Crece la pugna entre las posturas casi extremistas de republicanos y demócratas

"Fundamentalistas" y "moderados", en la recta final hacia la Casa Blanca

Bush y Kerry también libran una "guerra cultural" en temas como el aborto o los derechos gay

DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES

Nueva York y Washington, 31 de octubre. El momento es extraño, este lugar recuerda más a la disputa en lugares como Irán cuando se decía que había una pugna entre los "fundamentalistas" y los "moderados", entre los mullahs con sus ejércitos de fieles y los líderes educados en Europa que buscaban establecer instituciones políticas independientes de Dios.

No es por nada que un anuncio espectacular en Lansing, Michigan declara "Una nación bajo Dios: Bush/Cheney", o que a veces esto parece una pugna entre "cristianos" contra los "infieles". O que las posiciones del contrincante John Kerry parezcan como ultraliberales sólo al defender lo que antes eran posiciones ultracentristas y moderadas.

A la vez, este también es un momento en el que una de las poblaciones más aisladas y menos informadas sobre lo que ocurre fuera de sus fronteras determinará una elección con consecuencias para casi toda esquina del mundo. Más allá del asunto de la guerra en Irak, mientras los intelectuales disputan sobre si esto es o no un imperio y las implicaciones internacionales de sus políticas, pocos en esta población entienden, y tampoco les interesa mucho, el papel de este país en el planeta.

También es, en parte, una farsa. Dos candidatos nacionales -y un tercero como irritante- supuestamente dos opciones que aunque tienen diferencias significativas, aceptan los mismos fundamentos de mantener la hegemonía estadunidense, proteger los intereses económicos vitales de Estados Unidos, promover el modelo neoliberal y en torno de Irak y otros lugares, debatir quien de los dos puede matar más efectivamente para "ganar" la guerra. De hecho, el demócrata está proponiendo incrementar las fuerzas armadas y hacerlas más efectivas para las intervenciones internacionales.

A la vez, no cabe duda que hay pugna entre una posición extremista, hasta radical, y otra "centrista", o sea, regresar al estatus quo de hace cuatro años, con Bill Clinton como el modelo a seguir. Y no es insignificante la diferencia para los sindicalistas y trabajadores, para las mujeres, para las minorías, para los defensores de derechos civiles, para los ambientalistas, como tampoco lo es para las bases cristianas, trabajadoras, financieras y otras de los republicanos derechistas. La polarizacion registrada por las encuestas es real.

La opción ante el electorado, según el analista político David Gergen, es entre "políticas basadas en hechos contra políticas basada en intuición". Según Gergen, que ha trabajado para presidentes demócratas y republicanos, el candidato demócrata John Kerry estudia las complejidades de un asunto y define su política con base en eso, mientras que George W. Bush toma decisiones rápidamente bajo la suposición de que un líder debería forjar las circunstancias y eventos, y no ser forjado por éstas.

Esta pugna política también se caracteriza como una "guerra cultural". Esto se refiere a la batalla sobre temas como el aborto, los derechos civiles, el matrimonio gay y el derecho a las armas. Esto se ha manifestado de manera sorprendente. Por ejemplo, una familia de trabajadores que ha sufrido desempleo, que ha visto cómo los mas ricos se han vuelto aún más ricos y que sus familiares y amigos tienen que trabajar cada vez más para ganar menos, se pronuncian en favor de Bush. Al preguntarles por qué votarían para el impulsor de políticas que los ha afectado negativamente, responden que Bush no les va a quitar sus armas, o que están contra el aborto, o que se oponen al matrimonio gay. O sea, podrían quedarse sin chamba, sin casa, sin nada, pero eso sí, nadie les quitará su arma.

A la vez, la agenda explícitamente anti sindicalista, antigay, antiambientalista y antiderechos civiles -entre otros sectores- ha provocado una respuesta anti Bush de amplias coaliciones, las que se expresaron en la magna manifestación contra Bush en la Convención Republicana en Nueva York y en un nuevo activismo electoral cuyo objetivo es no promover a un candidato, sino derrotar a Bush.

Después de miles de millones de dólares invertidos en lo que será la elección más cara de la historia, todo culminará con una decisión sobre cuál de estos dos candidatos ganará una minoría mayor del electorado que el otro. Las opciones se han reducido a esto: dos egresados de la Universidad de Yale de familias privilegiadas con dos propuestas sobre cómo hacer lo mismo mejor. Tal vez no resulta sorprendente que los dos son primos distantes, y que según el servicio de mapas genealógicos ancestry.com, los dos tienen un ancestro común: el Conde Drácula. A fin de cuentas, hoy es Halloween.