México D.F. Lunes 1 de noviembre de 2004
Animecheri kéjtsitakua, en memoria de los difuntos
Altares típicos de dos pueblos de Michoacán se exhiben en el MNA
DE LA REDACCION
En el amplio calendario festivo del pueblo de Michoacán se encuentra la fiesta Animecheri kéjtsitakua, que honra a los angelitos la noche del 31 de octubre y a los adultos el primero de noviembre. No es simple rememoración de los difuntos ni exaltación a la muerte, es una fiesta que tiene los componentes propios de lo festivo de acuerdo con el contexto de la vida indígena en esa entidad.
El Museo Nacional de Antropología exhibe este año ofrendas tradicionales de las comunidades Santa Fe de la Laguna y Cuanajo en la exposición Animecheri kéjtsitakua. Fiesta de ánimas en el estado de Michoacán, la cual se complementa con la recreación de un panteón purépecha.
Santa Fe de la Laguna es una comunidad ribereña del lago de Pátzcuaro, pueblo dedicado a la fabricación de cerámica vidriada color café oscuro, de la que sobresalen los candeleros, copaleros y floreros, utilizados para los altares de muertos.
La particularidad de la ofrenda es el arco forrado con flor de cempazúchil, ubicado al interior de la casa habitación. En algunos casos se colocan las viandas que le gustaban al difunto o solamente se deja la fruta, la cual se cubre con servilletas bordadas en punto de cruz.
De Cuanajo, población ubicada a 22 kilómetros de Pátzcuaro, se muestra la típica casa purépecha mejor conocida como troje, de las que el museo tiene dos en exhibición y que se utilizan para enmarcar la ofrenda de este lugar. En ella se elaboran tamales y ponche para ofrecerlos a las personas que lleguen a la casa, quienes llevan consigo un caballito de madera llamado uatsari, adornado con flores de tiringini y cempazúchil, así como fruta.
La recreación del panteón purépecha, es muy significativa, pues en muchas poblaciones de Michoacán la velación se desarrolla en los camposantos.
Animecheri kéjtsitakua se traduce generalmente como ofrenda o aquello que por su valor merece ser ofrecido, es decir, una entrega. Consiste en canastas o bateas con pan, frutas, velas y flor de cempazúchil, o bien, el lugar donde se depositan las ofrendas: el altar, que normalmente se coloca en el denominado Cuarto de Santos, espacio dentro de la casa donde se ubican las imágenes religiosas de culto familiar.
La kéjtsitakua tiene que ver con una era sagrada, pues por medio de la fiesta, su sentido de espera y encuentro con las ánimas hace posible que lo humano y lo divino coincidan en un tiempo y espacio concreto que es compartido.
En antropólogo Alejandro González Villarruel, subdirector de etnografía del Museo Nacional de Antropología, explicó que el área a su cargo exhibe desde hace 40 años ofrendas de Día de Muertos, las cuales, consideradas patrimonio cultural de la humanidad, forman parte de la cosmovisión de los pueblos indígenas de México.
En el montaje de las mismas, añadió, han participado las propias comunidades, de tal forma que se cumple con el objetivo de acercar la riqueza cultural de estos pueblos a los habitantes de la ciudad de México.
Animecheri kéjtsitakua. Fiesta de ánimas en el estado de Michoacán permanecerá abierta hasta el 7 de noviembre, en el Museo Nacional de Antropología, ubicado en Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec.
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