Un extraño olvido
En la revisión de la Cuenta Pública 2002, la Comisión de
Vigilancia de la Cámara de Diputados, por conducto de la Auditoría
Superior de la Federación, descubrió que el gobierno de Vicente
Fox había omitido incluir en su informe sobre deuda pública interna
los 143 mil 442 millones de pesos correspondientes al rescate carretero. Tal
extraño ųy cuantiosoų olvido presentó ante los ciudadanos
y en el extranjero datos inexactos y engañosos sobre el monto de la deuda
fiscal, que asciende en realidad a más de un billón 100 mil millones
de pesos.
Estos malabarismos con los datos para disminuir su impacto político recuerdan maniobras similares realizadas en los países del llamado "socialismo real", las cuales, dicho sea de paso, terminaron por enredar a los propios manipuladores de la información, impidiéndoles hacer previsiones confiables. Por supuesto, estas manipulaciones de las cifras son particularmente graves, porque la transparencia total en el funcionamiento del Estado es esencial para la democracia, ya que no se puede ser ciudadano ni decidir sobre nada si no se tiene una información veraz y segura sobre los recursos disponibles y los compromisos.
Tras ese descubrimiento, el Poder Legislativo exigirá ahora al gobierno que incluya en la deuda pública interna el dinero concedido, pero sería necesario averiguar también cómo ha sido posible que se presentasen a los representantes del pueblo informaciones tan deformadas y establecer quiénes han sido los responsables de un escamoteo de tal magnitud para pedir, si correspondiese, las sanciones o renuncias del caso.
No es posible que en México pasen tranquilamente anomalías que en otros países llevarían a una discusión pública y harían perder sus puestos a muchos. Tampoco lo es que el Ejecutivo no cuente con informaciones exactas antes de comunicarlas al país, como pasó recientemente, cuando entre los anuncios triunfales del presidente Vicente Fox Quesada sobre la existencia de sólo 2.7 por ciento de desocupación de la población económicamente activa y los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática sobre la desocupación real del 3.78 por ciento hubo más de un punto de diferencia (que equivale a miles de personas de carne y hueso que sufren las consecuencias dramáticas de no tener trabajo).