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P O L I T I C A
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México D.F. Sábado 23 de octubre de 2004

Aline Pettersson

Ignorancia y democracia

Ƒcuando o como el pensamiento deja de caminar en la dirección de los altos ideales? La democracia en la antigua Grecia y su versión moderna en la naciente democracia estadunidense tan admirada por Tocqueville y, luego, su autópica aplicación en otros países como el nuestro. Han transcurrido más de dos milenios de aquel intento y los resultados actuales me hacen dudar de su eficacia.

Los que votaban en aquel tiempo lejano eran sólo los cultos ciudadanos y no los habitantes en su totalidad, los esclavos carecían de derechos, pero ahora ya no hay esclavos, Ƒo sí? Las altas cifras actuales de gente -adulta y menor de edad- vendida en Occidente para la prostitución, por ejemplo, es muy grande, y no es ésta la única causa de tal comercio. Pero, Ƒy la esclavitud de la ignorancia no sería una forma más que defectuosa de ejercer la democracia?

Vivimos una situación de violencia grande a lo largo del mundo, de la que es imposible sustraerse, tan cercana nos es a través de los medios. Hay una machacona reiteración de parte del señor Bush para imponer por la sangre la "democracia". Sin embargo, la tan llevada y traída democracia en el propio país del señor Bush resulta ser bastante problemática. Se exponen las pérdidas económicas y de vida de sus conciudadanos, Ƒy las de los países invadidos no cuentan? ƑPor qué esa parte apenas se toca? ƑCómo creer que la mitad del pueblo estadunidense siga apoyando acciones tan abusivas, por decirlo suavemente? ƑSirve la democracia para sostener el uso de la fuerza y expoliar a otros países contra sus propios derechos? ƑNo será aquí también un asunto de ignorancia, de una ignorancia criminal de los votantes gringos? ƑEs válido el voto en esas circunstancias cuando se pisotean vidas ajenas y lejanas? Será legalmente (y ni eso) válido, pero nunca justo. Como no lo es tampoco la insistencia de algunos de sus políticos para limitar los derechos de sus inmigrantes, necesarios, sí, pero incómodos también.

Y puesto que esos inmigrantes provienen en gran parte de nuestra nación, y nuestro propio país se agita en la turbulencia, vuelvo yo a preguntarme acerca de los beneficios de la democracia. Lo que contemplamos en la televisión o leemos en los diarios me hace seguir dudando. Y me duele, además, la impotencia para apoyar a nuestros compatriotas.

De nuevo el dominio de la ignorancia y de las componendas de todos. No nos hagamos guajes, da igual de qué lado se esté en México. Creo que quizá la única huella que resalta de la democracia es el amplio consenso de descontento. Desde cualquier esquina por donde uno se asome, se encuentra la dura realidad que lleva a sentir muchas veces en la propia piel los abusos del poder público arropado por cualquiera de los partidos. Se ha hecho difícil alardear con la cara dura de que las cosas han cambiado. No, no han cambiado.

Pero sucede que se adelantó tristemente el proceso del cambio político federal, y los mensajes proliferan ofreciendo un discurso en el que el mismo enunciante no cree. No lo cree, pero sí cree en el poder de la televisión para irradiarlo a lo largo y ancho del país. Y cree, también, en el número abrumador de la masa que va a ser conducida en una dirección o la otra. Porque para eso sirve la masa, para sumar votos sin otro conocimiento más que el de sus propias carencias que busca paliar engañada por las promesas vacuas que se emiten. La masa suele ser algo desdeñable en cuanto al trato directo: números, sólo números, ese es el apoyo que se busca. Hablar no cuesta nada, no compromete a nada. A las palabras se las lleva el viento. Y si ese viento se convierte en un huracán que destruye, ahí se verán las promesas incumplidas y la destrucción que pudo ser evitada de haberse seguido el guión de la campaña.

Ni con la linterna de Diógenes se podría hallar a un estadista, a alguien con la suficiente inteligencia, pero, sobre todo, entrega a los ideales de la democracia. La democracia suele ser: "todo para mi reino", que el pueblo me vote, porque soy la esposa de un dirigente, porque tengo un amplio respaldo económico de mis amigos o propio, porque soy gente "decente" y no tengo cola que me pisen. Pero solemos tropezarnos todo el tiempo con esas nada invisibles colas en el espectro político que se agitan y salpican.

Además, yo me pregunto: Ƒen dónde se ocultaron los proyectos que rebasen el de cada aspirante o el de su muy beneficiada familia y correligionarios? Y nada importa demasiado, la masa es enorme, habrá que hacerla votar en favor de mi causa, aunque después me lave las manos de tanto estrecharlas. Después de todo, ese contacto se limpia con jabón, y lo demás es sólo un acto de campaña que no afectará mi salud o mi cómoda vida privada. Que las masas se queden como están si consigo su voto.

Tal vez mis dudas en cuanto a la democracia se deban al ver la ignorancia flagrante que nadie intenta -de veras- paliar. El presupuesto no se da abasto y no vale la pena desperdiciarlo en las sandeces de la cultura (ciencia incluida). Y por más que se esgrimen, por ejemplo, buenas razones para dejar una tienda en terreno sagrado, aún existe un imaginario que envidiarían nuestros vecinos del norte, y que nosotros queremos obviar deseando incorporarnos al sueño beligerante de Buffalo Kid, por ejemplo. Porque las masas no tendrán nunca más importancia que la del voto. Y ese voto se consigue con palabras melosas que no comprometen más allá del día siguiente a la batalla en las urnas.

Entonces persisto: Ƒsirve realmente la democracia como la conocemos?

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