezca".
Detenciones y redadas en Euskadi
Después del atentado en Madrid, la policía española realizó redadas en diferentes localidades vascas, en Valencia y en Cádiz, donde fueron detenidas un total de 14 personas supuestamente relacionadas con el grupo armado. Entre los detenidos en Euskadi se encuentran Arkaitz Ormaetxea, Alaitz Arretxe, Eneko Pérez, Koldo Rosado, Anitz Eskisabel, Xavier Flores, Mikeldi Diez Aldama e Ixone Fernández.
La operación estuvo dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, quien coordinó a más de 200 agentes especiales, que además de las aprehensiones registraron numerosas viviendas y se incautaron de diverso material informático y documentación.