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México D.F. Viernes 29 de octubre de 2004
En (auto) defensa de las jirafas
I. Primera y breve, pero necesaria, semblanza de las
Jirafas
Jirafa. Animal de gran altura. Puede alcanzar
los 5.3 metros. Es el animal más alto. Habita en las regiones secas
con arbolado disperso, al sur del desierto del Sahara. Las jirafas, hembras
y machos, están provistas de dos o cuatro cuernos cortos, romos,
cubiertos de piel. El pelaje de las jirafas ostenta manchas de pelos de
color oscuro sobre fondo crema, un camuflaje perfecto entre el conjunto
de luces y sombras de las enramadas. Las jirafas descansan y duermen de
pie. La comunicación entre las jirafas se realiza mediante la emisión
de gemidos y otros sonidos de notas muy bajas. Las jirafas se defienden
dando coces.
II. Un truco neoliberal: el "destino" para los de arriba,
la "libertad" para los de abajo
En la gran televisión mundial, el canal uno, único
y eterno del neoliberalismo, presenta una imagen repetida hasta el vómito:
el rico es rico porque así lo quiso el destino, dios o la herencia
(según sea el caso); y, en cambio, el pobre es pobre porque quiere
ser pobre.
Así,
el rico debe sufrir la dictadura del destino y "padecer", sin poder oponerse,
toda una vida de lujos e impunidades (aunque, bien vista, la impunidad
es también un lujo); mientras, el pobre disfruta de la libertad
de elegir ser pobre, y no tiene que sujetarse a nada... porque nada tiene.
El neoliberalismo propone, en horario triple A, una globalización
arriba y otra abajo. Arriba la riqueza se presenta, más que como
en una pantalla de televisión, como en una pecera. Los peces son
hermosos, sí, pero están prisioneros dentro del cristal.
Abajo la pobreza se presenta como la libertad de elegir entre estar abajo
o arriba...
Sin embargo, ésta es la cantaleta que se nos inculca,
de muchas formas y a todas horas: "No puedes ser como nosotros (el destino
nos ha reservado el derecho de admisión). Pero, en cambio, tienes
la libertad de intentar parecerte a nosotros. Puedes elegir vestirte como
nosotros, el color de piel es secundario si se cubre con ropa de marca.
Puedes elegir cantar, bailar, hacer el amor como nosotros. Pero sobre todo,
debes elegir pensar como nosotros."
En suma, la esclavitud disfrazada de "libertad inducida".
III. Cuando el Poder define al "otro", define al enemigo
Como nunca antes, la base de ese crimen de lesa humanidad
llamado "capitalismo" se aplica en todos los rincones del planeta: quienes
producen las riquezas son "liberados" de todo lo que no sea su capacidad
de producción. Y la moderna Operación Libertad mundial
cuenta ahora con medios militares y financieros que superan varias veces
la capacidad "liberadora" de las bombas atómicas arrojadas sobre
Hiroshima y Nagasaki.
La extraña alquimia de la globalización
de los de arriba ha conseguido la mundialización de un nuevo dogma:
liberación de la humanidad es igual a liberación de los mercados.
En todo el planeta y en todos los idiomas, se repite el nuevo rezo y se
adora a un nuevo dios que, como todos los anteriores, no deja de ser caprichoso,
inestable e incomprensible: el mercado.
Y, como los dioses anteriores, el mercado no camina con
racionalidades de cifras, estadísticas, leyes de oferta y demanda,
cálculos financieros. No, el nuevo dios tiene paso de muerte y destrucción,
de guerra.
Sin embargo, nunca reconocerá que destruye, sino
que reparte, democráticamente, homogeneidad con un vaivén
de identidades limitadas: comprador-vendedor. Todo y, sobre todo, todos
los que no pueden o no quieren ser una y otra cosa, al compás estridente
y frenético del mercado, son los otros.
Tampoco reconocerá que mata, sino que "humaniza"
imponiendo un orden que "repuebla" la faz de la tierra: el orden de su
hegemonía. Quienes no cumplen con ese orden, son los otros.
La nueva "verdad" no es tan nueva...
"Los indios, víctimas del más gigantesco
despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación
de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación
de su identidad diferente. (...) Al principio, el saqueo y el otrocidio
fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en
nombre del dios del Progreso."
(Eduardo Galeano. Ser como ellos.)
Si antes los "otros" eran los indios, los negros, los
amarillos o los rojos, ahora la globalización de arriba nos ha traído
una auténtica "democratización mundial": los otros
somos todos, y TODAS, los que no nos queremos parecer al modelo hegemónico,
y nos negamos a homogeneizar nuestra identidad, es decir, nos resistimos
a renunciar a nuestra diferencia.
En la diferencia, en su reconocimiento, en su tratar de
comprenderla, es decir, en respetarla, está la base de la humanidad.
Al definir al diferente como el enemigo, el Poder define a la humanidad
entera como el contrario a aniquilar.
IV. El Nuevo Orden Mundial en síntesis: los
países ricos lo son a costa de los países pobres
La modernidad neoliberal ha modernizado también
el lenguaje: donde antes se decía "horca", ahora se dice "pago del
servicio de la deuda externa". Suena mejor, pero es más letal.
En la gran televisión globalizada, los países
pobres producen riquezas y los países ricos producen organismos
financieros que cobran esas riquezas.
México, que es un país pobre, ha pagado
en los últimos 10 años casi 350 mil millones de dólares
por lo que se llama "servicio de la deuda externa". Tan sólo en
lo que va del gobierno "del cambio" se gasta anualmente, en pago del "servicio
de la deuda", alrededor de seis veces más de lo que se gasta en
combate a la pobreza en el mismo periodo.
Del total pagado por México, que es un país
pobre, en los 10 últimos años, la cuarta parte ha sido al
Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano
de Desarrollo (que, o no son pobres, o se maquillan muy bien), y cerca
de las dos terceras partes han sido para bancos de países ricos
(de Estados Unidos la mayor parte, y en menor medida de bancos europeos,
japoneses, canadienses y asiáticos).
América Latina, que es una región de países
pobres, por cada dólar que recibe de préstamo paga ocho y
queda a deber cuatro. ¿Los acreedores? Bancos norteamericanos y
europeos (fundamentalmente ingleses, franceses y españoles).
En suma, la globalización de arriba ha simplificado
la geografía: en el mundo ya no hay norte y sur, oriente y occidente,
ahora hay países que pagan y países que cobran.
Y no sólo, si antes la "ley" era "el que paga manda",
ahora es "el que cobra manda".
Pero el nuevo dios tiene, como los anteriores, pies de
barro. Su andar tiene como motor principal no la generación de riquezas,
sino la especulación financiera.
El mercado neoliberal, fascinado por el frenético
ir y venir de capitales (la ubicuidad del capital financiero, milagro producido
por las superautopistas de la información), ha "olvidado" dos cosas
fundamentales para la reproducción del capital: las mercancías
y quienes las producen (la postmodernidad sigue siendo imperfecta: aún
se necesita el trabajo humano).
Así, un sistema parásito tiende a producir
más parásitos. Ávida en devorar ganancias, la globalización
de arriba no deja bienestar alguno donde pone la pezuña. Al contrario,
como los cuatro jinetes del Apocalipsis, siembra, con garantía de
una cosecha inmediata, hambre, miseria, destrucción, muerte.
Ese rodar no hará sino destruir el mundo de la
manera más sencilla: destruyendo a quienes lo habitan. Claro, eso
si los otros lo permiten...
V. El neoliberalismo corrigiendo "errores"
En la globalizada telenovela neoliberal, el otro
ni siquiera es el villano, es el monstruo cuya eliminación es necesaria
para el final feliz (o sea que la "bonita" se case con el "bonito" y el
villano se redima -previo comprobante de una cuenta bancaria sólida-).
Los "otros" son un error en la humanidad. Globalizar desde
arriba es corregir ese error en todo el mundo. Y corregir es eliminar.
Para esto es necesario despojar a los "otros" de los símbolos
que les dan identidad. La diferencia es entonces un error de la naturaleza.
Los indios de América eran eso, y "civilizarlos" era enmendarle
la plana a dios... en el nombre de dios.
Pero la modernidad neoliberal no promueve ya la cacería
de indios o negros. No, ahora se trata de cazar humanos... o, mejor aún,
de cazar identidades de humanidad.
¡Y qué mejor identidad humana que la cultura!
Si la lógica del mercado es la de la ganancia (ojo,
que no es lo mismo que la de la generación de riqueza), entonces
toda cultura que no responda a esa lógica debe ser eliminada. Si
la cultura es fundamentalmente un espejo vital (incluso cuando tiene como
tema a la muerte) que nos dice "esto soy, fui, seré", entonces el
ataque (por comisión o por omisión) a la cultura es un ataque
a la vida.
Hace dos años un periodista y escritor mexicano,
Vicente Leñero, en ocasión de la entrega de los premios nacionales
de Ciencias y Artes, definió para México lo que podría
valer para el mundo de arriba:
"La clase gubernamental, la clase política, la
clase empresarial, no se diga la clase eclesiástica, se antojan
refractarias a la avidez cultural; no la incorporan a su propia existencia,
quizá porque piensan que la gratuidad con la que se gesta toda obra
de arte, ese desprendimiento, esa generosidad del fenómeno creador,
es sospechosa en términos de utilidad práctica".
(Discurso en la ceremonia de entrega de los premios
nacionales de Ciencias y Artes. En el periódico mexicano Reforma,
Cultura, 26-feb-02.)
El neoliberalismo frente a la cultura no es sólo
un compendio de chabacanerías y superficialidades instantáneas
y solubles. También eso, pero no sólo. Se trata también
de una doctrina de guerra anticultura, es decir, de guerra contra todo
aquello que no responde a la lógica del mercado.
Además, los artistas e intelectuales son sospechosos
de pensar. Y pensar es el primer paso para ser diferente.
Si aniquilar artistas e intelectuales trae mala prensa,
existe la opción de la asfixia. Los gobiernos con credo neoliberal
no sólo no invierten en las ciencias y las artes, también
arrebatan lo poco que hay en el ámbito cultural "para invertirlo
en prioridades ineludibles, urgentes e inaplazables"... como es el pago
del servicio de la deuda externa.
VI. Segunda y más breve, pero igualmente necesaria,
semblanza de las jirafas
Cada jirafa posee su propio diseño de manchas,
y tienen excelentes sentidos del oído, el olfato y la vista. Las
jirafas fueron cazadas para conseguir su piel gruesa y resistente, pero
en la actualidad es una especie protegida.
VII. ¿Un mundo sin jirafas?
Con su paso desgarbado, su evidente asimetría,
su despreocupado mirar, las jirafas tienen una fealdad hermosa. Bueno,
bien miradas no es que sean feas, más bien es que parecen muy "otras",
con esa figura tan alejada de las pedantes simetrías equilibradas
que se les otorga a los depredadores. La jirafa es la imagen más
emblemática de la diferencia en el mundo animal. No sólo
es diferente, sino que pasea su descomunal irregularidad convirtiendo su
"otredad" en belleza, precisamente porque se muestra.
La humanidad tiene también, felizmente, sus "jirafas".
Las hay, por ejemplo, mujeres jirafas, perseguidas y hostigadas
no sólo por no esforzarse por llenar el patrón de belleza
y comportamiento que desde arriba se impone ("los adornos ni piensan ni
hablan, querida"), también por enarbolar su diferencia y su lucha
a ser lo que quieren ser ellas y no lo que quieren ellos que sean.
También están los jóvenes jirafas,
hombres y mujeres, tan reacios muchos y muchas a someterse /se dice "madurar" /
a la cadena de claudicaciones, traiciones y prostituciones que se asocian
al calendario. Jóvenes a quienes les da no sólo por no ocultar
la asimetría de cuerpo y alma, sino que la adornan, le ponen gel,
la tatúan, le engarzan un piercing, la "darkean", la "skatean",
la "hip-hopean", la "punkean", la "skinean", la "como-se-diga", la gritan
con un graffitti en un muro, la volantean en apoyo a una lucha social,
la hacen caracolitos frente a "las fuerzas del orden", la ponen a estudiar
pero sin la ganancia como motor y objetivo, y la hacen brincar cuando el
rock, ese espejo sonoro, decreta la abolición de la ley de gravedad
y córrele-güey-porque -ahí-viene-la-tira-a-hacernos-madurar-o-sea-que-nos-va-a-hacer-aterrizar-pero-con-una -madrina-y-apúrele-con-esa-pinta-que-se-lea-bien-que-"las jirafas-unidas-jamás-serán-tapete" -pero-si-no-rima-güey-no-le-aunque-si-somos-jirafas-no-poetas...
Hay también las "otras" jirafas: las jirafas homosexuales,
lesbianas, transexuales, travestis y "cada-quien-su-modo", ¿o qué?
No sólo saliendo del clóset, también luciendo su diferencia
con la dignidad que distingue a los seres humanos de los neoliberales,
perdón, de los animales. Sin que les importe que sean perseguidas
y burladas incluso por aquellos que dicen querer cambiar el mundo. Javier
Lozano Barragán, obispo católico de Zacatecas, México,
comparó a homosexuales y lesbianas con cucarachas (La Jornada,
22-oct-04, Penultimatum). Las cucarachas no están en peligro de
extinción. Las jirafas sí. Es más, según rigurosos
estudios científicos, las cucarachas serían los únicos
seres vivientes en el caso de un holocausto mundial. No se sabe si los
obispos sobrevivirían.
Además están las jirafas indígenas,
hombres y mujeres y jóvenes, que llevan su color, su lengua y su
cultura con la misma vistosidad y colores de sus ropas, de sus cantos,
de sus bailables, de sus luchas y rebeldías.
Y están las jirafas obrer@s, campesin@s, emplead@as,
maestr@s, choferes, puester@s, religios@s, artistas, intelectuales, sin
papeles, calzando botas o tenis o chanclas o huaraches o sólo con
sus pies desnudos. El pueblo jirafa pues.
En el neoliberalismo los otros seres humanos que
somos, las jirafas, los feos, los asimétricos, es decir, la inmensa
mayoría de la humanidad, somos cazados para sacar ganancias de nuestra
piel dura.
Debería haber una ley que nos protegiera como "especie
en peligro de extinción". No la hay. Pero, en lugar de ley, tenemos
nuestra resistencia, nuestra rebeldía, nuestra dignidad.
Es nuestro deber resistir, porque el mundo sin jirafas
sería... mmh... ¿cómo les diré?... ¡ya
sé!... sería como un taco al pastor, pero sin tortilla, ni
carne, ni piña, ni cilantro, ni cebolla, ni salsita, o sea que nomás
el puro papel con manteca, un puro papel con la nostalgia de haber tenido
encima un taco que, dicho sea de paso, ya me zampé, pero con la
novedad de que el programa ya mero se acaba y no encuentro el antiácido
en la mochila, o sea que, como dice la canción, a parir madres latinas.
Ya me voy. Sigan atentos al Sistema Zapatista de Televisión
Intergaláctica. Ya sé que es una televisora muy otra, pero
les cuento que, hace mucho tiempo, la televisión era en blanco y
negro, y ahora es de colores. Si las jirafas, todas, prevalecemos, mañana
la vida será de colores, de todos los colores. ¿La televisión?..
mmh... ¡a quién le importa!
Ora sí ya me voy...
En la pantalla (o sea que en la cartulina) ahora se lee:
"Aquí termina este especial de Recovery Channel,
el canal de la memoria dedicado a las jirafas y en exclusiva para el Sistema
Zapatista de Televisión Intergaláctica. No le apague, mejor
córrale por la botana (si son tacos al pastor no sean ojaldras,
dejen uno siquiera. Atte. La Dirección)."
Desde las montañas del Sureste Mexicano
Subcomandante insurgente Marcos.
México, octubre del 2004. 20 y 10.
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