Rosario Castellanos: aniversarios Gerardo Bustamante Bermúdez A Ofelia Medina, heroína ![]() Los convidados de agosto es la obra de transición entre la "trilogía indigenista" (Joseph Sommers) y la narrativa con espacios y personajes urbanos Álbum de familia (1971) y Rito de iniciación (póstuma, 1997). La preocupación fundamental en estas obras son los personajes femeninos, sólo que la frustración, la enajenación, el dominio de una sociedad falocéntrica y recalcitrante se enfatizan en un espacio mediatizado como es Comitán, lugar donde se desarrollan todas las historias del libro. Queda claro que Comitán, Chiapas, no sólo es el poblado en que Castellanos vivió hasta su adolescencia, sino un espacio donde la transgresión femenina es condenable y duramente castigada. Es en este sentido que la preocupación fundamental de Castellanos sobre la condición femenina en una provincia mexicana, se convierte en una radiografía trágica del modo de ser femenino en el México postrevolucionario. A lo largo de la producción narrativa de Castellanos, la provincia presenta un fuerte conflicto racial y de clases sociales que determinan la forma de vida socioeconómica de los individuos, e incluso el trato al que se es digno de acuerdo a la posesión de bienes materiales y al tipo de familia al que se pertenece. Las mujeres que aparecen en las páginas de Los convidados... son señoras respetables, solteras de buena familia, criadas o placeras. Lo que las une en un espacio enajenante es su condición genérica, pues les determina un cierto modo de vida, comportamiento, educación, posición y visión frente al mundo masculinizado. El deseo de las "solteras" por casarse y llegar a poseer el anhelado título de "señoras", supone un respeto social y un reconocimiento como seres humanos, de lo contrario, el desprecio y la burla de los comitecos no se hace esperar. Los personajes femeninos protagonistas de Los convidados... están inmersos en una desesperación que generalmente es consecuencia de la falta de algún pretendiente, o bien, porque de manera personal y social, se considera que una mujer soltera no puede ser digna de respeto, aun si pertenecen a una familia criolla y pudiente: ya que la mujer sólo tiene justificación en la medida en que desempeñe su papel biológico y se desarrolle como esposa y madre. Dichos títulos sociales presuponen para la soltera o la estéril, la condena, la burla y el desprecio en una sociedad falocéntrica como la que muestra Rosario Castellanos: "Quedarse soltera significa que ningún hombre consideró a la susodicha digna de llevar su nombre ni de remendar sus calcetines. Significa no haber transitado jamás de un modo de ser superfluo y adjetivo a otro necesario y sustancial. Significa convertirse en el comodín de la familia. ¿Hay un enfermo que cuidar? Ahí está fulanita que no tiene obligaciones fijas" (Mujer que sabe latín). Llama la atención que los personajes femeninos de Los convidados de agosto tienen delimitado un espacio y una función genérica impuesta por su núcleo social y aceptada en la mayoría de las veces por ellas mismas (sometimiento y autosometimiento). Las mujeres transgresoras a la moral falocéntrica y conservadora son castigadas desde el interior de su círculo, no importa su linaje ni la posición económica de su familia.
La transgresión familiar y social de Gertrudis consiste en escapar con un hombre desconocido Juan Bautista González; sin embargo, es encontrada y castigada por su padre de una manera humillante. La huida la desvaloriza ante la gente (jueces), imponiéndosele un matrimonio apresurado para resarcir una conducta anómala e inmoral sin que medie el amor. Sobre las mujeres de provincia, la narradora-escritora enfatiza las "especies diferentes" y por lo tanto los caminos elegidos o impuestos para éstas en espacios cerrados o abiertos, decisivos para su construcción como seres sociales, libres, reprimidos, autónomos o condenados. La narradora-escritora de "Las amistades efímeras" se puede considerar en un plano autobiográfico o de coincidencias, el alter ego de la propia Rosario Castellanos que construye una historia "a través de la memoria humana y de la eternidad de las palabras". En Los convidados de agosto se recrea la vida de Emelina, cuya actividad se reduce a la espera de un hombre (no importa quién) que venga a desposarla en las festividades de Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto). El título alude al auto-ofrecimiento de las jóvenes, pues la soltería es una condena y un estado vergonzoso. Ester, la hermana mayor de la protagonista, se ha resignado a la soltería, después de la espera; la pretensión del matrimonio ya no es viable cuando tiene que competir con otras mujeres más jóvenes y decide consagrarse al cuidado de su madre enferma.
El destino para la protagonista del relato es la soledad, la condena, el desprecio y la burla. Para Emelina no hay una tregua social, tampoco la huida es un camino viable, ya que dentro de su núcleo no existen modelos a seguir. Por el narrador sabemos que hay otras mujeres como "la Casquitos de venado" o la "Estambul" que han buscado en otras regiones la realización y la independencia; la primera es propietaria de un taller de costura, aunque el narrador advierte que la gente no recurre a ella como forma de castigo, mientras que la segunda regresa a las fiestas de Santo Domingo de Guzmán convertida en torera (oficio masculino y transgresor). Los convidados de agosto plantea la doble moral de la provincia mexicana, la soledad y el espacio árido en el que viven los personajes femeninos. Bajo esta misma línea temática, el relato de "Vals capricho" presenta las siguientes peculiaridades: las hermanas Natalia y Julia Trujillo dos solteronas comitecas se empeñan en criar y pulir a su sobrina Reineire, fruto ilegítimo de su hermano Germán con una india. Reineire no es ante los ojos del pueblo una joven digna de respeto, pues su mestizaje y comportamientos son el pretexto para la burla y el desprecio: "En las tertulias, Reineire y sus costumbres, o sus actos más nimios, eran tema de burla." Lo que se enfatiza en la historia son las intenciones de las tías para convertir a su sobrina en un ser social aceptado por los otros (los que determinan quién es digno de respeto o rechazo); sin embargo, llevar la sangre de una india la convierte en un "objeto" no sujeto marginal: la personalidad grotesca y la barbarie de Reineire se contraponen a la compostura y moral correcta de toda joven provinciana "decente". Aunque la joven habla español, también domina la lengua de su madre, realiza actos anormales (tiene una gallina negra debajo de su cama y posee conocimientos de la sexualidad animal y humana). El destino de Reineire, Gladys, Claudia, María o Alicia como la llaman las tías y el sacerdote de la parroquia para darle un nombre que aparezca en el santoral, no es menos trágico que el de Emelina. Después de ser rechazada por el pueblo e inútilmente educada por sus tías, la joven decide abandonar un espacio condenable y hostil: "Natalia había visto cómo se alejaba, a la luz clandestina del amanecer, la silueta de una mendiga. Destrabó la aldaba de la puerta de la calle, salió, cerró tras de sí... iba descalza." Como en Los convidados de agosto, Reineire es castigada con el desprecio, expulsada de un paraíso provinciano y decadente que sólo le ofrece la burla y el desprecio, además de conducirla a la locura. La novela corta "El viudo Román" narra la historia de Romelia Orantes, su fatídico matrimonio y la deshonra familiar que le causa su esposo, el doctor Carlos Román, el día siguiente de la boda, al "devolverla" a la casa paternal y acusarla de no llegar "virgen" al lecho conyugal. Romelia es víctima del odio y el deseo de venganza por parte del doctor, quien en su primer matrimonio descubre que su esposa Estela sostiene una relación clandestina con Rafael, hermano mayor de Romelia; quien según el propio médico, se suicidó "de vergüenza y remordimientos" a la muerte de Estela. La deshonra personal y familiar de la que es víctima la protagonista de la novela, sugiere un futuro basado en el desprecio del pueblo y el repudio de sus hermanas Blanca y Yolanda candidatas a la soltería como oficio. Romelia Orantes decide "permanecer" dentro de un espacio alienable, no importa que pertenezca a una familia "respetable" en lo social y económico; los actos inmorales que se le atribuyen la colocan en el nivel de los despreciados.
A cuarenta años de su publicación,
Los
convidados de agosto sigue cuestionando ciertas formas de vida en la
provincia mexicana; su prosa ágil nos invita a leer sus páginas
desde la "postmodernidad" como si fuera la primera edición.
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