Inauguraron en Lima una exposición temática

Reconocen la relevancia de la mujer prehispánica

Muestran casi 350 figuras peruanas y de Mesoamérica

Vendrá al Museo de Antropología de México, en 2005

La mujer como deidad, como madre-tierra, símbolo de fertilidad e iniciadora del ciclo de la vida es la premisa de la exposición Divina y humana: la mujer en los antiguos México y Perú, que se inauguró este jueves en la Estación Cultural Desamparados de Lima, con motivo del primer proyecto museístico binacional en el que participa México.

Con 167 piezas mexicanas y 180 peruanas, la muestra propone una mirada al papel de la mujer en las civilizaciones prehispánicas de Mesoamérica y la región andina en todos los ámbitos: curandera, hija, esposa, cocinera, sacerdotisa, guerrera, artista, poeta y canalizadora de la vida en el mundo.

En entrevista con La Jornada desde la capital peruana, el coordinador nacional de Museos y Exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Enrique Ortiz Lanz, explica que el diálogo entre ambas regiones ha revelado múltiples coincidencias, entre ellas que la creación surge de la dualidad masculina-femenina en igualdad de circunstancias.

''La mujer es la parte receptiva, fértil, que produce tanto al género humano como a los alimentos. En las dos culturas hay diosas creadoras, no sólo por la fertilidad y la abundancia, sino también por la maternidad", explica el arqueólogo.

Aunque son más los puntos de encuentro, una de las diferencias notables es que mientras en Mesoamérica el tema del sexo está rodeado de una especie de recato y raramente aparece en figurillas y otras manifestaciones artísticas, para los andinos era parte de la ritualidad cotidiana y se le encuentra de forma mucho más explícita.

La ruta del Pacífico

Otro punto interesante de la exposición Divina y humana: la mujer en los antiguos México y Perú es el hasta ahora poco estudiado vínculo entre los grupos indígenas del occidente de México y los del antiguo Perú, que habrían mantenido contactos comerciales por el Pacífico.

Sería mediante esta ruta, expresa Ortiz Lanz, que el manejo de los metales habría llegado del imperio inca a la zona de Nayarit, Jalisco y Colima, luego de pasar por Michoacán y Oaxaca. Cabe recordar, dice, que aún hay teorías que señalan al antiguo Perú como la cuna de los primeros objetos de metal en el continente americano.

En cuanto a los restos arqueológicos que componen la muestra, es notorio que las piezas peruanas se mantienen en un mejor estado de conservación ''gracias a las condiciones climáticas" del país sudamericano, de acuerdo con apreciaciones de Ortiz.

La colección es muy rica y aporta novedades al público mexicano en cuanto a textiles y objetos tallados en madera. México aportó una buena cantidad de piezas realizadas en cerámica y piedra.

Esta es la primera ocasión que una muestra de este tipo se concentra en el tema específico de la mujer en las sociedades precolombinas, cuestión que por lo general se ha abordado como una parte accesoria de un enfoque más general.

El planteamiento de la exposición se divide en siete temas: Sociedad, política y religión, El origen sagrado de los alimentos, Textiles e indumentaria, Ornamento corporal y trascendencia, Culto y magia: oficiantes, sacerdotisas, curanderas, adivinas y parteras, Vida y muerte: sexualidad, maternidad, parto y crianza, y Diosas.

Para conformar la parte mexicana, se utilizaron piezas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Fundación Cultural Televisa. Perú echó mano de reliquias de seis museos y dos colecciones privadas.

Divina y humana: la mujer en los antiguos México y Perú se presentará en el Museo Nacional de Antropología de mayo a octubre de 2005.