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  25 de octubre de 2004
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GARROTES Y ZANAHORIAS

BOLSEADOS

Petróleos Mexicanos (Pemex) requiere dinero con urgencia. La situación puede no ser novedosa cuando se trata de una empresa con necesidades permanentes de inversión. No deja de ser paradójico, sin embargo, que la urgencia siga siendo cada vez más grande aun cuando el precio del petróleo es el más alto en años y los ingresos adicionales por la exportación de crudo pueden llegar a 7 mil millones de dólares en 2004.

La idea que se está promoviendo desde la empresa, con la anuencia de Los Pinos, es llevar una parte del capital de Pemex a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Como ya es usual en este gobierno, no existe propuesta formal para ser discutida públicamente, sino que se ha optado por el camino de sondear el terreno. O, dicho coloquialmente, lanzar el anzuelo y ver qué se pesca.

Información sobre esta iniciativa ha comenzado a ser ventilada en la prensa. Hasta ahora se sabe que la iniciativa de Raúl Muñoz Leos, director general de Pemex, consiste en tratar de colocar acciones en la BMV por un monto de entre 10 y hasta 20 por ciento del capital de la empresa. Es decir, la cifra iría de unos 90 mil millones a 180 mil millones de pesos, de acuerdo con el valor de los activos de la paraestatal. Según los promotores de esta idea, la operación serviría para sacar a Pemex de la situación de quiebra técnica en que se encuentra. No debe olvidarse que esto deriva en buena parte de la falta de autonomía financiera de la paraestatal y la dependencia del fisco de los ingresos que recibe ella.

La oferta de acciones de Pemex se haría en el mercado mexicano, acotada a la participación exclusiva de inversionistas nacionales y de los fondos que manejan las Afore, es decir, los fondos de pensión de los trabajadores mexicanos del sector privado. Cada año, los recursos manejados por estas entidades aumenta en 60 mil millones de pesos y las autoridades regulatorias del sistema de pensiones creen que es una masa de dinero difícil de colocar actualmente en el país.

En Pemex se estudia la salida a la bolsa mediante la emisión de Certificados de Aportación Patrimonial. En los hechos, los adquirientes de tales títulos se convertirían en accionistas de la empresa, aunque el proyecto habla de que no serían incorporados a la toma de decisiones ni participarían en el consejo de administración.

Podrá llamarse como quiera a este proyecto. En la práctica implica una privatización, así sea parcial, de la empresa. Es una iniciativa que, al no ser explicada con amplitud, causa incertidumbre y sospechas y no genera los incentivos necesarios para ser discutida en el mejor entorno político ni en el estrictamente financiero.

Desde que asumió la dirección de Pemex en diciembre de 2000, Muñoz Leos ha fracasado en varios intentos por reformar la operación de la empresa. Su idea de incorporar consejeros independientes, como los empresarios Carlos Slim, Lorenzo Zambrano y Alfonso Romo, fue abortada, aun cuando había sido anunciada con bombo y platillo. El proceso de apertura mediante los contratos de servicios múltiples para la extracción de gas en la cuenca de Burgos ha sido impugnado en la Suprema Corte de Justicia y ahora mismo hay obstáculos para la asociación con empresas extranjeras para la exploración en aguas profundas del Golfo de México. Pemex es una mole difícil de mover aunque se acepta que algo debe hacerse con ella.

En los últimos años Pemex ha recurrido indirectamente a la contratación de deuda para financiar sus proyectos de infraestructura, mediante el mecanismo conocido como Pidiregas. Esos pasivos suman más de 200 mil millones de pesos y comenzarán a vencer en 2008. La salida a bolsa parece más un recurso desesperado que una medida razonada y con horizonte de largo plazo  § 

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