mixteca nacida en Estados Unidos
Víctor Almazán
Greenfield, California.El 17 de junio del 2004, una joven mixteca de 17 años de edad que trabajaba cosechando lechugas en los campos agrícolas del pueblo de Soledad, California, dijo a sus compañeras de trabajo que le dolía el estómago. Fue al baño portátil que la empresa agrícola lleva al campo, y dio a luz a una pequeña de 1.6 kilos de peso. La joven estaba tan asustada que dejó a la bebé en el baño y se fue a su casa. Las autoridades judiciales del condado de Monterey la acusaron de intento de asesinato, de abandonar un bebé y del delito grave de poner en peligro la vida de un niño.
La adolescente mixteca, de la cual no se ha mencionado públicamente su nombre, llegó de su natal Oaxaca tres meses antes y de inmediato se enroló en el ejército de trabajadores agrícolas que cultivan los fértiles campos del Valle de Salinas. Trabajaba un promedio de diez horas diarias para poder pagar la deuda que contrajo con el coyote que le ayudó a cruzar la frontera.
Llegando a Greenfield, localizada aproximadamente a 200 kilómetros al sur de San Francisco, se acomodó con su hermana mayor, Sara Dolores Cruz.
El mismo 17 de junio, la joven fue detenida y puesta bajo la jurisdicción de la Corte Superior de Justicia del Condado de Monterey, condado al que pertenecen Greenfield y Soledad. De inmediato el fiscal, Rolando Mazariegos solicitó al juez del caso, Jonathan Price que la joven fuera juzgada como adulto, petición que fue rechazada.
Que el caso fuera tratado como un caso juvenil fue el primer logro del equipo de abogados que se constituyó para la defensa de la joven mixteca. De haber sido juzgada como adulto habría enfrentado penas de 20 a 25 años de cárcel. La pena máxima al ser declarada culpable en una corte juvenil es cárcel hasta que la acusada cumpla 25 años de edad.
El equipo de abogados en defensa de la muchacha se constituyó con el abogado Miguel Hernández, la abogada Blanca Zarazúa, cónsul honorario del Consulado de México en San José, y el psiquiatra Arturo Silva, quienes dijeron no cobrarían sus servicios y anunciaron que la estrategia de defensa se basaría en demostrar el estado psicológico de la muchacha después de pasar por un evento traumático.
En octubre un par de estudios médicos señalaron que la muchacha mixteca no podría soportar un juicio. El juez determinó que deberá recibir tratamiento médico para que pueda hacerlo. La joven Cruz fue liberada el 17 de diciembre, cinco días después de su cumpleaños número 18. Los cargos le fueron suspendidos hasta que se recupere lo suficiente para responder a los delitos que le imputan. Su próxima cita ante el juez es el 3 de febrero. Debido a que su proceso jurídico continúa, no puede ser detenida por las autoridades de migración estadunidense. La pesadilla aún no termina.
Para el médico Maximino Cuevas, quien trabajó en el campo cuando era niño, y ha establecido la red Clínicas de Salud del Valle de Salinas, donde atienden a los trabajadores agrícolas sin importar su condición migratoria, la situación de la joven se debe al desconocimiento de los servicios de salud que prestan algunas instituciones en Salinas. Cuevas dijo que "si ella hubiera sabido que hay servicio médico para ella, si nos hubiera dicho, traigo este problema, necesito ayuda, se le habría atendido rápido y sin costo".
Cuevas dijo también que en el estado de California es posible dar un niño en adopción si no se desea o no se quiere criarlo. "Si ella hubiera querido abortar, se le ayuda con eso, si hubiera querido tener el niño y darlo en adopción, hay servicio para eso, si hubiera dicho 'lo quiero para mí, pero necesito ayuda', hay también servicio para eso", dijo Cuevas. En California es posible entregar a un recién nacido que no se desea a un hospital sin consecuencias jurídicas. La joven dijo a su hermana que ella no sabía que estaba embarazada.
Cuestionado sobre la posibilidad de que situaciones como ésta sean atribuidas a los usos y costumbres indígenas, ahora que el presidente Fox quiere atribuirles los defectos de la impartición de justicia en México, Rufino Domínguez, dirigente del Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (fiob), dice contundente: "no, eso no es usos y costumbres, para nada". Domínguez coincide que la situación se debe al desconocimiento del sistema de salud de los Estados Unidos, y a las carencias en México, "por ejemplo, allá en las comunidades no tenemos posibilidades de consulta médica".
Mientras tanto, Sara Dolores Cruz, busca la adopción de su sobrina, a quien nombraron Esperanza Soledad, quien ahora se encuentra con una familia de crianza. Dada la situación jurídica de la joven madre, será difícil que la bebé le sea devuelta. Dolores Cruz dice que sería injusto que la dieran en adopción a otra familia "diferente a nosotros, sin considerar nuestra cultura". Otra batalla legal que se va a enfrentar contra criterios económicos y de raza.