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México D.F. Lunes 1 de noviembre de 2004 |
El vuelco de Uruguay y otros comicios
El
candidato del Frente Amplio-Encuentro Progresista-Nueva Mayoría,
Tabaré Vázquez, será el próximo presidente
de Uruguay, de acuerdo con proyecciones dadas a conocer tras la jornada
electoral histórica realizada ayer en ese país del cono sur,
en la que la mayoría decidió sacar del poder a la oligarquía
bipartidista que lo ocupó durante más de un siglo y que,
hasta ahora, sólo se había retirado del gobierno para dejar
paso a una dictadura militar. Lo ocurrido ayer en la patria de Artigas
no debe verse como resultado arbitrario de una ruleta electoral -que a
eso se parecen muchas democracias latinoamericanas que han logrado realizar
comicios técnicamente impecables, o casi, pero en los cuales no
se ponen en juego alternativas políticas, económicas y sociales-,
sino como la culminación de una larga lucha cívica para poner
la institucionalidad del país al servicio de la sociedad, no de
los intereses financieros y comerciales nacionales y extranjeros.
El triunfo de Tabaré Vázquez se plantea
como el inicio de un proceso pacífico y legal de transformación
nacional profunda que empieza, al parecer, con buenas bases -como la mayoría
absoluta de que dispondrá en el Congreso- y al que cabe augurarle
el mejor de los destinos.
Además de Uruguay, Brasil, Venezuela y Chile efectuaron
también elecciones ayer, con resultados contrastados. En Brasil,
el gobernante Partido del Trabajo sufrió un revés en Sao
Paulo -la ciudad más grande y rica del país-, donde al parecer
el aspirante socialdemócrata José Serra derrota a la candidata
oficialista Marta Suplicy. Mientras tanto, en Chile, donde se designará
a 345 alcaldes y dos mil 144 concejales, la gobernante Concertación
de Partidos por la Democracia, del presidente Ricardo Lagos, aventajaba
sin problemas a la oposición de derecha. En Venezuela, el holgado
triunfo del oficialismo en los comicios para renovar 22 gubernaturas, 335
alcaldías y medio millar de diputados provinciales se vio opacado
por un elevado abstencionismo -más de 50 por ciento, según
resultados parciales- que parece reflejar la fatiga electoral de la ciudadanía
tras los muchos procesos comiciales a que ha sido convocada durante los
gobiernos de Hugo Chávez.
Al margen de los reveses experimentados ayer por el gobernante
PT brasileño, es claro que las jornadas comiciales de ayer en cuatro
países latinoamericanos confirman una tendencia continental contraria
a las derechas y a las oligarquías políticas tradicionales
y constituyen, además, una contrariedad para los designios de Washington
para la región. La coalición triunfadora en Uruguay es partidaria
de un alineamiento en la política exterior del país con la
de los líderes sudamericanos que buscan alternativas al neoliberalismo
y a la supeditación automática a Estados Unidos: Luiz Inacio
Lula da Silva, de Brasil; Ernesto Kirchner, de Argentina, y Hugo Chávez,
de Venezuela. Su triunfo planteará dificultades adicionales para
la concreción del Area de Libre Comercio de las Américas
(ALCA, por sus siglas en inglés) que Estados Unidos pretende imponer
a Latinoamérica e introducirá nuevos desafíos a la
hegemonía de la superpotencia en el subcontinente. La nueva correlación
de fuerzas en este hemisferio tendrá que ser tomada muy en cuenta
por el candidato que se imponga, en los comicios de mañana, en el
vecino país del norte.
Por último, las primeras proyecciones de las elecciones
en Brasil constituyen una inequívoca señal de alerta para
el gobierno de Lula da Silva y para su partido, el cual ha perdido respaldo
popular a raíz de las inconsecuencias del programa económico
del presidente obrero, el cual no parece capaz, hasta ahora, de articular
sus audaces propuestas sociales -como el meritorio programa Hambre Cero
y su cruzada contra la esclavitud- con estrategias económicas de
contenido popular y apartadas de las recetas del Consenso de Washington.
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