México D.F. Lunes 1 de noviembre de 2004
"Había incomodidad por tener a un grupo que examinaba si las cosas se hacían bien"
Suspenden labor de comité de científicos que evaluaba los proyectos del Conacyt
Señala especialista que el consejo se encuentra rebasado por la situación de la ciencia nacional
KARINA AVILES
Sin "justificación" ni "explicación" algunas, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) dio "por muerto" al Comité de Seguimiento Académico, órgano que funcionaba como especie de "contraloría académica" para averiguar si los proyectos de investigación ya realizados cumplieron o no con los objetivos, denunció Eugenio Frixione Garduño, quien fungía como presidente de dicho comité.
El especialista del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN) expresó que hoy en día, a causa de la interrupción de las tareas de dicho comité, hay alrededor de 500 informes de actividades enviados por investigadores que no han sido revisados y que se encuentran en las "gavetas de la dirección adjunta de Investigación Científica".
Al preguntarle sobre los motivos de la desaparición de facto de dicho órgano, manifestó que una de sus "hipótesis" es que en el Conacyt había "incomodidad por tener a un grupo de científicos que examinaban si las cosas se hacían bien desde adentro" y que además se daban "cuenta de las diferentes fallas".
Destacó que en este caso el argumento reiterado de las autoridades de que "no hay recursos" no se aplica, porque se trata de un comité que "no depende del dinero" para funcionar. Incluso alertó: "lo último que faltaría es quemar las cajas (con los casi 500 expedientes) para no dejar huella" de tal órgano de evaluación interno.
En entrevista, Frixione Garduño detalló que dicho comité -conformado por más de una decena de científicos que se reunían "una vez al mes desde hace más de tres años"- contaba con "características singulares", porque su función era hacer una evaluación de los proyectos de investigación una vez que ya se habían realizado.
Así, su tarea era emitir "dictámenes" en los que se señalaba si determinada investigación había conseguido o no los resultados que se había propuesto.
"Por primera vez en la historia del Conacyt, este comité constituyó una especie de contraloría académica que vigilaba y hacía diagnósticos para averiguar por qué no se cumplían los objetivos" cuando era el caso.
No obstante, afirmó, "sin motivo alguno declarado, el Conacyt decidió no volver a convocar al comité, simplemente se interrumpieron las actividades". La última reunión de dicho órgano fue en enero pasado.
Dadas las circunstancias, indicó que los integrantes del comité decidieron enviar una carta en agosto, en la que pidieron la "intervención personal" del director del consejo, Jaime Parada, con el propósito de que se reactivaran las reuniones del comité.
Para entonces el rezago era de "350, 400 expedientes", y en respuesta algunos miembros del comité recibieron un documento firmado por el director adjunto de Investigación Científica, Manuel Méndez Nonell, en el que "no se mencionó cuándo se iban a iniciar las actividades ni qué se iba a hacer con los informes acumulados. De manera velada se nos decía que convocar o no al comité no era asunto nuestro".
Entonces, en septiembre pasado enviaron una segunda carta dirigida de nueva cuenta a Jaime Parada, pero ya no recibieron respuesta. El investigador manifestó que su interpretación de lo anterior es que en el Conacyt hay "incapacidad", porque se encuentra "totalmente rebasado por la situación de la ciencia nacional", y también "irresponsabilidad", porque aunque podría continuar con este comité no lo hace.
Otra de sus hipótesis se refiere a la "incomodidad" que representaba para el Conacyt tener un grupo de científicos que se daban cuenta de las diferentes fallas. Por ejemplo, contó que "en ocasiones" en los proyectos se promete más de lo que se puede cumplir, pero en otros casos "la falla no está en el investigador sino en la institución donde está adscrito", porque ofreció al científico determinados elementos de infraestructura que a final de cuentas no otorgó.
En esos casos, puntualizó, toca al Conacyt reclamar a la universidad o a la dependencia académica "por qué no cumplió, y esto puede ser incómodo, ya que a veces suscita inconformidades de rectores o de directivos de facultades".
Hay otros casos, aunque "son los menos", en los que el Conacyt "no canalizó los recursos oportunamente" y "los proyectos no se pudieron llevar a cabo", dijo. Otra de las situaciones que detectaron es que "comités que apoyaron a priori un proyecto quizás no hicieron una revisión tan concienzuda del mismo antes de que se aprobara".
Por último, refirió que José Antonio Lever, director de Desarrollo y Cooperación del Conacyt, es "el funcionario que directamente tenía que instruir a la subdirectora de Evaluación y Seguimiento de Programas, Georgina Hernández, para que se convocara a las reuniones del comité".
Lo más grave, indicó, es que a Georgina Hernández, quien tiene la "memoria" de todo este proceso, "le están pidiendo el puesto. Lo último que faltaría es quemar las cajas (donde están los expedientes) para no dejar huella" del comité, finalizó.
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