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México D.F. Lunes 1 de noviembre de 2004
José Cueli
Ese algo más
Dice la copla andaluza:
¿Con que te lavas la cara
niña que tan guapa estás?
Me lavo con agua clara
Y Dios hace lo demás...
Con agua clara se lavaron la cara las "niñas" toreras
Elizabeth Moreno e Hilda Tenorio y Dios puso lo demás; frescura
y una obstinada búsqueda de algo más. Ese algo más,
que -con excepción de David Silveti, en las últimas temporadas-
había desaparecido. Con las toreras, la emoción regresó
al ruedo del coso capitalino. El torero en abanico de belleza surgió
inesperado. Elizabeth trazó en la arena naturales en que paró,
templó y mandó, y le dijo adiós al aire, abandonada
a lo que el cuerpo le dictaba. Hilda, segura, lidiando a sus novillos con
maestría y adornándose a novillo dominado con unos pases
del desdén, relajada, inmóvil, sumida en su fijeza.
¿No habrá manera de intercalarlas en novilladas
en la temporada grande que se inicia el domingo próximo? Las niñas
guapas dejaron a la afición deseándolas, mas el deseo no
se satisface y se inicia la temporada grande, el domingo próximo.
Regresan al ruedo de Insurgentes los de siempre, ninguno con tirón
entre la afición; ni toros, ni toreros. La excepción seran
los bureles de San Martín, que regresan a la México, y las
"novedades" de los "niños" españoles Capea, Salvador Vega,
Matías Tejeda, ¿Surgirán las embestidas, los lances,
las faenas que permitan cantar -cuna, verónica, meceo- a toros de
encastada nobleza; verónicas de compás abierto y larguras
infinitas sin que el toro roce el capote, pases naturales de muleta planchada
sin enmendar y los de pecho rematados al brazo contrario, y estocadas en
lo alto y volapié?
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