Usted está aquí: sábado 5 de febrero de 2005 Economía A frenar las reformas estructurales

José Antonio Almazán González

A frenar las reformas estructurales

Bajo la presión del adelantado calendario político electoral, que ha reducido el tiempo de gobierno que formalmente le resta al actual régimen, y las exigencias del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Fox se apresta a realizar su último intento para imponer las llamadas reformas estructurales y con ello completar la obra iniciada hace 23 años por los gobiernos neoliberales del PRI: la venta de México y sus recursos estratégicos a los intereses del imperio del norte y las grandes empresas trasnacionales.

Sin embargo, el largo curso del neoliberalismo en México también ha generado diversas y abundantes luchas de resistencia en todo el territorio nacional y la conformación de movimientos sociales de todo tipo, una de cuyas expresiones, el Frente Sindical, Campesino, Indígena, Social y Popular (FSCISP), ha convocado a un segundo Diálogo nacional para echar abajo las contrarreformas estructurales neoliberales y construir juntos un México con libertad, justicia y democracia.

Integrado por cientos de organizaciones locales, regionales, estatales y nacionales, el FSCISP es una muestra de nuevas características en los movimientos sociales que buscan superar el carácter defensivo de sus luchas, dotándose de una visión estratégica que fortalezca la unidad de las luchas de resistencia, recuperando su personalidad e iniciativa como sujetos del cambio social, para estar en condiciones de disputar el rumbo y la conducción del país a los nefastos neoliberales. Tal es la lectura que se desprende del primer Diálogo nacional hacia un proyecto de nación alternativo al neoliberalismo, celebrado en la ciudad de México el 27 y 28 de noviembre del año pasado, que congregó a cientos de organizaciones sociales; y es el mismo propósito que anima la convocatoria al segundo diálogo nacional que se desarrollará el 4 y 5 de febrero en la ciudad de Querétaro.

La fecha y la sede escogidas para este segundo diálogo nacional tampoco son fortuitas y no se reduce simplemente a conmemorar los 88 años de la gesta histórica que dio origen a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Pisoteada y violentada por los gobiernos neoliberales priístas, desde Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y hoy por el gobierno foxista, la demanda de restablecer la legalidad constitucional constituye un primer paso para avanzar en la definición de un proyecto de nación alternativo al neoliberalismo, con libertad, justicia y democracia.

Lo mismo desde el ángulo de la defensa del patrimonio nacional energético, del derecho a la asistencia y a la seguridad social, del reclamo de educación pública y gratuita, de los derechos laborales adquiridos, de la soberanía nacional seriamente cuestionada por los tratados de libre comercio y una deuda externa impagable, de la necesidad de recuperar la autosuficiencia alimentaria, del reconocimiento de los derechos de los pueblos indios, de la defensa de nuestro patrimonio e identidad cultural, etcétera, la restitución de la legalidad constitucional y el respeto a la misma ha sido uno de los reclamos centrales de los que se han nutrido las luchas de resistencia en los últimos años.

Por ello mismo, uno de los objetivos a alcanzar en este segundo diálogo nacional es avanzar en la definición de un programa mínimo no negociable, uno de cuyos componentes esenciales es el respeto a la Constitución y por tanto el rechazo a las llamadas reformas estructurales neoliberales, cuyos contenidos contradicen y violan lo dispuesto en los artículos 27 y 123 constitucionales.

Sin embargo, aun cuando la discusión sobre proyecto de nación alternativo al neoliberalismo parte de la demanda esencial de restablecer la legalidad constitucional, no se limita a este aspecto. Tanto el esbozo de proyecto de nación, como el programa mínimo no negociable, implica la incorporación de nuevos derechos sociales y colectivos, para reformar a la Constitución dentro de la misma Constitución, como son los derechos de los pueblos indios y nuevas figuras de democracia directa como el referéndum y el plebiscito. Así como también integrando aspectos fundamentales que afectan la soberanía nacional, como son los tratados de libre comercio y la sangría descomunal de la deuda externa.

En todo caso, como podrá desprenderse de los resultados de este segundo diálogo nacional, la discusión de un proyecto de nación será acompañada de la definición de un plan de acción, con movilizaciones a lo largo y ancho del país, para frenar la soberbia foxista que, sin decoro alguno, promueve las inconstitucionales reformas estructurales.

 
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