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México D.F. Viernes 29 de octubre de 2004
Luis Javier Garrido
El incidente
El descontento popular que crece ante las políticas del foxismo constituye un elemento clave para definir el futuro inmediato del país, pues la ultraderecha en el gobierno está reclamando una mayor represión de parte del Estado.
1. El fracaso del gobierno de Vicente Fox en su pretensión de lograr culminar el llamado "cambio estructural" -iniciado por Salinas y proseguido por Zedillo-, y entregar al capital trasnacional, como un botín, las riquezas estratégicas de México, con una clase trabajadora ya plenamente sometida y domesticada a las nuevas reglas que se busca imponerle (la "reforma laboral"), y una ciudadanía disciplinada a la tesis de que ese nuevo marco económico es "la democracia", ha llevado a un fin de sexenio cada vez más conflictivo en el que, ante el malestar creciente en varios sectores que culpan a Fox y exigen una explicación, desde Los Pinos lo único que se acierta es a seguir buscando responsables, y luego de culpar durante varios meses a los partidos políticos y al Congreso y hablar de "crisis de gobernabilidad", ahora parecen haber encontrado una nueva respuesta, y culpan al pueblo.
2. El senador Diego Fernández de Cevallos, quien se ha autoerigido en vocero de la extrema derecha y no descarta sus ya marchitas aspiraciones presidenciales, le decía en ese sentido claramente hace unos días a Víctor Trujillo en el Canal 4 (27 de octubre), que un problema central del país es el del abuso de las libertades, y tras hacer un recuento de algunas de las más conocidas luchas populares contra Fox, a quien acusaba de "blando", reclamaba mano dura ante las expresiones de inconformidad social.
3. El detonador de esta nueva campaña buscando crear un clima de derechización para el 2006 no es lo de menos. Un incidente menor, como los que se dan en otros países que aquí se llama "democráticos", y que fue el enfrentamiento verbal entre Fox y un grupo de maestros de la CNTE en Ciudad Juárez, que se trenzaron en un diálogo ríspido, y la zarandeada que le dieron a su vehículo y a los del resto de su comitiva (22 de octubre), y que no hizo más que reflejar el clima de descontento existente en el país, es el que ha propiciado una campaña desbordada en los medios para "condenar" las protestas, justificar los excesos del Estado Mayor Presidencial y exigir incluso que se limiten las libertades. Ha servido, en otras palabras, para criminalizar el descontento popular.
4. ƑQué dirían estos comentaristas, que han encontrado otro pretexto para desgarrarse las vestiduras, ante protestas como las que se ven frecuentemente en los medios, con pastelazos o vituperios a primeros ministros y presidentes de países europeos o de Japón y otros pueblos asiáticos?
5. Los reclamos por un mayor autoritarismo están a la orden del día y no sorprende que haya quienes dicen que es prioritario para México que "recobre su poder" la institución presidencial y proponen modificaciones constitucionales, olvidando que la autoridad de un jefe de Estado viene no de sus mayores o menores facultades legales sino de su autoridad moral, de la cual carece Fox en absoluto, por sus actos de corrupción y su mendacidad.
6. El aspecto más significativo de lo acontecido, y que aquí se quiso minimizar, es por supuesto que existe en México un creciente descontento popular ante las políticas de Fox y el uso abusivo que sigue haciendo de sus facultades metaconstitucionales, que lejos de lo que sostienen algunos no han desaparecido del todo. Y sobre todo ante la actitud de hacendado prepotente y majadero que ha tenido durante estos años con aquellos que llegan a interpelarlo, a los que tutea y llama manipulados y, lo que es más grave, a las mentiras sistemáticas con las que reiteradamente se ha dirigido a los mexicanos en sus discursos y en su costosísima propaganda.
7. Los "comunicadores" que acusaron a los manifestantes de "faltarle al respeto a la investidura presidencial" no se dan cuenta de que quien le falta el respeto no sólo a ésta sino al pueblo mexicano es el propio Fox, con su comportamiento indigno, su tendencia a mentir sistemáticamente y su grosería con quienes disienten con él. El diálogo grabado en Juárez evidenció una vez más la tendencia de Fox de no querer ver al país real que está frente a él y de despreciar al pueblo, pues todos aquellos que no están de acuerdo con su gestión, que es la mayoría de mexicanos, para él están manipulados y son incapaces de pensar y de actuar por sí mismos: sean indígenas, trabajadores o estudiantes.
8. La sistemáticas mentiras de Fox de que él no está buscando la privatización de Pemex, la CFE y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, el IMSS o el ISSSTE no logran encubrir todas sus acciones ilegales para privatizarlas, como acontece con Pemex, en donde el mismo día que Reforma hablaba de un acto de corrupción de Raúl Muñoz Leos (director de la paraestatal), que hizo pagar las cirugías plásticas de su esposa a la empresa, las que tuvo que cubrir meses después, al ser descubierto (25-26 de octubre), se daba a conocer que el Proyecto Fénix de Pemex Petroquímica, con inversión de mil 900 millones de dólares, será 100 por ciento privado y excluirá al sindicato petrolero (Milenio Diario, 26 de octubre).
9. El principal responsable de haber tensado hasta el extremo la situación política del país es el propio Fox, quien todos los días se autoexculpa y responsabiliza a los partidos, a los actores sociales y a los factores internacionales por la falta de "gobernabilidad", olvidando que es él quien está en guerra política permanente contra todo el mundo, al utilizar los poderes de que dispone para violar la legalidad del país: encubriendo a los narcopanistas que asistieron en Sinaloa al sepelio del narco El Ceja Güera, protegiendo al presunto narcogobernador panista y represor Sergio Estrada Cajigal, de Morelos, o ahora tratando de anular las elecciones locales de Veracruz, en las que perdió el candidato del PAN.
10. Los foxistas se oponen a la rendición de cuentas y no se dan cuenta de que los tiempos han cambiado, y que el pueblo se las está ya reclamando a quien prometió el cambio y no ha hecho más que gobernar para unos cuantos intereses privados, deteriorando al máximo las instituciones públicas del país.
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