México D.F. Lunes 1 de noviembre de 2004
El experto señala la importancia de resolver
pendientes ante ese suceso inminente
En México celebramos la muerte pero no la aceptamos,
asegura tanatólogo
CAROLINA GOMEZ MENA
Casi nadie está preparado para enfrentarla "ni
como protagonista ni como testigo, porque de manera velada se nos inculca
que es un enemigo a vencer, y no la entendemos como parte de la vida".
Es la muerte, a la cual se celebra en estas fechas. Sin embargo, esto a
ella la tiene sin cuidado, y cada día arrebata la existencia a alrededor
de mil 200 personas en el país, lo que significa que al año
a unos 450 mil mexicanos les llega el momento que tanto se esquiva.
Según
el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
(INEGI), en 2002 en todo el país fenecieron 459 mil 687 personas,
de ellas 225 mil 522 eran hombres y 203 mil 846 mujeres.
En el Distrito Federal es donde más decesos se
registran, ya que en 2002 murieron 46 mil 627 mexicanos, de los cuales
23 mil 888 eran hombres y 22 mil 728 mujeres. Ninguno tuvo otra oportunidad
o siquiera unas horas más o un día extra para saldar lo que
postergó, es por eso que siempre se debe estar listo para cuando
llegue ese instante, según dictan los postulados de la tanatología.
Todos los pendientes deben estar resueltos; los afectivos,
económicos, familiares y laborales, afirmó en entrevista
Fernando Gómez Urrea, presidente del Consejo Nacional de Difusión
y Apoyo en Tanatología (Conatan), durante el foro Comunicando la
muerte.
Resaltó quela muerte es difícil de aceptar,
el ingrediente monetario le pone más complicación al trance
y demanda una "optimización de los recursos, porque cuesta muy caro
morirse hoy en día, en promedio de 35 mil a 65 mil pesos".
La tanatología es una disciplina que, al margen
de ideologías y religión, da apoyo a las personas que han
sufrido una pérdida relacionada con la muerte, y en México
sólo hay unos 20 mil tanatólogos.
Según el experto es más difícil fallecer
ahora que antaño, pues "todo apunta a negar la muerte a través
de estereotipar la vida, anclándonos más a ella".
No obstante, hay países que enfrentan "mejor la
muerte", son aquellos con alto desarrollo y en los que los índices
de violencia y accidentes son bajos, "lo que los hace vivir un duelo con
menos implicaciones; no ocurre lo mismo en las naciones en vías
de desarrollo, donde la vida es profundamente estresante y difícil,
las oportunidades de trabajo son pocas y en general la vida es más
dura".
La primera reacción ante la muerte es la negación
y la última la aceptación, y entre ellas se intercalan en
un orden no siempre regular la ira, la envidia, así como el regateo,
y la tanatología busca que se dé esa aceptación.
"La intención es que la persona se adueñe
de su proceso, optimice las energías, los recursos, el manejo de
las emociones, el perdón, la reconstrucción de la figura
ausente evitando idealizarla, porque mientras más se haga, más
cuesta despedirse de ella."
Aunque en un principio a la tanatología sólo
tenían acceso las clases altas, el Conatan intenta acercarla a los
demás sectores, y por ello "ya iniciamos un grupo de autoayuda para
personas que no tienen recursos y que han perdido a sus hijos por secuestros,
accidentes u homicidios, y capacitamos voluntariado para proporcionar asistencia
domiciliaria y en hospitales gubernamentales", informó Gómez
Urrea, médico cirujano y experto en tanatología.
La muerte de un hijo, la más difícil
Este es uno de los duelos más difíciles
de superar, sobre todo si es un niño, pues pesa el hecho de que
"a los padres no los preparan para enterrar a un hijo, pues se entiende
que será a la inversa". Se asume como una muerte "injusta, rechazada,
que genera rabia y muchos conflictos".
Estos decesos tardan mucho en superarse, y cuando es una
muerte imprevista se la vive como un trauma; por ello se la debe atender
con una terapia de intervención en crisis, pues de no hacerlo puede
derivar en síndrome de estrés postraumático, añade
el experto.
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