Bellas Artes y UAM premian la trayectoria del artista

La coreografía de la danza popular, alejada de la realidad: Rodolfo Reyes

JUAN BALBOA

Al triunfo de la revolución cubana, Rodolfo Reyes Cortés descubrió el toque de tambor de los yorubas. Con el gobierno de Salvador Allende caminó las cordilleras y se impactó con los mapuches. En la Nicaragua de los sandinistas se impregnó de la cultura popular revolucionaria de esa época. Todo ese torrente cultural ha sido una puesta en escena cotidiana en sus 40 años de etnocoreógrafo y bailarín.

Nació en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en 1936, pero el teatro, el folclor popular, las zonas indígenas y la danza han hecho de Latinoamérica su casa cotidiana: fundó el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba y el teatro de la Danza de la Habana; integró el Ballet Contemporáneo de Ecuador y la Danza Contemporánea de Nicaragua; en el gobierno de Allende formó parte del grupo que logró conformar a principios de los años 70 el Ballet Folclórico y el Conjunto Nacional de Danza Contemporánea de Chile.

Esa larga trayectoria de etnocoreógrafo y bailarín fue premiada ayer por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en la sala principal del Palacio de Bellas Artes.

De acuerdo con Reyes Cortés, la actual coreografía de la danza popular se ha alejado de la realidad.

"Los actuales coreógrafos son totalmente superficiales, banales: muchas rosas en la cabeza, muchas flores por todas partes, abanicos, pero en el fondo no hay nada. Nuestros indios, las mujeres y hombres reales no aparecen."

Señala que la danza popular en México atraviesa por una crisis de identidad; por eso, agrega, el producto que entregamos se cae a pedazos.

Hace una pausa en la entrevista y señala: "Actualmente no se logra palpar la vida real de la cultura de las comunidades en las escenografías. La escuela latinoamericana nacida en Cuba era actuante, reflejaba en las coreografías de la danza la realidad política, social, económica y cultural. Nosotros nos metemos con la muerte, con el nacimiento, reflejamos la violencia del Estado en contra de las comunidades indígenas; somos ojos observantes de la cultura de la comunidad, pero también de su maravilla, de su poesía, de su coquetería, de su amor, de su flirteo.

"Sobre eso cantamos, sobre eso lloramos y nos metemos a las comunidades para observar. La danza popular debe reflejar la realidad en la escenografía. Hoy no se está haciendo", lamenta el que también ha sido uno de los pocos mexicanos que han trabajado con la primera bailarina cubana Alicia Alonso.

Insiste: "ese es mi alegato, ya se perdió el vínculo entre el objeto por observar y la forma de llevarlo al escenario". La danza folclórica es un espectáculo cultural que no debe ser transformado, no se debe llevar fuera de su contexto, ni mezclar el ballet contemporáneo y la danza popular.

Reyes Cortés llegó a principios de los años 70 a La Habana, Cuba, para integrarse a un equipo que habría de dar forma a lo que después se conoció como Conjunto Folclórico Nacional de Cuba. Iba por unas semanas y se quedó a vivir 10 años. Relata que para concretar lo que se conoció como etnocoreografía el grupo de trabajo en el que estaba incluido estudió antropología y etnología, además de vivir en los pueblos cubanos, participar en los rituales afrocubanos y mantener un estudio permanente de las manifestaciones populares.

"Empezamos a hacer espectáculos culturales sin transformarlos, sin idealizarlos, sin llevarlos fuera de su contexto; así nace el conjunto folclórico de la isla, el movimiento nacional de aficionados y la Escuela Nacional de Instructores de Arte. Hacíamos coreografías de forma natural; los mismos actores eran los negros, blancos, de tal manera que la primera bailarina tenía 86 años, el más joven de todos tenía 50, ellos eran los que hacían el conjunto folclórico."

Su paso por Chile le dejó grandes experiencias, principalmente porque fue la primera vez que hicieron una puesta en escena con 5 mil actores.

Así lo recuerda: "El primer año del triunfo de Salvador Allende hicimos una puesta en escena en el estado de Santa Laura. Metimos a 5 mil personas. Los actores eran militantes de los partidos Comunista y Socialista de Chile. A todos los convocamos para que participaran en una puesta en escena de la fundación de ese país: desde las culturas auténticas originarias hasta el proceso democrático de Allende. Fue una gran película viva".

También trabajó en Nicaragua con el gobierno sandinista. Fue asesor de Ernesto Cardenal, cuando el poeta nicaragüense era ministro de Cultura. Ahí fue fundador de la Escuela Nacional de Danza y de la Danza Contemporánea de Nicaragua. Posteriormente trabajó en proyectos similares en varios estados mexicanos, principalmente Veracruz, Zacatecas, Guerrero y, ahora, Chiapas.

Hay una anécdota que recuerda con gran cariño. Cuenta que en uno de los primeros ensayos del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, un grupo de combatientes entró al salón y preguntó de qué se trataba. Rodolfo Reyes explicó con detalle el objetivo del grupo. Uno de los hombres se acercó y le pidió que continuará porque le parecía muy interesante. El hombre permaneció atento y después se alejó. Era el comandante Ernesto Che Guevara.