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México D.F. Sábado 23 de octubre de 2004
Construcción de gran envergadura destruye
el hábitat sin que Semarnat haga nada
Devastación institucional en el sistema
lagunar La Encrucijada, en Chiapas
Autoridades ambientales impiden a pescadores de la cooperativa
autónoma Río Arriba trabajar en la reserva, pero permiten
a una sociedad oficialista explotarla impunemente
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Tierra y Libertad, Chis., 22 de octubre. Los pescadores
zapatistas de la laguna Panzacola también tienen un video. Y lo
que muestra es la destrucción vasta, deliberada e institucional
de las lagunas Paluda y Panzacola, y otras partes del sistema lagunar de
La Encrucijada, también llamado Manglar Zaragoza. La Secretaría
de Medio Ambiente (Semarnat) efectúa, o permite, una construcción
de envergadura que está arrasando las lagunas, los manglares, los
tulares y los criaderos de camarón, tortugas y peces, como robalo,
lisa, pargo, y poniendo en peligro la población de lagartos y otras
especies del manglar.
Kilómetros y kilómetros de postes de concreto
recién clavados en el agua conforman grandes cercos a las lagunas.
En junio de este año empezó la destrucción de los
manglares y el arrasamiento de los tulares (''montes'' dentro de las lagunas).
El cayuco donde los pescadores llevan la cámara avanza entre el
muro de Gaza de Semarnat a mitad del agua. Se ve la vegetación
destrozada. Una voz en off comenta el panorama y don Rosalío
Ventura Ramos, el anciano pescador que lleva los remos, no deja de llorar.
Ha cosechado allí desde 1940. Ahora lo tiene prohibido. Y ve cómo
arrasan con las lagunas las autoridades que dicen "protegerlas".
Dice
un representante: "Han hecho una zona de desastre. Así se va el
pescado". Las lagunas y mangles sirven de refugio y criadero a muchas especies
del océano; su equilibrio ecológico es delicado. Los trabajadores
de Río Arriba sostienen que siempre han cuidado los recursos, y
quienes hoy los expulsan alegando "protección" son las verdaderos
depredadores.
Una gruesa manguera hunde un extremo en la laguna Panzacola
y el otro extremo sube encima de los tulares para vaciarla en un lugar
distante. Con el pretexto de desazolvar la laguna se destruyen los criaderos
de especies marinas de valor ecológico, comercial (y alimenticio
para los pobladores tradicionales). Se despoja a los pescadores de su riqueza
dos veces: una, impidiéndoles pescar en los territorios que reclaman,
y dos, ''vaciando'' Panzacola en otra parte, donde los pescadores ya no
tienen derechos territoriales.
Hace unas semanas, Semarnat y Profepa determinaron impedir
por completo el paso a los pescadores de la Cooperativa Río Arriba,
que desde 1987 reclaman su derecho sobre esas aguas de estero, y pertenecen
a un núcleo de pescadores en el lugar desde hace siete décadas.
A la vez, las dependencias federales permiten a miembros de la cooperativa
oficialista Los Cerritos, sin derechos sobre la laguna de Panzacola, explotarla
impunemente.
Auxiliados por agentes de la Procuraduría Federal
de Protección al Medio Ambiente (Profepa) y con el respaldo de la
Policía Sectorial de Chiapas, los cooperativistas de Los Cerritos
agreden sistemáticamente a los pescadores zapatistas y les ''confiscan''
sus embarcaciones e instrumentos de trabajo (remos, atarrayas), los golpean
y los amenazan, a nombre de las autoridades federales, ''hasta con ocho
años de cárcel''; en realidad, durante años sus derechos
estuvieron ya restringidos a la pesca de autoconsumo; ahora ni eso.
Habitantes de la hoy llamada reserva La Encrucijada (municipio
oficial de Acapetahua, en la costa del océano Pacífico),
los pescadores de la comunidad Arenal conforman la Cooperativa Río
Arriba, y pertenecen a una de las seis regiones del municipio autónomo
Tierra y Libertad, el cual se extiende de la selva Lacandona a la costa
pacífica, a lo largo de toda la frontera terrestre con Guatemala,
y abarca partes de la costa, la sierra y Soconusco.
A finales de 2003, la junta de buen gobierno (JBG) Hacia
la Esperanza, con sede en La Realidad, recapitulaba el problema: ''El 8
de febrero de 1987, un grupo de 54 pescadores auténticos solicitó
constituirse como sociedad cooperativa ante la Secretaría de Relaciones
Exteriores. Ya como Cooperativa Río Arriba, solicitaron al delegado
federal de Pesca un permiso de captura de camarón y escama en la
laguna de Panzacola, en los lugares Corral de Plato, Encantado, Paluda
y Estero Encajonado. La respuesta que obtuvieron fue que una vez que se
integrara el expediente, se les otorgaría la concesión''.
Esto nunca sucedió, aunque se integró el expediente hasta
el último detalle. (Como de costumbre, que den sus vueltas los indios,
que se entretengan con trámites, y así se pasen los años.)
Auspiciada por el gobierno, la Cooperativa de Bienes y
Servicios Los Cerritos, sin poseer derechos sobre esas aguas y tierras,
interpuso un amparo ante el juzgado cuarto de distrito en Tapachula. Este
resolvió a favor de Río Arriba. No obstante, la entonces
Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca negó
la concesión, alegando además ''que todos los documentos
dejaron de tener validez porque la ley se ha derogado''. Así, los
de Cerritos pudieron usurpar ''legalmente'' los derechos de Arenal.
Estos repitieron los trámites y, por añadidura,
pidieron el visto bueno de las demás sociedades cooperativas pesqueras.
La Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Industria
Pesquera del estado de Chiapas reconoció a Río Arriba su
área de posesión. En 1994 los pescadores autónomos
pagaron lo indicado por las autoridades federales, ''en la sucursal única
de Banamex en Acapetahua, quedando en espera de la concesión definitiva''.
Pero la entonces Semarnap otorgó el permiso a Los Cerritos, sin
pertenecer a esa área y sin llenar los requisitos.
Desde los años 80, Seguridad Pública ha
desalojado y agredido a los pescadores de Río Arriba, que no dejan
de reclamar sus derechos de explotación. En 1998 fueron desalojados
y golpeados por la policía de Roberto Albores Guillén, con
un saldo de varios heridos y detenidos.
Ahora, la cooperativa Los Cerritos mantiene bloqueados
los accesos y si detecta el tránsito de integrantes de Río
Arriba, ''los detiene y golpea sin piedad''. Tales acciones han sido asesoradas,
aseguran los afectados, por funcionarios federales. Y la policía
estatal protege estas agresiones. Según los pescadores, las instancias
gubernamentales y las leyes ''sirven a los que ofrecen dinero''.
Esplendor lacustre en riesgo
Los representantes de los pescadores zapatistas muestran
el más reciente documento de escrituración de la sociedad
cooperativa Río Arriba, de la notaría pública 31 del
estado y del Patrimonio Federal en Tuxtla Gutiérrez, cuyo titular
es Roberto Reyes Cortés.
También exhiben un amplio estudio del Centro Regional
de Pesca de Salina Cruz, Oaxaca, fechado en 1995, donde se avala ''el incremento
de esfuerzo en el sistema lagunar Chanuto-Panzacola de Chiapas'' de la
cooperativa.
Según los autónomos, la cooperativa de Los
Cerritos posee permiso para pescar en la laguna del mismo nombre, pero
en años recientes ha decidido invadir Panzacola, desplazando por
la fuerza a los pescadores originales.
El sistema de lagunas, pampas y manglares de La Encrucijada
comprende 144 mil hectáreas en los municipios de Acapetahua, Huixtla
y Villa Comatitlán. Este 19 de octubre, el diario tuxtleco Expreso,
citando fuentes oficiales y testimonios de pescadores, informaba que
ese notable estero tuvo una excelente población de manglares, una
madera muy codiciada para los trabajos de ornato, pero se ha empobrecido
la población del mangle por "descuido" de Semarnat.
''Crujen los muebles, ciegos, perdidos en la selva que
fueron, sin poderse reconocer'', escribe Luis Cardoza y Aragón en
su Pequeña sinfonía. El video de los pescadores rebeldes,
tan extenso como el recorrido en lancha y cayuco de Tecualpa a Cerritos,
Panzacola y La Paluda, retrata una afectación grave y en curso de
la riqueza costera. ''Todavía tienen allí cinco máquinas
trabajando'', dicen los representantes de Río Arriba, que desconocen
si las obras las realiza alguna constructora privada, pero lo sospechan.
Y con evidente protección de Semarnat y Profepa.
Insisten en que al filmar su testimonio, corrieron un
riesgo importante. Lo hicieron a escondidas de los pescadores de Los Cerritos
y los inspectores de Profepa, ''que nos hubieran quitado la cámara
y a lo mejor nos hubieran detenido''.
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