México D.F. Viernes 29 de octubre de 2004
Tan sólo Monsanto invierte 100 mdd más
que 15 centros científicos mundiales
El sector privado domina la indagación
agrícola, advierten ministros del ramo
En el último día de sesiones de la reunión
anual del CGIAR, apremian a redefinir los productos del campo en los que
se debe trabajar para ayudar a los más pobres
ANGELICA ENCISO L.
Con el reconocimiento de que los gobiernos destinan cada
vez menos recursos a la investigación agrícola y de que la
tendencia es que el sector privado tenga mayor participación en
el rubro, ministros de Agricultura señalaron que se requiere redefinir
los productos del campo en los que se debe trabajar para ayudar a los más
pobres.
Tan
sólo la empresa Monsanto destina unos 500 millones de dólares
al año para investigación agrícola, mientras el Grupo
Consultivo Internacional en Investigación Agrícola (CGIAR
por sus siglas en inglés), que agrupa a 15 centros de investigación
científica en todo el mundo, tiene un presupuesto de 400 millones
de dólares.
Esto revela los limitados recursos públicos que
los países canalizan a este rubro, por lo que el secretario de Agricultura,
Javier Usabiaga, hizo un llamado a resolver el abandono en el que actualmente
se encuentra la cooperación internacional en la investigación
destinada al sector primario.
En la mesa redonda donde participaron ministros de América
Latina y Africa -con la que se cerraron los trabajos de la reunión
anual del CGIAR-, durante la cual se reforzó la vigilancia luego
de que el miércoles hubo protestas dentro del salón de sesiones,
el funcionario dijo que "la limitación de recursos demanda un mayor
esfuerzo de las instituciones nacionales y regionales para coordinar mejor
sus acciones, evitando repetición de actividades y duplicidad de
gastos para aprovechar al máximo los ya limitados recursos económicos
disponibles para nuestro sector".
Mientras afuera del hotel donde se realizó la reunión
organizaciones campesinas y civiles protestaban por la contaminación
con maíz transgénico de los cultivos criollos de Oaxaca,
el funcionario agregó que es preocupante "esta falta de coordinación
en el contexto interno (del país) y latinoamericano, donde necesitamos
crear un mayor fuente de compromiso de las instituciones y centros regionales
para la armonización de esfuerzos y priorización de metas
compartidas en áreas estratégicas, como la inocuidad alimentaria
y las tecnologías emergentes".
El CGIAR, agregó, debe tener el mandato y la vocación
de concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de conocimientos y tecnologías
que sean especialmente útiles para la modernización y el
desarrollo de los pequeños productores y contribuyan a la solución
de los problemas vinculados a la pobreza rural.
El ministro de Agricultura de Colombia, Carlos Gustavo
Cano, también destacó que la "investigación y la tecnología
están crecientemente en manos de la iniciativa privada y más
lejos del gobierno. El CGIAR debe replantear su papel para fortalecerse
y convertirse en un canal de redistribución de la investigación
del mundo".
Aseguró que "el dominio público del conocimiento
está en peligro porque los presupuestos que antes eran públicos
ahora son privados, y está bien, pero faltan fondos para hacer investigación
en las zonas pobres del planeta, donde a ninguna empresa le interesa investigar".
Propuso que instituciones internacionales como el Banco
Mundial -''que debe convertirse en el banco del conocimiento''-, la Organización
de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y el CGIAR
tienen que convertirse en un puente con la investigación.
Así como hay enfermedades de pobres que a las empresas
no les interesa abordar, hay zonas, como el trópico, donde existe
muy poca investigación, así como en la biodiversidad. Puntualizó
que el tema de propiedad intelectual es clave, y "el CGIAR tiene que darnos
la mano para que no nos arrasen con legislaciones de propiedad intelectual
que permitan la biopiratería y ésta se ensañe con
la biodiversidad".
Ahí, el ministro de Costa de Marfil, Mammadou Kone,
se refirió a que la biotecnología es importante para reducir
el hambre en las naciones y que las empresas privadas deben apoyar la investigación
en los productos básicos para los pueblos.
Al CGIAR están integrados centros científicos
que trabajan en rubros como el maíz y el trigo, la conservación
de la biodiversidad agrícola, además de que hay comités
de investigación agrícola local. En todos ellos se estima
que hay alrededor de mil investigadores.
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